Bridget Anderson ha estudiado la tensión entre la flexibilidad del mercado laboral y los derechos de la ciudadanía y es pionera en la comprensión de las funciones de la inmigración en sectores claves del mercado de trabajo. Autora de varios libros sobre estas cuestiones, ha trabajado estrechamente con organizaciones de migrantes, sindicatos y juristas, tanto a escala local, como nacional e internacional.
Desde la óptica del mundo del trabajo, ¿cómo se deben tratar los flujos migratorios y los movimientos de refugiados?
Muchas veces, con demasiada frecuencia, se presenta la presencia de inmigrantes y personas en busca de refugio como una amenaza a los puestos de trabajo. El argumento básico es que hacen que los salarios bajen para los trabajadores locales. En varios países, incluidos el Reino Unido, hay muchos esfuerzos en potenciar los inmigrantes en puestos de trabajo. Lo que se olvida o se deja de lado es que en muchos casos los puestos de trabajo que ocupan los migrantes, quien más desea que los ocupen son los que dan trabajo. Esto se hace con gente indocumentada o con dependencias con la persona que te da el trabajo. Otro problema es que muestra los trabajadores locales como más perezosos a la hora del trabajo y los empresarios creen que los migrantes tienen más ética del trabajo. Y a menudo, incluso la gente que defiende a los trabajadores migrantes, tenemos el argumento de que ellos hacen los trabajos más sucios, peligrosos, que los locales no quieren hacer. No comparto este tipo de análisis. Lo que pasa es que los trabajadores son cada vez más precarios. Esto lo hace muy difícil, sobre todo si tienes cargas familiares con niños o ancianos, o si piensas en el mercado laboral como algo más duradero y no en la inmediatez de los seis meses o los dos años siguientes.
Una de las cosas que vemos en Europa es que muchos puestos de trabajo se están convirtiendo en trabajo para «migrantes» debido a la precarización del mercado. Los políticos se quejan de esta situación y parecen defender a los autóctonos frente a esta inmigración diciendo que lo que quieren es ayudar a los desempleados y mejorar las condiciones de trabajo. A la hora de la verdad sólo lo hacen frente a la migración, porque no buscan la manera que haya más trabajo y son los primeros que no dan suficiente apoyo al estado del bienestar.
En esta dinámica, ¿hay diferencias entre los países en el mundo occidental, en el mundo desarrollado? ¿Hay lugares donde es más fácil sobrevivir, o en todas partes es igual?
Básicamente los países son diferentes, los actores y los sectores son diferentes. Lo que sí es interesante ver es que en diferentes países hay una serie de puestos de trabajo cubiertos por personas migrantes, como la agricultura, la construcción, el trabajo del hogar y de los cuidados … y que lleguen depende de cómo institucionalmente esté organizado. Si damos un vistazo al trabajo del hogar en España o en el Reino Unido y lo comparamos con Holanda, veremos que en España existe una tradición de que los miembros de la familia o también de la inmigración del mundo rural se ocupen de estas tareas. Esto, en Holanda, no estaba y entonces esto hace que las leyes que se refieren a estos trabajos sean diferentes en los dos países. Pero en España sigues teniendo migrantes haciendo estos trabajos, mientras que en Holanda, se soluciona con au pair …
Y en este contexto, ¿hacia donde cree que evoluciona el mercado de trabajo?
Buena pregunta… No sé… pero sí se puede apuntar que hay muchas falacias, como que el mercado laboral es algo estático, que no hay cambios, afectado por la inmigración. En realidad, el mercado laboral es cambiante y por tanto la migración interactúa con muchos más factores, como la tecnología. Todo ello hará que el mercado vaya cambiando, como siempre lo ha hecho.
Aunque en todos los países no es igual, estamos en un momento de pérdida o de retroceso de derechos. Algunos de ellos influyen en el mercado de trabajo, como el derecho de huelga, o las reformas laborales en varios países, entre ellos España…
Y eso ¿no cambiará con el nuevo gobierno?
Si hacemos caso de lo que dicen, debería cambiar … ¿Cómo influye en el mundo del trabajo este retroceso global de derechos?
