Nuevamente América Latina es escenario de golpes blandos con el propósito de evitar el ascenso de la izquierda en el continente. El caso más reciente es Hondura, donde se pretende ocultar un resultado electoral que, evidentemente, atenta contra los intereses oligárquicos e imperiales. Este es un hecho bochornoso y quienes siguieron atentamente la progresión de los acontecimientos electorales se pudieron dar cuenta que pasada poco más de la mitad del reconteo de votos existió una ventaja apreciable por parte del candidato de la oposición anticorrupción y antidictadura, Salvador Nasralla, en alianza con el partido del expresidente Manuel Zelaya, quien sufrió un golpe de estado en 2009.
Resulta que mientras van arrojando estos resultados los equipos de cómputo comienzan a presentar desperfectos técnicos, e incluso hay un fallo en la corriente eléctrica. Cuando se restablece ya no era Nasralla, sino el candidato oficialista, Juan Osvaldo Hernández quién va al frente. Algo similar ocurrió en México en 1988, lo cual nos da la idea de que alguien es quien ha manipulado la ocurrencia de estos acontecimientos.
En esta coyuntura se ha demostrado la hipocresía de los personajes de la región, quienes se dicen defensores de la democracia y los derechos humanos , empezando por la OEA y terminando en aquellos presidentes que acosan a Venezuela por supuestas violaciones de estos preceptos, manejandolos términos de acuerdo asu conveniencia política.
El observador en representación de la OEAes Jorge Quiroga, personaje siniestro de la política boliviana, quien está asociado a lo peor de ese país desde hace muchos años y pertenece a la embajada estadounidense en La Paz. Además,es enemigo político de Evo Morales. Este señor no hizo ningún pronunciamiento al respecto, en cambio los observadores de la Unión Europea manifestaron la existencia de irregularidades antes, durante y después de los comicios. Por supuesto, esto no ha tenido ningún tipo de repercusión pues existe un silencio internacional ante tales hechos.
Recordemos que Honduras es un país estratégico para el Comando Sur de los Estados Unidos. Cuenta con tres de las mejores pistas para aviones de alto calado, seguidas por las de Colombia y Paraguay, las cuales, todas juntas, componen la operación militar “Salto de Ranaâ€, que está prevista en caso de que ocurra algún tipo de conflicto en la Región. A esto se suma que es frontera con El Salvador, país que es gobernado por el Frente “Farabundo Martí†de Liberación Nacional y Nicaragua con Daniel Ortega al frente del Frente Sandinista; ambos gobiernos forman parte de la lista negra de Washington en el continente y, por tanto, les convienen tener a Honduras bajo su dominio.
A todo esto se agrega, para colmo de males, que el presidente se presentó como candidato violando la Constitución y la legislación hondureña, pero todos están de acuerdo con el resultado de las elecciones, cuando lo que se debe hacer es convocar a nuevas elecciones bajo supervisión internacional, porque ya ni el Tribunal Supremo Electoral es confiable en este país.
A pesar de que los medios de difusión tratan de enmascarar la verdad y decir que en Honduras se desarrollaron elecciones limpias y honestas, esto es una rotunda mentira. Así lo expresa el pueblo en las calles, en acto de repudio popular en contra de lo insostenible de ese sistema, pues ellos exigen un cambio y este cambio debía ser ahora.
*Colaborador de Cuba por siempre