Julio Escalona.- Por razones obvias, el presidente Maduro y el gobierno se han centrado en el frente interno, pues resulta imprescindible ante las amenazas externas y se ha establecido un plan bien concebido, que defiendo.
Con las bases militares y la IV flota, nos han cercado. En nuestras fronteras está el ejército colombiano, el guyanés y el brasileño. En el interior operan paramilitares asociados a bandas criminales. Debemos añadir la quinta columna infiltrada. EEUU no utilizará directamente su fuerza armada. Hará asesoría estratégica, táctica, apoyo logístico, particularmente político y diplomático, campo en el que puede decidirse la guerra.
La agresión está planteada y Trump tiene razones para acelerarla. Internamente está enfrentado a un juicio político y a las próximas elecciones del congreso. Un conflicto con Venezuela le podría ser útil.
En medio oriente, Siria va ganando la guerra e Irán no se doblega. Parece que Turquía tampoco. Arabia Saudita podría empantanarse en Yemen. En Asia China ha logrado ventajas y la ruta de la seda es indetenible. La alianza China Rusia se profundiza y EEUU no tiene otra opción, por ahora, que caotizar la región utilizando terroristas.
Corea del Sur se inclina hacia un tratado de paz con Corea del Norte, que le quitaría fuerza a EEUU. Japón no parece que se envuelva en la desestabilización regional. La India tiene un pie en los Brics. En África la influencia china es notable.
¿Aceleraría Trump los planes contra Venezuela? La política se centraría en el desconocimiento de Maduro. Ya EEUU, Canadá, el Grupo de Lima y la Unión Europea lo desconocen. Se van unificando en que la emigración venezolana constituye un problema humanitario y para la seguridad continental, que amerita una intervención regional para evitar la desestabilización de todos. Venezuela debe profundizar el trabajo político y diplomático tratando de evitar la guerra.
Las acciones específicas emprendidas por los bancos centrales, especialmente la Reserva Federal, los bancos de Inglaterra, el Central Europeo y el de Japón, inundaron, con dinero fabricado electrónicamente que era contabilizado como deuda, los mercados e hicieron posible que las instituciones financieras jugaran de nuevo el papel central de la supuesta reconfiguración de las transacciones.
La recuperación del sector productivo no ha ido al mismo ritmo y tampoco la del empleo y el ingreso de familias. Las distorsiones económicas son muy grandes.
Julio Escalona
ValenciaOjeda7@gmail.com