Por: Marcela Zuluaga – septiembre 21 de 2016
En el mes de febrero nació el movimiento social francés Nuit Debout o la Noche en Pie en español. Se puede decir que ha sido una respuesta al anuncio de una reforma al código laboral con la que el gobierno de François Hollande pretende imponer la flexibilización laboral y que encontraba una fuerte oposición entre sectores ambientalistas, estudiantiles, sindicales y de desempleados.
El movimiento empezó con una petición en línea donde se argumentaba, principalmente, que la precariedad laboral en Francia es alta y que la ley de reforma laboral intensificaría una aguda situación. Paralelo a esto, surgió una campaña en las redes sociales a la que se adjuntaron testimonios de personas que soportan condiciones de precariedad en sus trabajos.
En un segundo momento, se movilizaron los estudiantes de los colegios, los liceos, las universidades y los sindicatos de trabajadores y entre marzo y mayo se realizaron al menos diez jornadas de movilización nacional, que incluyeron marchas y ocupaciones de edificios públicos, para demandar, inicialmente, cambios en la propuesta de reforma y, luego, para pedir su retiro del Parlamento. Sin embargo, porque el gobierno propuso endurecer aún más el primer proyecto, por lo cual se radicalizó la protesta, una de las más grandes en la historia reciente de Francia.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el desempleo en Francia para este año alcanza los tres millones de personas, de las cuales una de cada cuatro es joven. Ante esto, en 2006 se realizaron movilizaciones que, según la Confederación General del Trabajo (CGT), congregaron al menos a 700.000 que se manifestaron en contra de la llamada Ley de contrato del primer empleo (en francés Contrat première embauche), que implicaba que a los menores de 26 años los pudieran despedir sus empleadores sin tener que justificar motivos, lo cual rompía con una medida de 1973 contemplada en el Derecho laboral.
Julie Massal, ciudadana francesa que ha sido docente de la Universidad Nacional de Colombia durante 11 años y ha trabajado temas de movilización social, democracia y migraciones en los países andinos, en entrevista con El Turbión, comparte sus reflexiones sobre la reforma laboral francesa, el movimiento Nuit Debout y el papel del trabajo en la sociedad.
Marcela Zuluaga: –¿Cómo surge el movimiento Nuit Debout?
Julie Massal: –Paralelamente a las marchas de los trabajadores surgió el movimiento Nuit Debout, que ha sido convocado principalmente por artistas y, particularmente, por el realizador del documental “Merci Patron!†[François Ruffin], donde también se habla de las condiciones de trabajo. Entonces, fueron convocadas muchas personas del sector cultural que están también en situación de precariedad y llamaron a un encuentro en la noche en la Plaza de la República de París.
Al principio, no se esperaba que fueran a tener tanta acogida, pero en los primeros treinta días hubo una afluencia bastante grande, de más de mil por noche, y se empezaron a organizar debates. Todas las noches había una asamblea en la que todos los presentes podían participar y contar sus condiciones de vida y trabajo. También se empezó a lanzar un debate de fondo sobre la democracia, el sistema político y el medio ambiente, entre otros temas, con el objetivo de generar alianzas con otros movimientos sociales que ya se han movilizado.
MZ: –¿Cuáles son las principales dificultades derivadas de esta reforma laboral?
JM: –Un primer aspecto es todo lo que tiene que ver con las condiciones de trabajo. Por ejemplo, son 35 horas de labores por semana, pero esto no se aplicaría tal cual sino que dependería de cada empresa, es decir, ya no sería según un acuerdo por sector o rama sino por empresa, pudiendo la empresa decidir que un trabajador debe trabajar 60 horas a la semana. También se reduce el pago de los horarios suplementarios, lo cual disminuye la posibilidad de organizar el presupuesto del trabajador. También hay una dificultad y es que la empresa va a poder negociar contratos por días o por ‘obra labor’, lo cual es bastante cuestionable.
MZ: –¿Qué considera que debe representar el trabajo en la sociedad francesa?
JM: –Actualmente, hay un tema de desempleo muy fuerte: son más de tres millones de desempleados según las estadísticas y, sobre todo, hay mucha gente en condiciones precarias, sin contratos de trabajo fijo. Entonces, la idea que cuestiona un poco esta ley es cómo vamos a repartir mejor el trabajo para que no haya gente que tenga 60 horas de trabajo a la semana y otros que no tengan nada de trabajo. Es un tema de cómo pensar el papel del trabajo o rol en la sociedad para repartirlo, para distribuirlo y no para crear más competencia entre los trabajadores.
