Desde hace rato he venido afirmando, en lo que atañe a la guerra que confrontamos, que el problema no es ella, sino la ausencia de una guía para nuestros ejércitos, eso que con profunda raíz griega llamamos estrategia. Es de manual que estando sometidos a una guerra por parte del capitalismo, necesitemos contar con una respuesta estructural que alivie en algo el cerco económico que nos estrangula. Es decir, énfasis en la producción y férreo control de lo producido. No hacerlo significa que la crisis política es mayor que la guerra.
Prestemos atención a que estoy diferenciando crisis política de las perversas manipulaciones económicas. Pues bien, ¿en qué consiste esta crisis política? Tomaré la interpretación que hace Schemel: la sustitución de la esperanza por la fe… Ya los economistas Dierckxsens y Formento, en sus análisis han señalado que perdura la fe en el reformismo político aún en tiempos de crisis… Y el profesor de filosofía Tony Jack, para dejar claro que la fe es la forma no científica de entender el mundo, dijo: Para tener fe el cerebro humano tiene que prescindir de sus áreas analíticas…
Entender el mundo científicamente nos permite ver que todo proyecto de sociedad, para hacerse real, requiere dos cosas: un plan político y control del escenario. Y esto es así porque, en ningún caso, se trata de una confrontación entre dos aspiraciones de sociedad, sino entre una que se desea y otra que nos arrea. Esta última, potente realidad, hará lo necesario para mantenerse.
Y para suavizar el asunto han inventado estratagemas que facilite el montaje de un sucedáneo socialista, tranquilizador de conciencias apasionadas. No los norteamericanos, que siempre han sido de derecha radical, los europeos, centristas por ambivalentes, deshidrataron la izquierda con la socialdemocracia (recuerden la Coalición de Weimar). Por nuestro lados sureños tranquilizamos la exaltación caribe con admoniciones e imaginería mesiánica. Hace poco el Presidente decía: La Revolución es algo en la vida, es fe. Fe en la Patria y fe en los venezolanos. Es la Pasión de Cristo la que llevamos por dentro…