A pocos días del plebiscito, un sector mira con esceptiscismo la posibilidad de zanjar el capítulo de la guerra en el país suramericano. Este jueves, el principal vocero por el «no» reiteró su posición y, entre líneas, se prefiguró como candidato a la presidencia en 2018.
Para el ex mandatario y ahora senador de Colombia, Álvaro Uribe, está claro: el acuerdo de paz que será refrendado este domingo tiene un «diablo escondido».
En una entrevista publicada este jueves en el ‘The New York Times‘, el principal promotor de la opción del «no» reiteró las razones por las que se opone a la desmovilización de la guerrilla, pese a que él mismo apoyó un proceso similar que benefició a los paramilitares responsables del 58% de las masacres perpetradas en ese país, según los datos de Grupo de Memoria Histórica.
«Aquí lo que se va a crear es más indignación y más rencor porque se le perdona todo al terrorismo, que es el cartel de cocaína más grande del mundo. Y ese terrorismo ni siquiera pide perdón, ese terrorismo ni siquiera expresa arrepentimiento», afirmó Uribe.
¿Por qué no?
La campaña del no, encabezada por el Centro Democrático, está contra el acuerdo por tres razones: la supuesta «impunidad» para la agrupación guerrillera, la posibilidad de que las Farc de incorpore a la vida política y los términos de la denominada «justicia transicional».
El hecho de que el grupo insurgente, con raigambre de izquierda, tenga participación en la vida política colombiana -fuera de lucha armada- es impensable para Uribe. El ex mandatario alega que no deberían incorporarse aunque, paradójicamente, afirme que quiere «un país donde haya tolerancia a las ideas ajenas».
A la luz del acuerdo, las FARC sólo podrán hacer vida política una vez que dejen las armas, en un proceso que será vigilado y acompañado por organismos internacionales. Además, tendrán la posibilidad de detentar cargos políticos únicamente mediante el voto popular.
Sobre la supuesta impunidad por delitos de lesa humanidad, el acuerdo establece otra cosa: no están sujetos a amnistía, indulto o beneficio procesal. Según lo pactado, también se creará un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición para permitir la investigación y sanción de faltas graves «con mecanismos extrajudiciales complementarios».
Pero Uribe ni sus partidarios tiene fe en ese pacto. Lo que exigen es que se reabra el debate sobre los términos del acuerdo que se zurció por casi cuatro años. «Si quieren la paz, renegocien», dijo.
Uribe 2018
El ex mandatario ha señalado a Santos de ser permisivo con las FARC y supeditar la democracia a sus deseos «en nombre de lo que él llama paz». Las acusaciones han subido de tono en las últimas semanas y es comprensible ante la inminencia de la consulta.
La jugada del senador ha sido frontal. Un análisis publicado hace un mes por la revista Semana aventuraba una hipótesis de por qué Uribe apostaba todas sus cartas al «no» si todas las encuestas le dan una ventaja al «sí» en el plebiscito de este domingo: la opción de capitalizar la oposición a Santos, de cara a los comicios presidenciales de 2018.
En la entrevista al diario norteamericano, Uribe ventiló ese propósito. Para él, la campaña por el «no» es una oportunidad para «conversar con los colombianos, caminar por las calles y caminos de Colombia y (…) buscar un buen gobierno para el 2018».
Nazareth Balbás