MZ: –¿Cuáles con las principales críticas al uso del Artículo 49.3 de la Constitución francesa para imponer una reforma?
JM: –El Artículo 49.3 es una medida que busca usar el gobierno para evitar un debate en la Asamblea. En este caso, se decide que este proyecto no se va a debatir como debería ser según el procedimiento normal sino que se va a imponer. La única que tendría la Asamblea para oponerse es una moción de censura contra el gobierno y para eso se necesitan bastantes votos.
Lo que ha pasado es que el proyecto ya pasó por la Asamblea dos veces y fue impuesto por el gobierno con el Artículo 49.3 porque no hubo suficientes votos por la moción de censura. También pasó por el Senado y ahora volvió a Asamblea Nacional, y probablemente en los debates que van a darse sobre algunos puntos que están dentro de la reforma del Código Laboral y en la decisión final el gobierno usará nuevamente el Artículo 49.3 para restringir la votación de la Asamblea.
MZ: –¿Cuáles considera que son los principales aprendizajes de las jornadas de movilización, debates y protestas sociales en Francia?
JM: –El movimiento Nuit Debout ha sido interesante porque hay una diversidad de personas a nivel sociológico: hay estudiantes, desempleados o gente que tiene trabajo pero en condiciones laborales difíciles y eso ha permitido un encuentro y un intercambio de vivencias entre las personas. Creo que una de las cosas que ha sido más interesante ver es, justamente, esa necesidad de liberar la palabra, porque mucha gente se sentía con una enorme dificultad para poder criticar el modelo, dado que, justamente, esto hace pensar en el futuro individual y era difícil organizar la movilización. Creo que eso puede impactar en las conciencias de las personas y tener un efecto colectivo a largo plazo.
También creo que un aspecto importante es la forma de buscar alianzas entre diferentes movimientos sociales, sobre todo entre los urbanos y los rurales. Además, hay movimientos ecologistas que también tienen reivindicaciones comunes con éste, por ejemplo, cómo pensar una sociedad más justa con un trabajo más equitativo y pensar otras formas de trabajar la tierra. Entonces, estos movimientos se están encontrando y van a ser interesantes las alianzas que se pueden formar para no estar en un futuro cada uno por su lado sino buscar algo más colectivo.
MZ: –¿Qué desafíos tiene ahora la movilización social en Francia?
JM: –Lo que se puede ver es que el movimiento ya está mermando: ya no hay tanta gente reunida en la plaza ni haciendo los debates y desde junio las marchas también han disminuido. Entonces, la principal duda va a ser cómo estos movimientos van a lograr generar nuevas formas de movilización para volver a llamar a las personas, principalmente porque en septiembre y octubre se van a dar otros desafíos económicos que generalmente suscitan la movilización.
Hay precariedad en todos los sectores, en el público, en el laboral, en el estudiantil, y creo que va a ser necesario poder contrarrestar esas dificultades de organizar la movilización. También se ha presenciado una tendencia desde el gobierno actual a usar una respuesta bastante represiva ante la movilización y eso ha generado mucho malestar, tanto en los movilizados como también dentro de la Policía y las fuerzas del orden, y eso va a ser muy importante que se pueda debatir y procesar porque puede generar enfrentamientos más duros a futuro.
MZ: –¿Qué lectura tiene sobre el trato de la Policía hacia los manifestantes?
JM: –En el contexto de los atentados que hubo el año pasado, la movilización de la Fuerza Pública en todos los eventos públicos ha sido reforzada. Esto ha hecho que, efectivamente, haya por una lado una necesidad de demostrar que la Policía protege a los ciudadanos, pero, por otra parte, también esos enfrentamientos con los movilizados han dejado un sinsabor que incluye a algunos sectores de la Policía que sienten que la imagen de ellos se está afectando por eso.
Es importante ventilar todas las dificultades internas que hay en las fuerzas del orden porque hay que tomar en cuenta que ese modelo que se está usando en Francia y que es bastante represivo no está acorde con otros modelos del mantenimiento del orden que hay en otros países europeos, como Alemania y los países escandinavos, donde hay muchos menos enfrentamientos y creo que se hace necesaria una reflexión sobre el contexto de un modelo represivo frente a la movilización que hace que los derechos a la libre manifestación y a la libre expresión se vean cada vez más en peligro.
Si encuentras un error, selecciónalo y presiona Shift + Enter o Haz clic aquí. para informarnos.