La Agencia de Reporteros sin fronteras en entrevista con Tanja N y Jesús Santrich. En pleno desarrollo de las conversaciones de Paz en la Habana, estos dos miembros de la Delegación de Paz de las Farc ilustran a los internautas sobre asuntos no menos importantes.
Reiterativa la paranoia mediática del jefe del CD, el senador Alvaro U, en exigir cárcel para la dirigencia de las Farc, deja entrever su nerviosismo en medirse desarmado en la plaza pública a un partido que surja firmado el Acuerdo Final, bautizo que hasta hoy las Farc no se pronuncia.
Así lo explica Santrich, «Efectivamente, nadie hace un acuerdo de paz para irse a la cárcel; mucho menos cuando nuestro alzamiento armado de más de medio siglo ha sido una reacción a las injusticias, la miseria, la desigualdad y la exclusión política que ha impuesto el bloque de poder dominante…»
Y añade para mayor claridad del ex presidente Uribe y de todos los que se creen impolutos e inmaculados, «Agregaría que la Jurisdicción Especial para la Paz “JEP†no está diseñada para favorecer o aplicársela exclusivamente a las FARC; se establece para aplicarse a todos quienes han hecho parte del conflicto, sean o no actores armados».
La reingenieria del modelo carcelario es un componente básico para una Paz creíble e igualmente sostenible. En diversos pronunciamientos las Farc desde la Habana han expresado su inconformidad de como el gobierno de Santos maneja los centros de reclusión a cargo una de la instituciones más corruptas del país, el INPEC – Instituto Penitenciario y Carcelario de Colombia – . El Estado colombiano carece de una política carcelaria humana, sólo aplica la máxima de la jurisprudencia del derecho colombiano , «a nadie se le niega una medida de aseguramiento», hacinando a presos políticos y los sindicados y condenados por delitos de pobreza.
Pero leamos a Tanja sobre este drama nacional. «La Jurisdicción Especial para la Paz es innovadora en el sentido que propugna un giro de una justicia punitiva hacia una justicia reparadora y prospectiva. Esa nueva visión debe cambiar no solamente el enfoque de la justicia, sino también del sistema carcelario. El futuro debe ser el de un país moderno con soluciones sensatas, sociales a los problemas. En términos carcelarios, eso significa un sistema que repunta a la re-socialización y la reincorporación de los presos en la sociedad…»
Tanja va al grano y precisa lo que debe suceder firmado el Acuerdo F, en diáfana referencia a los prisioneros de guerra de su organización, «En primer lugar, una amnistía general y su subsiguiente liberación. Ellos y ellas, después de la firma del Acuerdo Final, van a salir de la cárcel. De ahí, los y las que así lo deseen, se trasladarán a las Zonas Veredales Transitorias “ZVTâ€. Los y las que tengan que responder a la Jurisdicción Especial para la Paz lo harán desde estas Zonas, como cualquier otro/a integrante de la guerrilla. Entretanto trabajamos para mejorar sus condiciones carcelarias, que como es conocido, son deplorables. Sin entrar ahora a profundidad en esa materia, sí quiero decir que las condiciones en las cárceles colombianas levantarían serias preocupaciones en cualquier país del mundo. En Colombia, no pasa nada».
ANNCOL con regularidad registra las denuncias que vienen de las cárceles, nuestro director, Joaquín Pérez Becerra puede dar fe de las arbitrariedades de los guardianes con los reclusos en custodia.