Henry Ramos Allup (Foto archivo)
Henry Ramos Allup (Foto archivo)

Por: Richard Canán / PSUV / Diciembre 21/2016

Sin pena ni gloria se va el inefable bufón de la Asamblea Nacional.

A todo pulmón Allup aseguró a sus despistados e incautos seguidores que en solo seis meses arrasaría con el Gobierno Bolivariano, con el Presidente de la República y con todas las instituciones públicas.

Nada de esto cumplió. Durante su mandato solo logró descargar todo su odio en contra de las autoridades del Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Nacional Electoral. Todo un derroche de misoginia y desprecio hacia las mujeres venezolanas y los servidores públicos.

Pasó todo un año, y el que se va por la puertita de atrás a ocupar su curulito es el diputado Allup. En su fracasado palmarés al frente de la Asamblea Nacional, quedará nada menos que convertir al Poder Legislativo en una entelequia colmada de inoperancia y futilidad.

Con gran torpeza e ineficacia política, dirigió a la derecha al abismo. Dilapidó su ventaja numérica en la Asamblea, para infantilmente entrar en desacato por la desobediencia frente a los procedimientos administrativos y judiciales adelantados para subsanar los delitos electorales descubiertos en el estado Amazonas. Un error que los entrampó todo el año.

Es así, que por la soberbia y la malcriadez del diputado Allup y compañía, se pasaron todo el período legislativo entre faltas de quorum (34) y aprobaciones de aberraciones jurídicas sin ningún tipo de validez o sustento legal. Solo llenaron sus archivos con un conjunto de hojas mal engrapadas. Puro verbo estéril que se llevará el viento al rincón del olvido. Los guapetones de barrio prometieron que asaltarían el poder político cavando un túnel desde la Asamblea hasta Miraflores, pero se tropezaron con un pueblo firme, consciente y decidido que defendió a capa y espada su Revolución Bolivariana. Una roca sólida e infranqueable.

Pero Allup no actuó solo en este desastre.

La acumulación de errores de la MUD y sus diputados estrellas fue durante el año 2016 como para coger palco. Totalmente disociados y embriagados por el asalto a la Asamblea, apostaron al apocalipsis apoyando cuanto disparate se les ocurría a los pseudolíderes de su fauna para intentar salir del Gobierno. Entre tantas alucinaciones y salmos esotéricos, terminaron terminaron recitando día y noche, en estado de nirvana: renuncia, referendo, enmienda, elecciones adelantadas, bis, bis. Todos están de manicomio.

Allí se quedaron embarcados. Alucinados. Hundidos en sus ambiciones sectarias anularon el funcionamiento del poder legislativo. Se suicidaron políticamente. El ungido Allup fue perdiendo todo su capital político (de “presidenciable”), arrastrando consigo hacia el abismo a la Asamblea Nacional, la cual ha quedado totalmente degradada a un muro de piedras, sin alma, sin debate político y sin capacidad de maniobra.

Allup defraudó a todos sus seguidores con sus disparates y errores. Nada de lo que planteó al frente de la Asamblea Nacional cuajó por sus torpezas y las divisiones internas. Nunca pudo controlar a los monstruos. En la penúltima sesión de su malograda gestión, salió con los ojos desorbitados, gritando traidores a los diputados opositores que impidieron el quorum reglamentario. Se despepitó en recriminaciones contra sus viborosos socios de la MUD.

De otro lado de la Mesa le respondieron. El líder temporario de la extrema derecha neofascista, Freddy Guevara, soltó con desparpajo que “debemos refundar la unidad. Esta lucha nos ha costado mucho socialmente y humanamente. Se ha sacrificado demasiado y uno puede esperar que los obstáculos vengan de la acera de en frente, pero no se puede aceptar o ser cómplices cuando el obstáculo viene del lado de la oposición”. Una falsa pataleta, porque Voluntad Popular ha jugado con todos los hierros a torpedear las iniciativas de la MUD. Su agenda es la violencia fascista y el empoderamiento del sifrinaje mantuano para restaurar sus privilegios perdidos.

En el medio de los reclamos y recriminaciones quedaron los insulsos diputados “ausentes” de Un Nuevo Tiempo. Acusados de divisionistas, obstruccionistas y asalariados del gobierno. Ante el despiadado bullying de los partidarios opositores, sus líderes tuvieron que salir a ripostar, diciendo que “Un Nuevo Tiempo no tiene que darle muestras de unidad a nadie, le rendimos cuentas a nuestro pueblo, porque la unidad democrática no tiene dueño ni conserje”. Así están los ánimos y amores entre la fauna opositora. En la supuesta ¿Unidad?

Allup deja el rancho ardiendo. Los partidos de la oposición están más divididos y enfrentados que nunca y han dejado a sus partidarios bien deprimidos, confundidos y extenuados por andar siguiendo del timbo al tambo los disparates y locuras de sus disociados líderes.

La ambición no tiene cura. Allup sembró la división y la desconfianza y solo cosechará enemigos en su obcecada lucha a muerte por asaltar la silla presidencial.

Richard Canán

Sociólogo