Guatemala tiene un presidente violador, nada que sorprenda en una sociedad de violadores. El testimonio de varias mujeres trabajadoras del gobierno que aún con el miedo que puede crear denunciar a un mafioso como Jimmy Morales se atrevieron a hacerlo y relataron el horror de la violación por parte de Jimmy Morales, debería hacer que Guatemala completa estuviera en las calles apoyándolas y exigiendo la renuncia inmediata del abusador, pero por el contrario existe un silencio sepulcral que apesta a complicidad.
Algo imposible es la reacción ante al abuso sexual en un país misógino que tiene bares y casas de citas en cada esquina y donde cualquier hombre puede golpear, violar, desaparecer y asesinar al niño, niña, adolescente o mujer que se le ronque la gana sin que exista en ningún momento una justicia que lo haga pagar semejante delito.
En Guatemala existe un sistema de justicia podrido en patriarcado y machismo donde las leyes se ejecutan a favor del abusador y no de la víctima. Pero no solo el sistema de justicia, son los patrones donde se le enseña a los niños en la escuela, en la casa, en su entorno que pueden agredir y abusar a las niñas porque son superiores que ellas y ellas han nacido solamente para su placer sexual. Por esa razón no es extraño que de adultos se la pasen insultándolas en los mal llamados piropos callejeros, que las acosen, las golpeen, las violen, las asesinen y las desaparezcan. Es algo totalmente habitual en sociedades como la guatemalteca.
Una sociedad de violadores crea violadores que se reproducen como gusanos de yogurt y que infestan cualquier espacio sea público o privado. Una sociedad machista que convierte a la mujer en objeto y esclava para placer exclusivo del macho abusador. Eso es Guatemala.
El Moralejo lo es todo: ladrón, corrupto, patán, torpe, descarado, fanfarrón, traidor, asesino (porque tiene la responsabilidad absoluta de la muerte por negligencia del gobierno, de las personas que sufrieron la tragedia del volcán de Fuego) y por supuesto un violador que cree que porque es la marioneta de los injerencistas, las oligarquías y del ejército hediondo y genocida puede abusar de cuanta mujer sin que la justicia jamás lo juzgue.
Una sociedad equitativa e igualitaria en derechos donde se respetara a cada ser humano, se hubiera indignado y exigido la renuncia inmediata de un presidente violador como Jimmy Morales, pero en Guatemala no ha sido así y es algo que nunca sucederá, porque Jimmy Morales es solamente uno más de ellos y entre machos se cuidan y encubren. Y sabemos que el tema de la mojigatería, la religión y la doble moral pesa en hombres y mujeres por igual, por esa razón no se ven mundos de mujeres abarrotando las calles exigiendo su renuncia como lo hacen en las manifestaciones pro vida en las que están en contra del derecho al aborto y el matrimonio igualitario. Añadido el tema del clasismo y el racismo.
No lejos del tema del presidente violador está el del abuso sexual y feminicidio de las 41 niñas que fueron quemadas vivas en El Hogar Seguro del gobierno, nada más y nada menos que por orden del flamante violador Jimmy Morales. Si esto hubiera sucedido en algún colegio de prestigio clasista, en un recinto burgués de carácter clasista, la reacción hubiera sido otra, pero sucedió en un lugar a donde van a dar quienes sistemáticamente han sido excluidas y abusadas en todas sus formas, niñas y adolescentes que son basura para una sociedad clasista y racista como la guatemalteca que no solo fue incapaz de reaccionar si no que además las acusó de buscar ser abusadas y asesinadas, ¡por putas! ¿Qué se le puede pedir a una sociedad así? Una sociedad sin capacidad de reaccionar ante el abuso porque es abusadora.
Es curioso como el tema de los niños migrantes enjaulados en la frontera despertó la doble moral tres días, de esos grandes “humanistas†guatemaltecos donde reventaban las redes sociales dándose golpes de pecho exigiendo al presidente Trump un alto a la separación de familias, pero el abuso sexual de un presidente a varias mujeres y el feminicidio y violación sexual de 41 niñas no los ha ni siquiera mosqueado. Esto ni siquiera cuando son temas mediáticos y expuestos públicamente, mucho menos lo harán con la realidad del día a día que les escupe la cara las 24 horas.
Guatemala es un país de violadores que tienen como presidente a un tipejo violador, jamás podría ser distinto pues escogieron a quien los representa en todos los ámbitos. ¡Felicidades!