Son 21 años, pero cada vez que se acerca la fecha se acercan con ella el dolor, la indignación, la dignidad de un pueblo que no soportaría más ser pisoteado y que hoy, 21 años después evoca no sólo a sus muertos, a sus desaparecios y humillados sino el tránsito definitivo hacia una nueva forma de transformar el país. El 27 de febrero emergió raudo el poder popular. Ese día nos hicimos participativos y protagónicos, derecho que no abandonaremos nunca más.