La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, fue suspendida durante 180 días, mientras se adelanta un juicio en su contra. /EFE
Cambia el panorama político de Latinoamérica
El inicio de un juicio de destitución política contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, plantea interrogantes sobre el futuro de los gobiernos izquierdistas en la región.
Dilma Rousseff está a punto de ser destituida de su cargo en Brasil. Nicolás Maduro, arrinconado ante el inicio de un referendo revocatorio en su contra. La era Kirchner ya se acabó en Argentina. Evo Morales no podrá buscar la reelección en Bolivia. Rafael Correa no quiere reelegirse en Ecuador. Un juicio apresurado concluiría que estamos ante el fin de la nueva izquierda latinoamericana. Un juicio más mesurado diría que la izquierda está cabizbaja, que se puede renovar y que comienzan nuevos ciclos. Lo evidente es que hay un cambio en el panorama político latinoamericano. Cambio que se hace más drástico cuando Brasil, el gigante, cae en la inestabilidad por el proceso de impeachment (destitución política) contra su presidenta.
La aprobación en el Senado del juicio político contra Rousseff estaba cantada. Si la misma votación se repite cuando se decida la fase final del juicio, la jefa de Estado será definitivamente removida de su cargo y en su lugar asumirá Michel Temer, su vicepresidente y ahora archienemigo. La destitución de Rousseff no sólo pondría fin al mandato de la exguerrillera izquierdista de 68 años, que en 2011 asumió como la primera presidenta de ese país, sino que marcaría el fin de más de 13 años de gobierno del emblemático Partido de los Trabajadores (PT).
Este aparente ocaso de las izquierdas comenzó en el sur de Suramérica, en diciembre de 2015, cuando Cristina Fernández de Kirchner entregó la Presidencia después de ocho años de mandato. Así llegó el fin de doce años de kirchnerismo, que habían comenzado con Néstor Kirchner en 2003 y seguido con dos períodos de su esposa. Por ley, la presidenta peronista de centro-izquierda no podía reelegirse el año pasado para un tercer mandato, así que apostó a que su proyecto político fuera continuado por Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires. Pero Scioli perdió frente a Mauricio Macri en la segunda vuelta electoral. Macri es exalcalde de Buenos Aires, magnate y empresario de derecha, neoliberal, defensor del libre comercio y la libre empresa.
Días después del triunfo de Macri, la oposición venezolana logró una victoria histórica en las elecciones legislativas de diciembre de 2015, en las que ganó una supermayoría en la Asamblea Nacional, poniendo fin a 17 años de hegemonía chavista. Desde que la nueva Asamblea asumió funciones, la oposición ha buscado las vías legales para sacar al presidente Nicolás Maduro del poder. Hasta ahora, la única vía que ha prosperado es la del referendo revocatorio, que constitucionalmente se puede hacer cuando el jefe de Estado está en la mitad de su mandato, como lo está Maduro ahora. A finales de abril comenzó la recolección de firmas que ya fueron presentadas al Consejo Nacional Electoral (CNE), instancia que deberá avalarlas para hacer un llamado oficial al referendo. Si el plebiscito se hace este año y gana el voto contra Maduro, se tendría que convocar a elecciones. Si se hace el próximo año y gana el voto contra Maduro, el vicepresidente, Aristóbulo Istúriz, asumiría la Presidencia hasta 2019.
En Bolivia, en febrero de este año, Evo Morales, otro icónico representante de la izquierda, no consiguió abrirse camino para la reelección. En un referendo, los bolivianos dijeron no a otro mandato de su presidente, que pretendía presentarse a las elecciones en 2019 y prorrogar su gestión hasta 2025. En 2019, entonces, se acabará la gestión del primer presidente indígena del país, quien llegó al poder en 2006 con el partido Movimiento al Socialismo (MAS) y se ha mantenido ahí durante más de una década. Ese año tampoco podrá ser candidato su vicepresidente, Álvaro García.
En Ecuador, el presidente Rafael Correa optó por no presentarse a la reelección. No participará en los comicios generales de 2017. No obstante, logró que en el legislativo, con mayoría oficialista, fuera aprobada una enmienda constitucional que aprueba la reelección indefinida, con una legislación transitoria para que rija sólo a partir de 2021. Los militantes del partido de Correa, Alianza País, han dicho que confían en que el presidente tomará las medidas necesarias para garantizar la continuidad del proyecto político que él llamó “Revolución ciudadana†y que ha impulsado desde 2007, cuando asumió su primer mandato.
En Cuba, referente de todas las izquierdas mencionadas, la era Castro llegará a su fin. Ya el presidente Raúl Castro anunció que en 2018 se retirará. Eso quiere decir que en ese año, por primera vez desde la Revolución del 59, no habrá un miembro de la familia Castro en el poder. El inicio de un proceso de restablecimiento de relaciones con Estados Unidos es otro hecho que marca la transformación de la isla en el futuro.
En medio de este panorama, el que parece más estable es el presidente de Nicaragua, el sandinista Daniel Ortega, que llegó al poder en 2007. Desde 2014, la Asamblea Nacional de ese país aprobó una reforma constitucional que le permite a Ortega, quien lleva tres mandatos continuos, presentarse indefinidamente a la reelección.
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