No dejaremos de filmar, no dejaremos de escribir

 Soldados del ejército israelí arrestan a jóvenes palestinos que cruzan Jalameh a raíz de los enfrentamientos en 2013
Haaretz

 

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

La Knesset podría actuar no solo contra la prensa, sino también contra los grupos de derechos humanos y los palestinos, los últimos testigos de la acusación contra la ocupación

Vamos a violar esta ley con orgullo. Tenemos la obligación de violar esta ley, como cualquier ley con una bandera negra ondeando sobre ella. No dejaremos de documentar. No dejaremos de fotografiar. No dejaremos de escribir, con todas nuestras fuerzas.

Las organizaciones de derechos humanos harán lo mismo y, como esperamos y deseamos, testigos oculares palestinos, quienes, por supuesto, serán castigados más que nadie. Según la propuesta de ley aprobada el domingo por el Comité Ministerial de Legislación [aunque también se pidió que se cambie la redacción], las personas que documentan las acciones de los soldados del ejército de Israel en Cisjordania pueden ser encarceladas por hasta cinco años, bajo ciertas circunstancias.

Una buena iniciativa del diputado Robert Ilatov, demócrata del conocido partido de la libertad Yisrael Beiteinu. Su proyecto de ley demuestra cuánto tiene que esconder el ejército, de cuánto tiene de que avergonzarse, cuánto hay que ocultar, hasta el punto de que incluso la cámara y el bolígrafo se han convertido en sus enemigos. Ilatov contra el terrorismo de las cámaras e Israel contra la verdad.

En un momento en que la policía de Israel equipa a sus oficiales con cámaras corporales que han demostrado su eficacia cuando se trata de reducir la violencia policial, conforme a la fuerza, Israel está tratando de quitar las cámaras de los territorios ocupados -el verdadero escenario de su desgracia- de manera que la verdad no será expuesta y la injusticia será minimizada.

Sin cámaras, el asunto de Elor Azaria no habría existido, sin cámaras habrá muchos más episodios como el de Azaria. Este es exactamente el objetivo de la ley: tener muchos Azaria, no es que la documentación logre evitar nada. El ejército israelí y el público ya no se perturban demasiado con las violaciones de los derechos humanos y los crímenes de guerra en los territorios, y la mayoría de los periodistas ya no se interesan por ellos.

¡Pensar que romper huesos con una piedra frente a las cámaras de una red estadounidense provocó un escándalo durante la primera intifada! Hoy día nadie se molesta por imágenes similares, de hecho es dudoso si incluso se haría algún esfuerzo para publicarlas. Pero los soldados de Israel aprendieron a ver la cámara y la pluma como el enemigo. Si una vez presentamos nuestras credenciales de prensa en los puestos de control, hoy las escondemos para que los soldados no nos atrapen en todas nuestras «iniquidades». Incluso alguna vez fuimos arrestados.

Cubrir la ocupación hoy ya implica violar la ley. Los israelíes tienen prohibido ingresar al Área A [controlada por los palestinos] y los periodistas deben «coordinar» su ingreso con la Oficina del Portavoz del ejército. Pero como no existe el periodismo con coordinación, excepto el periodismo de los corresponsales militares en Israel, ignoramos esta orden ridícula, nos quedamos en los puestos de control, engañamos, nos infiltramos, usamos tácticas de derivación e iremos a todas partes en Cisjordania.

¿Dónde has estado?, pregunta el soldado después de cada visita a Hebrón En Kiryat Arba. ¿Qué hiciste allí? Tenemos amigos allí. Debido a que es un puñado de periodistas insignificante que todavía se molestan en ir, las autoridades cierran los ojos.

Pero la tecnología y la ONG B’Tselem han dado a luz a un nuevo enemigo: cámaras de video que se entregan a voluntarios palestinos y además teléfonos celulares en manos de todos los voluntarios palestinos o de Machsom Watch. De repente es más difícil encubrir y mentir. De repente es imposible inventar fácilmente cuchillos y otros peligros imaginarios después de cada asesinato inútil. ¿Quién nos protegerá? Ilatov y su propuesta de ley, que por supuesto se ha ganado las simpatías de otro conocido demócrata, el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman.

En 2003, cuando soldados del ejército de Israel rociaron fuego vivo en el auto blindado con placas israelíes que manejamos en Tul Karm, adornadas con carteles de «prensa», la entonces portavoz de las FDI, la brigada general Miri Regev cuestionó al editor en jefe de Haaretz, éste trató urgentemente de poner fin al incidente: «¿Qué están haciendo allí?»

Desde entonces Israel no ha dejado de hacer esta pregunta. Ahora bien, la Knesset podría tomar medidas: no solo contra la prensa, con la que todavía tiene precaución, sino principalmente contra las organizaciones de derechos humanos y los residentes palestinos, los últimos testigos del enjuiciamiento contra la ocupación. Israel les está diciendo: simplemente no hay evidencias incontrovertibles.

En las notas explicativas del proyecto de ley dice, justificadamente, que testigos de la fiscalía y testigos presenciales tienen la intención de «romper el espíritu de los soldados y residentes israelíes». Este es exactamente el objetivo: romper el espíritu que ve a Azaria como una víctima y héroe, que piensa que el asesinato de 120 personas desarmadas es legal, y no quiere saber, escuchar o ver lo que se hace todos los días en todos nuestros nombres, en el patio trasero de nuestro país.

Próximamente a aparecer: una ley que prohibirá las críticas al ejército israelí. Ilatov ya la está redactando, la mayoría de los israelíes están ciertamente a favor. Por supuesto nos negaremos a aceptarlo también.

Fuente: https://www.haaretz.com/opinion/.premium-we-won-t-stop-filming-we-won-t-stop-writing-1.6180061

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a l traductora y Rebelión como fuente de la traducción.