Por: Coordinadora Simón Bolívar
Al Pueblo De Venezuela,
Al Gobierno Bolivariano de Venezuela,
A los Pueblos y Gobiernos del Mundo,
A los Medios de Comunicación Nacionales e Internacionales,
A la Opinión Pública Nacional e Internacional,
Al Mundo entero,
Hermanos y Hermanas:
Tres elementos merecen ser mencionados a la hora de hablar del 23 de Enero y de su tendencia revolucionaria, progresista y combativa. En primer lugar, hay que recordar los hechos acaecidos en la fecha que genera su nombre: la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, en 1958. Ese día es de suma importancia para la historia contemporánea del país, ya que representó la primera manifestación revolucionaria y combativa del pueblo que, tras derrocar al Presidente electo por un fraude electoral, salió a la calle.
En segundo lugar hay que valorar que algunos sectores de la entonces llamada Unidad Residencial 2 de Diciembre, así bautizada por Pérez Jiménez como un recordatorio de la fecha en la que asumió el poder, ingresaron en sectores como la Zona E, Zona F y El Mirador a ocupar los apartamentos y hacerlos suyos: ese es un verdadero hecho de rebeldía, que además deja en evidencia que los habitantes de esta Parroquia son miembros de la resistencia civil del país.
Y el tercer elemento es la llama viva y activa del proceso de lucha y resistencia urbana del país, que comenzó en el año 1957 con la planificación de la caída de Pérez Jiménez y que se ha prolongado por más de seis décadas, proceso en el que la Parroquia 23 de Enero siempre ha estado presente e incluso a la vanguardia.
Fue en diciembre del año 1.966 cuando la «Unidad Residencial 2 de Diciembre» adquirió de manera legal, mediante un decreto municipal, la denominación «23 de Enero» y cambiar el nombre a la Zona fue lo mejor que sucedió pues se erige como la prueba fehaciente de rebeldía contra la dictadura de ese momento, y se deja por sentado la postura política de sus habitantes con quienes existe una deuda social acumulada en 40 años de la mal llamada democracia y que se evidencia con el asesinato de más de 100 de sus luchadores.
Los hijos del 23 de Enero somos y seremos revolucionarios, combativos, rebeldes y defensores de nuestro proceso socialista – bolivariano y nos mantenemos trabajando con acciones fundadas en los idearios de quienes en vida lucharon por cobrar en favor del pueblo esa deuda social puntofijista, elevando a su más alta valía el fervor del pueblo llano en la calle que en Enero de 1.958 con hidalguía reclamó su justo derecho, por eso es que Freddy Parra, Fabricio Ojeda, Carlos Vielma, Marisol Valera, Cheo Pirela, Baltazar Ojeda Negretti, Carlos Reina, Angélica Martínez, Sergio Rodríguez, Santiago Baez, Andrés Vásquez, Biterro Plaza, Francisco Prada, Argimiro Gabaldon, Hugo Rafael Chávez Frías, entre muchos otros, se configuran como nuestro referente y a cuestas llevamos su morral de lucha libertaria a la par del nuestro.
Inicialmente el terreno que hoy ocupa la Parroquia 23 de Enero estaba habitado por las primeras barriadas caraqueñas cuyas personas eran de escasos recursos, y en su mayoría provenían de varias localidades del interior del país, en busca de incorporarse al desarrollo de la Capital. Luego, para la construcción de la «Unidad Residencial 2 de Diciembre» inspirada en las teorías urbanísticas y arquitectónicas de Le Corbusier, se diseñaron y construyeron 9.176 apartamentos en un total de 38 superbloques (de 150, 300 y 450 apartamentos) de 15 pisos y 42 bloques pequeños, así como 17 jardines de infancia, 8 guarderías, 25 edificios de comercios, 5 escuelas primarias, 2 mercados y 2 centros cívicos para una población aproximada de 60 mil habitantes y para ello el régimen previamente ordenó y ejecutó el desalojo violento de todas las personas que eran pisatarios de los terrenos.
