Salvador allende, un siglo de su nacimiento

Allende  mito y símbolo
Una de las particularidades de la figura de Salvador Allende, es el carácter mitológico y simbólico que pesa sobre su figura, estableciendo un doble o incluso triple juego, la imagen ética de un hombre que muere por sus ideales, el recuerdo de un país, de una historia extinguida y  la permanente campanilla de advertencia a los poderes fácticos dispuestos a derribar a toda costa, experiencias análogas.  
 
El mito sin embargo, puede traer consigo una carga negativa porque despega al personaje de la historia, generando un proceso mental y social inmovilizador.
 
En la acción política nadie puede pretender revivir mitologías porque su función no es otra que explicarse los sucesos, redundando en versos, canciones,  historias de sobremesa dignas de un análisis estético político, por el papel relevante que cumplen en la imaginería popular, pero desfasada de una práctica. 
 
Allende sin embargo como símbolo,  se integra a las luchas cotidianas porque en su figura, cobra sentido todo un proyecto histórico clausurado,  pero en ningún caso abandonado completamente, muere como dicen “con la bandera al tope” permitiendo que nuevas generaciones recojan el legado, del médico masón y socialista que fue capaz de asumir la responsabilidad de personificar una propuesta social y revolucionaria para su tiempo.
 
El aparato simbólico que genera Allende, supone una unidad entre su figura y un imaginario político, es decir la utopía, sin saberlo el hombre de las gafas y de vestir elegante, se transformó en un ejemplo de futuro.
 
Muchos quisieran tratarlo como material abandonado, sin embargo chocan con la estructura simbólica de su presencia,  porque en ningún caso la sociedad les da a sus sepultureros, el carácter de ser reconocidos ellos mismos,  dentro de un límite histórico determinado, como nos dice el dicho “pasan sin pena ni gloria” mientras la figura del olvidado se potencia.


A un siglo de su nacimiento, aún está vivo compañero presidente………..