Una de las maneras en que interactúan las leyes es en definir que es trabajo y qué no lo es, cuál es el estatus que tienes pero al final quien lo decide es la ley.
Y cuál es el papel de los sindicatos. Desde algunos sectores económicos y desde diversos medios de comunicación se lanza un mensaje de los sindicatos como algo obsoleto, del pasado. ¿Cuál es el papel de los sindicatos hoy en día? ¿Cuál debe ser el instrumento de la clase trabajadora para defender sus intereses?
El papel de los sindicatos es muy importante pero deben adaptarse y ser críticos con aquellas transformaciones que tienen a su alrededor. En el mundo de la precariedad y del trabajo precarizado y de la alienación a la que estamos sometidos, el papel de la lucha colectiva debería ser más importante y esto requerirá mucha inventiva por parte de los sindicatos.
Según un estudio de la OIT y de la campaña 50forfreedom, en el mundo hay 40 millones de personas bajo la esclavitud moderna, 25 en trabajos forzosos y 15 en matrimonios forzados. ¿Hasta qué punto los refugiados y las personas migrantes son carne de cañón para caer en manos de estas redes de tráfico de seres humanos?
La solidaridad no es suficiente para defender migrantes, sino que hay que pensar en un interés compartido. En relación a la esclavitud, debemos tener en cuenta algunas cuestiones sobre el lenguaje que se utiliza. Cuando pensamos en esclavos pensamos siempre en el tráfico de esclavos transatlántico por cuestiones de racismo y todo eso. Debemos pensar que entonces era legal y los trabajadores accedían de forma involuntaria. Esta forma de esclavitud ahora no está. Cuando hablamos de estos trabajos como trabajo esclavo, realmente no ayuda pensar si han consentido o no, porque en realidad no se tienen en cuenta las desigualdades, no se aprecia las causas. Puedes tener un trabajador recogiendo patatas por un euro al lado de otro que en cambio está encantado porque esto le supone una pequeña salida. Cuando la gente, con toda su buena intención humanitaria, dice «debemos eliminar estos trabajos», no tienen en cuenta que lo que hacen es sacar estas pequeñas oportunidades. Habría que tener una base de derechos de los trabajadores y que se debería firmar la Convención del trabajador migrante, que sólo lo han firmado 34 países
¿Cuál es esta convención?
Es la Convención de Naciones Unidas para la protección de los trabajadores migrantes y sus familias. Es de principios de los años noventa del siglo pasado. Ningún país europeo la ha firmado todavía. ¡No está mal para los países europeos!
Estas sesiones del TTP a las que usted ha venido, ¿en qué contribuyen al debate sobre eso que hemos estado hablando?
Es una oportunidad para muchas organizaciones de migrantes de encontrarse, de compartir su situación y aprender unos de otros. Por lo tanto, es muy positivo para estas organizaciones. También sirve para llamar la atención pública de los migrantes y de las personas en busca de refugio pero no para verlas como víctimas, sino aprender también de sus resiliencias. Es una oportunidad de imaginarse otra manera de organizar el mundo
¿Estado del Bienestar para todos?
Uno de los datos más chocantes del Banco Mundial es preguntar ¿cuántos euros piensas que tienes que ganar para estar en el 1% global más rico del mundo?: 30.000 euros anuales. En cambio, hay 67 personas en el mundo que tienen la mitad de la riqueza del planeta. El problema no es quien tiene los 30.000 euros, sino en estos 67. En el Reino Unido, donde tienes servicios públicos gratuitos (escuelas, sanidad …), 30.000 euros es muy poco.
Renta básica universal. Es un argumento de la izquierda para repartir riqueza pero ahora vemos que se pide también desde la derecha, las empresas de Silicon Valley y otros sectores tecnológicos que la reclaman…
El argumento de la derecha a favor de la renta básica universal suele ser un subterfugio para acabar con el estado del bienestar. Nosotros tenemos que decir: «Estado del bienestar y Renta básica universal».
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Traducción:Roger Tallaferro