Declaraciones insistentes de algunos personeros de la Iglesia, que critican la rigurosidad de la Ley Seca en esta Semana Santa, han sorprendido tanto a feligreses como a ateos. Ayer Cardenal Urosa pidió «hacerle algunos ajustes a nivel de los restaurantes», como para suavizar la cosa y practicar alguito de populismo con los aficionados a echarse palos y con el negocio de la bebida. Aunque admitió que era una buena resolución para evitar mayores accidentes en las vías y que estaba de acuerdo con la medida. Pero hoy otro personero de la Iglesia (padre Freites) habló de que dicha medida atentaba contra la «libertad individual» y que era expresión del «autoritarismo» del gobierno. No le pararon a las estadísticas que ya están indicando los efectos positivos en la disminución de accidentes y de hechos delictivos. Parece que los grandes empresarios del alcohol solicitaron sus buenos oficios.