Por: Nubia Piqueras Grosso
Diseño: Santiago Calderón
Tan añejo como el más exquisito ron, resulta el fenómeno de las bases militares en el mundo. Pero a diferencia del primero, este último sobresale por su peculiar mal aliento; ese que suelen dejar las guerras silenciosas.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial y emerger el bloque socialista, Estados Unidos sintió la necesidad de enfrentar la amenaza, sobre todo cuando ellos podían ser el principal punto de mira en este nuevo giro planetario.
La existencia de dos bloques, opuestos entre sí, ofreció desde entonces al mundo una cierta estabilidad que fue saboteada por la llamada “guerra fríaâ€, cuyas minas aún sin explotar representan un peligro en nuestros días.
Aun cuando reina el unipolarismo, las bases permanecen como reflejo del hegemonismo que Washington intenta imponer al mundo, por tanto no resulta extraño que cerca del 95 por ciento de estos enclaves militares sean propiedad norteamericana.
Estados Unidos tiene instalaciones de este tipo en todo el mundo, con el objetivo, entre otros, de proteger sus intereses económicos en las regiones donde se asientan.
Esto se evidencia en el espacio geográfico en que se sitúan las bases, generalmente próximas a pozos de petróleo, gaseoductos y otros recursos naturales.
http://www.prensalatina.com.mx/media/Base/Index.html