Al desenredar la trama de corrupción que recientemente se ha comenzado a desmantelar en la estatal petrolera venezolana Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA), por parte del Ministerio Público y por orden del presidente Nicolás Maduro, surgen más preguntas que respuestas alrededor de estos intrincados casos.
Tramas de corrupción y lesiones a PDVSA
En resumen, delitos como el falseo de cifras de producción, la efectuación de despachos no declarados y no pagados a la empresa, el envío de despachos de crudo en condiciones no acordes y en detrimento de los clientes y aliados, los actos de corrupción en los sistemas de procura en proyectos medulares en la Faja Petrolífera del Orinoco, y otros hallazgos, como la frustrada entrega de Citgo (filial en EEUU de PDVSA) a capitales buitre y la subvaloración de los crudos venezolanos para favorecer intereses de compradores extranjeros, vienen a sumarse a otras aristas que condicionan la salud integral de la empresa matriz de la economía venezolana.
La más importante de ella es la caída en la producción de crudo, especialmente en los campos de crudo liviano y mediano, con gran valor comercial, pero además rubro esencial para el cumplimiento de pago de deudas con empresas aliadas de PDVSA y componente ineludible de la dieta de las refinerías venezolanas, que como sabemos son las que modulan el circuito de derivados en el mercado interno, y que son: gasolina, diesel y aceites.
Estas afrentas concurren en tiempos de una sostenida y sensible caída en los precios internacionales del petróleo, mientras transcurren también los años en los cuales ya se preveía que la estatal tendría que cumplir importantes compromisos de deuda y, además, un contexto de sanciones financieras que tienen marco legal desde el Decreto Obama (2015) y que se asomaron mediante ensayos, como el caso Citibank de cierre de cuentas a la República en 2016, la acción de las calificadoras de riesgo (S&P, Moodys, Fitch, etc.) para limitar el financiamiento del país, el veto de Credit Suisse a los bonos venezolanos y finalmente las sanciones que emitió Donald Trump el 25 de agosto de 2017.
La situación de PDVSA, idéntica a una tormenta perfecta, no puede simplificarse entonces mediante una sola explicación. Se trata de la conjunción de elementos multifactoriales que coinciden de manera acompasada, con signos de ser factores de causalidad más que de casualidad. En lo que respecta al desarrollo de una sinergia corrupta dentro de la estatal, precisamente en el marco-contexto señalado, da pie a una pregunta clave: ¿se trataba sólo de actos espontáneos de corrupción y desfalco o ha habido algo más en esta trama?
Caída de la producción: ¿pináculo de una arremetida interna y externa?
La producción de petróleo en Venezuela está en acelerado declive desde inicios de 2016. Al mes de octubre de 2017 el bombeo había caído en 291 mil barriles por día en relación al cierre del año anterior. Esta situación impide a la empresa aprovechar el alza reciente de los precios del crudo. Según cifras de la OPEP, desde 2008 hasta octubre de 2017 el bombeo de barriles al día ha caído desde los 2 millones 487 mil barriles a 1 millón 863 mil. El énfasis de la caída desde inicios de 2016 parte de unos 2 millones 375 mil hasta la cifra del pasado octubre, una pérdida neta de unos 494 mil barriles diarios. Lo cual señala que la caída abrupta tiene lugar justo en un lapso de tiempo clave, no sólo en términos económicos, también en tiempos políticos de alto impacto en la vida venezolana: los años 2016 y 2017.
El economista Luis Enrique Gavazut para el medio digital venezolano 15 y Último ha explicado en un informe que ilustra el estado de PDVSA que, en paralelo a esta importante caída en la producción, se ha desarrollado también un proceso de inversión para incrementar el apresto operacional de PDVSA y que ha estado lejos de dar resultados positivos. «Los niveles de inversión productiva de la empresa fueron gigantescos, ubicándose en un total acumulado solo en el subperíodo 2009-2014 de 116.274 MM$», señala Gavazut. Estos recursos provienen de los mecanismos de endeudamiento (emisión de petrobonos) y aportes de capital asociado (como el que efectúan empresas rusas y chinas en el marco de empresas mixtas).
Agrega Gavazut: «Se infiere, por lo tanto, o bien que las inversiones se efectuaron realmente y las mismas fueron desacertadas y/o que hubo buena parte de las inversiones reportadas en los informes de gestión de la empresa que no se efectuaron realmente, lo que llevaría a considerar una posible situación de desfalco o fraude. Esta hipótesis cobra fuerza al considerar los elevados niveles de inversión alcanzados entre 2009 y 2014 específicamente para producción y exploración, que ascienden a 58.576 MM$».
En efecto, el fraude en materia de inversiones que se habría efectuado en PDVSA es el centro de la investigación del Ministerio Público venezolano y su máximo representante, Tarek William Saab, donde figura el saldo de al menos unos 35 mil millones de dólares en 47 mil contratos de inversión bajo revisión.