Para el momento en que Pérez Jiménez es derrocado, el 23 de enero de 1.958, los apartamentos aún no habían sido vendidos ni adjudicados, y en consecuencia más de 4.000 soluciones habitacionales fueron ocupadas forzosamente por esa Venezuela rebelde de la cual se impregnó toda la Parroquia hasta nuestros días.
Finalmente se quedó pequeño lo construido y con el transcurrir del tiempo las áreas verdes existentes se poblaron de nuevas barriadas pobres que pasaron a formar parte del mismo 23 de Enero y se disparó el crecimiento demográfico de esta franja geográfica del centro y oeste de la capital, y con ese crecimiento a la par se fortalece el fervor revolucionario que en cada actuación necesaria de un pueblo valiente ésta localidad aporta con sus habitantes cargados de rebeldía, arrojo y coraje.
Así vemos como en 1.989, entre otros episodios dignos de recordar por el actuar de los pueblos, «bajó el cerro» «bajo el 23» junto otras barriadas caraqueñas en respuesta a la aplicación del paquete neoliberal del FMI y como respuesta el entonces presidente Carlos Andrés Pérez mandó al ejército venezolano y a los cuerpos policiales a asesinar al pueblo en la calle. El deseo y la necesidad de luchar contra las injusticias logro que muchos jóvenes inquietos del 23 de Enero se unieran en lo que se llamó «Asamblea por la Vida». A esa experiencia le siguió años más tarde la creación de la «Brigada de Solidaridad con los Pueblo Antonio José de Sucre» y es en el año 1.993 cuando se crea la Coordinadora Cultural Simón Bolívar, que con el transcurrir de los años sería llamada simplemente Coordinadora Simón Bolívar (CSB). Durante todos esos años y hasta 1998, los miembros de la Coordinadora fueron perseguidos políticamente, arrestados cientos de veces, torturados por los cuerpos de seguridad y allanados en sus hogares.
La CSB nació ante la necesidad de crear una organización capaz de enfrentar los múltiples problemas que afronta la Parroquia, creando a su vez cultura de participación y cogestión en los asuntos públicos ya que como toda barriada popular del oeste caraqueño, el 23 de Enero estaba sumido en el caos y la pobreza. Los bloques y súper bloques eran una clara demostración de la desidia gubernamental y la desigual distribución de la riqueza. Pero quizá el mayor problema lo representaba y aún lo representa la inseguridad, una delincuencia que tiene muchos rostros.
Desde su fundación la CSB ha trabajado ininterrumpidamente por el fortalecimiento del PODER LOCAL, como forma de desarrollo de la comunidad basado en la autogestión y cogestión tanto de los recursos materiales como del capital humano, en la consecución de un desarrollo sostenido basado en el protagonismo histórico del pueblo como sujeto social. Es decir, si bien el Estado debe garantizar el bienestar social de su pueblo mediante la satisfacción de sus necesidades sociales, las comunidades organizadas deben participar activamente en la elaboración de las políticas públicas que les conciernen, tanto para intervenir en la asignación de recursos para las parroquias, como en la justa distribución de éstos para el desarrollo local, y por ende, regional y nacional. Así mismo, deben ser el principal impulso para que realmente vayamos a ese proceso de transformación socialista y revolucionario.
Éste 23 de enero, a sesenta y un años (61) de su construcción y a sesenta (60) años de haber sido tomada por asalto por y para siembre por la rebeldía venezolana, los hijos de la Parroquia 23 de Enero, los hijos de Bolívar, los hijos de Chávez, juramos vencer, porque somos revolucionarios, combativos, rebeldes, contestatarios, y críticos defensores de nuestro proceso socialista – bolivariano, y como siempre nos mantenemos trabajando…
Rescatando la Memoria Histórica Revolucionaria.
Desde la Coordinadora Simón Bolívar manifestamos en carta abierta que «La solidaridad es la ternura de los pueblos».
Con Bolívar y Chávez, decimos ¡a la carga!
Desde Venezuela, Tierra de Libertadores, a 525 años del inicio de la Resistencia Antiimperialista en América, y a 207 años del inicio de Nuestra Independencia,
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La Coordinadora Simón Bolívar, una Organización de Base, Revolucionaria, Solidaria, Internacionalista, Indigenista, Popular y Socialista.