El Emperador patético

Es patética la desesperación que demuestra el gobierno de Donald Trump respecto a Venezuela. Incluso, ha puesto de lado a otro de sus dolores de cabeza: Corea del Norte. Recordemos que el inquilino de la Casa Blanca convirtió al líder norcoreano, al comienzo de su gestión, en una obsesión. Conocido su temperamento y torpeza estuvo a punto de provocar un conflicto bélico colosal, pero finalmente desistió ante la firmeza con que respondió Kim Jong Un, su potencial adversario.

En realidad aún no se sabe, a ciencia cierta, qué es lo que determina las reacciones de Trump, tanto en la política como en la cama. Como lo reseñan numerosos análisis que recogen libros, medios de comunicación y anécdotas referidas por personajes que lo conocen a fondo. Su comportamiento, en distintos escenarios, recuerda el de algunos emperadores romanos que según la historia se caracterizaron por su conducta disoluta, concupiscente y francamente demencial.

Este novísimo Emperador tomó la decisión de acabar con el proceso bolivariano, con sus dirigentes más calificados y con el presidente Nicolás Maduro a como dé lugar, para apoderarse de Venezuela, por las riquezas naturales que el país posee, su ejemplo de dignidad y estratégica ubicación geográfica. No importa el costo de la aventura. Se trata de una decisión que sorprende, dado lo desproporcionado de la misma. Sobre todo porque no se compadece con el cúmulo de problemas que encara la nación que dirige y el contexto mundial en que actúa con un protagonismo errático.

La crisis de valores en los Estados Unidos durante el gobierno de Trump se ha agravado, al igual que el desempleo, el endeudamiento, la división de la sociedad, la caída del PIB. Y en materia de política exterior el cuadro no puede ser más inquietante. Una encarnizada lucha contra Rusia en la cual lleva todas las de perder. Un enfrentamiento con la potencia emergente de la actualidad, China. Pérdida de aliados por el manejo caprichoso de los aranceles, el colapso de la política hacia Afganistán, Medio Oriente y la piedra en el zapato de Irán.

Pero nada de eso parece importarle al presidente de los Estados Unidos (EEUU). Su prioridad es la Venezuela bolivariana. Es el objetivo que está en la mira de su imperio. A Trump lo saca de quicio que para lograr su cometido tenga plazo hasta el 20 de mayo de este año, cuando se celebre la elección presidencial convocada por el Consejo Nacional Electoral.

¿Qué hacer para impedir la humillación de la derrota y que triunfe el «adversario» al cual desprecia? Hasta ahora ha hecho todo lo posible, contando con la oposición interna que le sirve de instrumento. Y salvo trastornos en la economía venezolana por el bloqueo y los intentos de golpe de Estado, el resultado es desastroso. Pero esta situación sirve para estimular la intención de utilizar todos los recursos con que cuenta Trump -echar el resto como decimos en criollo-, para impedir que las elecciones se realicen el 20-M y Maduro sea reelecto presidente como lo indican todas las encuestas. Tal situación es inaceptable para el imperio, y menos para uno en decadencia, dirigido por un inepto pantallero, pero por esa misma razón extremadamente peligroso.

Los venezolanos debemos estar conscientes que en el tiempo que falta para la fecha comicial pudiera suceder cualquier cosa: intentos de golpe militar, invasión a través de la frontera con Colombia, incremento del bloqueo, y, quizás, cualquier otra agresión temeraria ordenada por un gobernante que no está en sus cabales: un Emperador patético.

Petro: Maduro ha dado un golpe doble, sin duda con efectos electorales, pero también con sentido creativo, innovador, con una criptomoneda que ha sabido colocar en el centro de las expectativas del país y del mundo. Eleva el tono del debate, y actúa como un estadista capaz de trabajar una iniciativa científica -reveladora de que cuenta con un equipo solvente- y atractiva. Pero a Maduro lo siguen despreciando el imperio y los cipayos criollos, empeñados en atacarlo con un lenguaje procaz, descalificador, que no le hace mella, mientras él recurre a temas importantes que enriquecen el debate público…

Abandono vergonzoso: los proyectos de energía eólica Cojoro-Guajira, en Zulia y los Taques-Paraguaná, en Falcón, están abandonados… Igual el proyecto de la represa en el río Matícora, municipio Mene Mauroa, en Falcón, y el proyecto del puente Nigale sobre el Lago de Maracaibo…

El contrabando de productos colombianos es descarado. A 20 metros de la alcabala de la Guardia Nacional de Orope, en Táchira, venden productos a precios exagerados. A la pregunta a algunas personas acerca de cómo pasan la mercancía, la respuesta es contundente: pagan equis cantidad de dinero a la GNB en Boca de Grita…

La dirección de la oposición -la que aún queda en el país- está aterrorizada. Sus nombres están en boca de personajes detenidos por organismos de seguridad en la última intentona golpista. Temen que los detengan. Unos cuantos comprometidos huyeron por la frontera con Colombia, y los que no salieron tienden puentes con las autoridades y hacen promesas de que no participarán en nuevas aventuras…

Hay síntomas de que el sólido frente internacional contra Venezuela comienza a resquebrajarse. Muchas razones explican lo que sucede. Ante todo, la casi desaparición de la oposición, la cual no tiene posibilidades de organizarse para participar en una campaña electoral y, menos aún, para sabotearla. Ya los amigos de la oposición afuera no le creen lo que ésta informa. Están conscientes de que si las cosas siguen como van hasta ahora, Maduro se impondrá, holgadamente, el 20-M. Hay naciones que no quieren acompañar a la oposición cipaya a su funeral y por eso bajan el tono de la crítica y utilizan emisarios para explicar cómo ven ellos la nueva situación que se está creando…

Para la historia: Manuel Cabieses, periodista chileno, director de la Revista Punto Final, torturado y prisionero durante años en la dictadura de Pinochet, acaba de dirigirle al presidente de Chile, Sebastián Piñera, una carta en la que le plantea que no asista a la cumbre del «Grupo de Lima». Le indica que la compañía de gobiernos desacreditados afecta la imagen de Chile, porque «nos asimila a su docilidad con los mandatos de la potencia el norte»â€¦ Le recuerda a Piñera «la digna actitud del gobierno conservador del presidente Jorge Alessandri cuando en 1962 se negó a acatar las presiones para expulsar a Cuba de la OEA»â€¦

«Aquella conducta -agrega Cabieses- apegada a las mejores tradiciones latinoamericanas, fue muy diferente a la actuación que más tarde tendrían respecto a Venezuela los gobiernos «socialistas» de Ricardo Lagos y Bachelet. El primero apoyando el fracasado golpe de estado del 2002 y el segundo en complicidad con la agresión que se trama contra Venezuela»â€¦ Concluye: «Esta reunión de Lima puede interpelar al presidente venezolano, pero también tiene la obligación de escuchar la defensa de su Gobierno. Es lo mínimo que se puede exigir a una reunión de mandatarios que se reclaman democráticos, aunque usted y yo sabemos que varios están muy lejos de serlo». Más claro no canta un gallo.