La deuda de PDVSA no es un factor sorpresa
En Gaceta Oficial N° 41.294, de fecha 6 de diciembre de 2017 fue publicada una Resolución del Ministerio del Poder Popular de Petróleo, mediante la cual se establece un Régimen de Revisión y Validación de Contratos Nacionales y/o Internacionales suscritos por PDVSA, sus Filiales y Empresas Mixtas, donde PDVSA detente acciones. Todo enmarcado en un proceso de auditoría interna ordenada por el presidente Maduro y ejecutada a cargo del nuevo titular de petróleo y presidente de PDVSA, Manuel Quevedo. En dicho documento hay un énfasis en la revisión de los contratos y procesos de inversión. En esencia, y esto es sabido por conocedores de la industria petrolera venezolana, estas revisiones apuntan a la empresa toda, pero especialmente los procesos medulares de inversión de cualidad sensible, entre las cuales se encuentran las relacionadas a los campos de crudo liviano y mediano, donde la caída es mucho más notable, especialmente en el negocio conocido como Exploración y Producción Occidente y otras «petro», mejor conocidas como Empresas Mixtas.
En la mencionada resolución se centralizan alrededor de la figura del Presidente de PDVSA por el lapso de un mes, la toma de decisiones en procesos clave, barriendo con la autonomía administrativa que ha caracterizado la gestión en filiales y negocios que hoy se encuentran bajo la lupa. De hecho, Gustavo Malavé, ex director de Exploración y Producción Occidente, forma parte de la plana de más de 60 altos gerentes de PDVSA que han sido encarcelados por orden del Ministerio Público.
La «coincidencia» de una caída pronunciada en la producción de crudo de valor estratégico para PDVSA desde inicios de 2016 hasta el presente, y luego de una consistente inyección de capital, abre suspicacias.
A inicios de 2016, el ex presidente de PDVSA Eulogio Del Pino (hoy encarcelado) fue partícipe y conocedor de primera mano de las intenciones en miembros de la OPEP de crear un acuerdo macro de estabilización de los precios del crudo. Este acuerdo se concretó a finales de ese año incluso con la participación de Rusia y otros países no OPEP. Resulta paradógico que en ese período se produjera una caída tan abrupta en la producción del crudo venezolano con mayor valor comercial (liviano y mediano), pues era sabido que un eventual acuerdo favorecería los precios y que PDVSA y la nación no resultarían favorecidas de ello con una producción decaída.
Vale la pena mencionar que esta caída también «coincide» con los períodos de pago de deuda más álgidos para la estatal venezolana. La deuda no es un factor sorpresa. La emisión de petrobonos desde hace más de 10 años dio cuenta de que precisamente 2016 y 2017 serían los más duros en el pago de compromisos. Luis Enrique Gavazut también lo explica en su informe: «Los pagos de principal e intereses por deuda financiera en 2017 podrían ubicarse entre 10.000 y 11.000 MM$, representando ese año el de mayor servicio total de la deuda financiera… El mayor pico anual previo fue 2016, con 8.851 MM$ de servicio total de la deuda financiera». Desde 2008 y por años posteriores, el manejo de deuda sería mucho más manejable.
En aras de hurgar en el derecho a la duda, es necesario formular una pregunta: ¿los pagos de servicios de deuda implicaron una caída en el apresto operacional de PDVSA y, en consecuencia, un impacto en los niveles de producción? ¿Es esa la explicación central en la caída global de la producción de crudo por parte de PDVSA? La respuesta a esa pregunta yace en el comportamiento de la producción de crudos susceptibles a la baja en la inversión: los crudos pesados y extrapesados. Por el contrario, estos sí vieron un balance positivo en el mismo período, aunque a niveles muy modestos por la característica de esos desarrollos.
El volumen de producción de petróleo crudo pesado y extrapesado, concentrado en el contorno de la Faja Petrolífera del Orinoco, creció entre 2008 y 2016. El crecimiento acumulado a partir de 2008 ha sido de 17,39% según los balances públicos de producción de PDVSA. Una cifra de crecimiento modesta, que se apuntala desde nuevos desarrollos donde la inversión arranca de cero y se lidia con crudos extrapesados que han demandado nuevas tecnologías, altos costos y desarrollo total de infraestructura petrolera.
Aún en circunstancias de corruptelas, que implicaron el encarcelamiento de Pedro León, máximo responsable de la Faja Petrolífera del Orinoco al imputársele contratos y compras lesivos a PDVSA con sobreprecios exorbitantes, la producción de crudo pesado y extrapesado se mantuvo y creció. Habría sufrido un bajón si el pago de compromisos de deuda fuera una causa integral en la caída del conjunto de operaciones de la estatal.
