REPENSANDO A BOLÍVAR A TRAVÉS DE CHÁVEZ – FARRUCO SESTO

FARRUCO SESTO

 

Repensando a Bolívar a través de Chávez

Para que un pueblo sea libre debe tener un gobierno fuerte que posea medios suficientes para librarlo de la anarquía popular y del abuso de los grandes. Del contrapeso de estos dos cuerpos resulta el equilibrio social, la libertad de todos y la estabilidad del gobierno. Simón Bolívar.

Pienso que, en la coyuntura por la que pasa la Revolución Bolivariana, sería bueno actualizar esa conocida frase del Libertador, adecuándola al tiempo que vivimos y al mundo contemporáneo. Permítaseme exponer en ese sentido algunas reflexiones.

Creo que más que hablar de gobierno fuerte, sin excluirlo, deberíamos hablar de un Estado fuerte, esto es, un Estado capaz de garantizar el buen funcionamiento de la sociedad en democracia profunda y capaz de hacer que las leyes acordadas, grandes y pequeñas, se comprendan, se respeten y se cumplan.

Un Estado así, y su expresión en los distintos niveles de gobierno y en los distintos poderes, no tiene por qué ser un Estado autoritario, sino todo lo contrario.  Es la debilidad del Estado la que pudiera derivar hacia un ejercicio forzado y arbitrario del poder.

En todo caso, en una Revolución verdadera, socialista y antiimperialista, el antídoto tanto contra la debilidad como contra el autoritarismo del Estado, es el Poder Popular, esto es, el ejercicio pleno de la democracia participativa y protagónica por parte del pueblo organizado. Es así mismo el antídoto más eficaz contra “la anarquía popular y el abuso de los grandes”, para reutilizar la frase del Libertador.

La consolidación de un Estado fuerte como garantía de la “unidad de poder”, (según la expresión del Comandante Chávez en el Libro Azul) y de un “Poder Popular que pueda”, (también en palabras de Chávez), debería ser nuestro principal objetivo político en los próximos años, una vez ganadas las próximas elecciones presidenciales.  Necesitamos ambas condiciones, como se necesita el oxígeno para la vida.

El proyecto socialista ya lo tenemos. La conciencia y la voluntad del pueblo también. Y aunque el compromiso es de todos, pienso que tal vez una responsabilidad muy particular la tienen nuestros dirigentes, a partir del enfoque que le den al gobierno que surja después de mayo. Con ese aspecto estructural resuelto, solucionar los problemas económicos debería ser una cuestión sobre todo de carpintería.