Por: ALDEMARO BARRIOS
Se puede imaginar lo feliz y ocupado que estaría Alí Primera en estos tiempos, organizando por aquí, cantando y movilizando gente por allá, y, aunque pareciera increíble, su canto sigue siendo la llama encendida de la conciencia histórica del pueblo venezolano.
Cuando Alí Primera muere el 16 de febrero de 1985, era víspera de Carnaval, pero el luto se regó como un manto oscuro en los rostros de los venezolanos cuando el diario El Mundo tituló en primera página el fatídico suceso ocurrido en La Bandera, esa madrugada.
El poeta Negro Acosta Márquez, su amigo y voz coro de algunas de sus canciones, nos recordaba que Alí había estado grabando esa madrugada lo que fue su última producción discográfica, hablaron y, como siempre, el cantor del pueblo lo animó a seguir haciendo el trabajo político en los barrios, en los caseríos con los campesinos, en las bases sociales desde donde se nutría la canción de Alí. Esa última producción fue recogida por su hermano José Montecano titulada Por si no lo sabía.
Sus compañeros de la lucha de los 60 lo recuerdan cuando cayó preso en la Universidad Central de Venezuela donde estudiaba química, fue trasladado a la Digepol. Su militancia y su activismo protagónico en el Partido Comunista de Venezuela le valieron persecución y luego prisión, era el año de 1966. Retenido en ese centro de torturas padeció una fuerte afección de salud, que le obligaba a comer una dieta estricta. Héctor Rangel recuerda que, para entonces, Alí no era el cantante popular que destelló luego en los años 70. Rangel memoriza que días después Alí fue trasladado a la Cárcel Modelo, los policías de la Digepol seguían llevando la comida de dieta a Alí, “en el despelote la policía no se percató que él ya no estaba allí, sin embargo, durante una semana su plato de dieta lo comieron sus compañeros de prisión hasta que los esbirros se dieron cuentaâ€.
Cuando muere (1985), Alí Primera ya era un cantor reconocido por el pueblo venezolano, mas no por la radiodifusión pública ni privada , pero su canción caló especialmente en los cuarteles, el pueblo soldado lo escuchaba y pudo con su poesía y su canto abrir las conciencias de hombres como Hugo Chávez, lo demás es historia viva.
El calado simbólico de la música de Alí Primera fue tan profundo en el pueblo venezolano que hoy muchas de sus canciones como Vamos gente de mi tierra, su primera grabación profesional realizada en la República Democrática Alemana a principios de los años 70, siguen convocando a este pueblo insurgente a continuar luchando por sus derechos y por un mundo mejor. A pesar de no estar físicamente, su espíritu, su canción sigue motivando a la gente a recorrer las calles, barrios y pueblos de Venezuela como lo soñó Alí Primera por siempre.
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