Por otro lado, la caída tan severa en los campos de crudo liviano y mediano podría llevarnos a la duda sobre la posibilidad de que gran parte de la inversión fuera de la Faja fue desacertada. Esa afirmación es muy débil, entendiendo que en los campos de occidente, Costa Oriental del Lago (Zulia), Tomoporo (Zulia y Trujillo) y el Eje Barinas-Apure, son zonas de reserva de crudo liviano de tradición histórica, donde las tecnologías aplicables son harto conocidas, los costos de producción son menores, el conocimiento en las técnicas de extracción de livianos está muy consolidado y la infraestructura petrolera (balancines, vialidad, pozos, ductos y tanques) están construídos y estructurados.
Al adentrarnos en los detalles de la caída del crudo liviano y mediano, las suspicacias florecen. Estos tipos de crudo, aunque se calculan en reservas de 40 mil millones de barriles, una cifra sumamente inferior a la de 260 mil millones de crudo pesado y extrapesado en reservas, son el presente y factor de apalancamiento del futuro de PDVSA.
¿Operación Caballo de Troya para atacar de manera silenciosa a PDVSA desde adentro?
Sobre esta última afirmación debemos recordar que los crudos livianos y medianos son la base de las exportaciones de crudo (con valor mayor comercial). Son también la base en la producción doméstica de derivados dirigidos al mercado interno. Las refinerías venezolanas, Complejo Refinador de Paraguaná (en Falcón, con las refinerías Amuay y Cardón), la refinería El Palito (Carabobo), refinería Puerto La Cruz (Anzoátegui), refinería Bajo Grande (Zulia) y la refinería San Roque (Anzoátegui), son refinerías que dependen de una dieta de crudo liviano y sólo la refinería de Puerto La Cruz se encuentra en un proceso de conversión profunda, de adaptación para refinar crudos extrapesados.
Dicho esto es necesaria la apertura de la duda: ¿la afectación en la producción de crudos sensibles al mercado interno puede ser un tiro por elevación a la dinámica del suministro de derivados? Conocidas son las reacciones sociales al enrarecimiento de los suministros de combustibles. Por las circunstancias de alto octanaje en la vida política venezolana en los años 2016 y 2017, entender los estragos ocurridos en PDVSA, sólo desde la reproducción de la corrupción como causa y fin último, es insuficiente.
¿Casualidades?
Mirando el contexto, en estos momentos el ex presidente de PDVSA y ex ministro de Petróleo de Venezuela por más de 10 años, Rafael Ramírez, mantiene una vocería activa contra el Gobierno del presidente Maduro. Entre sus señalamientos está el del «desplazamiento de cuadros técnicos» en las directivas de PDVSA desembocando en un factor causal del estado de la industria. Pero los hechos dan cuenta de que los más de 60 gerentes señalados de delitos graves y que se encuentran tras las rejas, permanecían o ascendieron en las posiciones que alcanzaron en tiempos de la gestión de Ramírez y se les acusa de delitos cometidos durante su gestión y posteriores a ésta, y que han traído los acelerados efectos en el aspecto operativo que ya hemos señalado. ¿Ante qué estamos?
Al inscribir las acciones de adecentamiento y rescate operacional de PDVSA en una diatriba política y una «persecución» en su contra, Ramírez se defiende de varios señalamientos, uno de ellos, el más grave, es el lavado de capitales, particularmente por el polémico señalamiento de la justicia española y venezolana contra Diego Salazar Carreño (primo de Rafael Ramírez) por presuntamente incurrir en legitimación de capitales a través de la Banca Privada de Andorra.
A la luz de estos eventos es difícil simplificar los hechos y resultados alrededor de PDVSA sobre el epicentro de la hipótesis única de actos de corrupción. El ingrediente político está claramente presente, justo ahora en que Ramírez se desplaza en la escena internacional (siguiendo la misma ruta de la ex fiscal Luisa Ortega Díaz) con la amabilidad de países y medios transnacionales de la comunicación que han adversado a la Revolución Bolivariana.
La afirmación efectuada por el presidente Nicolás Maduro a finales de diciembre de 2017, en la cual señaló la ejecución de un «paro no declarado» en las operaciones de PDVSA, tiene una base objetiva que queda resaltada en estos elementos y estas suponen el desarrollo de una acción de sabotaje articulado al más alto nivel. Lo que podría significar el desarrollo de una operación desde las planas gerenciales (caballos de Troya) en la industria petrolera venezolana, para atacar de manera silenciosa a la industria desde adentro.
Aunque los casos de corrupción y desfalco señalados por el Ministerio Público vienen desde varias direcciones y dan cuenta de más de una década de probables y sólidos actos dolosos contra PDVSA y la nación, estos desembocan en una indudable aceleración de desmanes y ralentización de las capacidades operativas sensibles, con gran énfasis, en los últimos dos años. Precisamente los años donde más se han consolidado las arremetidas internas y externas contra el chavismo. ¿Casualidad? Saque usted sus propias conclusiones.