Liliane Blaser: “Trabajo para esas dos hermanas que son la conciencia y la memoria”

La docente y documentalista pide ayuda al Gobierno ante el cierre de la escuela Cotrain, que tiene su sede en La Florida, Caracas.

Una pequeña gigante. Esa es ella. Diminuta e inquieta. Vivaz. Según ella, es hiperactiva a consecuencia del fórceps que le practicaron al ser parida el 23 de agosto de 1953. Ella es como un diamante, brillante y valiosa. Los inquietos e inquietantes ojos claros de Liliane tienen la luz de la inteligencia, la perpetuidad del alma y la nobleza de la sensibilidad. Quizás son algo tristes, pero alegres a la vez. Yo la recuerdo sentada en la Cinemateca, por allá en los años 80, viendo películas clásicas. Otros la recuerdan en su motico, que no era Vespa, aclara, y lamenta no poder repararla ante la falta que le hace. Extraña mucho su moto porque con ella se movilizaba rápidamente de un evento a otro para recoger el registro histórico de los acontecimientos. Sus ojos toman más brillo cuando habla de sus mascotas Conciencia y Sapiencia, un par de gallinas, una murió; Mancha, una perrita, y una gata llamada Tristana. Porque Liliane también es, como ella dice, animalera. Luchadora y sincera. Atea, quizás. Aquí está:-Yo soy documentalista y docente. Creo que mi vida se centra en el trabajo documental no solo como género de análisis y una manera compleja de contar las cosas, también cultivo el reportaje, para retener la memoria, grabar  las cosas que ocurren a veces maravillosas, a veces muy terribles. Entonces es eso. Recoger la historia y tratar de  contarla,  a veces en forma compleja, a veces sencillamente.

-¿Y cuál de los documentales que has hecho te ha brindado mayor satisfacción?

-Es muy difícil, primero debo decir que no los hago yo sola. Lucía Lamanna ha sido correalizadora. Y a veces codirectora de muchos de los documentales y la satisfacción mayor es cuando alguien se siente representado o representada con lo que uno hace. Cuando te paran en la calle y te dicen  oye, yo antes pensaba esto y gracias a ti, tal cosa. Yo creo que eso es lo más importante de un documentalista.

-¿Has despertado conciencia?

-De alguna manera. Eso te iba a decir. Uno hace las cosas no solo para contarlas sino para  resolver el tema de la memoria que en nosotros  es muy frágil y al mismo tiempo, despertar la conciencia.  Creo que la memoria y la conciencia son dos hermanas por las cuales uno trabaja.

-¿Y cuáles de los documentales que has hecho son los  más importantes para ti?

-Es muy difícil. Hemos hecho once, pero digamos, el primero, el del 27 de febrero, que es el más completo;  luego  el del 4 de febrero, “1992: el des-cubrimiento, jugar o ser jugad@”, que es todo el proceso que viene después de que Chávez dijera su “Por ahora” y todo lo que ocurrió. Sobre ese también hicimos una crónica. Uno muy querido es “El Ãšltimo Panfleto”. Y el tercero, que es el último, â€œÁgora violenta ( Barbarie en la Civilización)”, que es sobre los sucesos de violencia y todos los muertos que derivaron de ella, registrados el año pasado. Y de ahí nos vamos hasta 1498, hasta el momento en que en  Venezuela suceden lo que llamaron la conquista, durante la colonia, cuando también quemaban indios y amarraban a la gente de los postes. Hay como una continuidad histórica en el tema de la agresión a los pueblos  y también allí metemos el tema de las revoluciones que llamaron de colores  pero nosotras las llamamos de diseño y allí aparece una comparación entre Ucrania y Venezuela, un lugar en donde lograron sus objetivos y Venezuela  donde no lo han logrado y espero que no lo logren derrocar lo que ellos llaman régimen  y acabar con un proceso que nos ha costado muchos años poner en pie y sostenerlo por 20 años.

-¿Cómo llega Liliane Blaser al documental?

-Guao. Es raro que no me lo hayan preguntado, no me lo había planteado. Yo siempre tomaba fotos. Mi madre siempre estaba detrás de mí con  una cámara de 16 y una de fotos detrás de mí y de alguna manera yo siempre tuve curiosidad  por las cosas que me pasaban y recogía lo que me rodeaba. Al principio, tenía  solo una cámara de fotos y poco a poco fui complejizando  mi mirada sobre el mundo. Yo soy psicóloga, socióloga y antropóloga. Psicología la estudié en la Católica porque la Central estaba cerrada gracias Caldera, y Sociología y antropología en la Central, en Faces. Eso me dio una mayor perspectiva al recoger la realidad y al devolverla. Yo siempre digo que el documental es una devolución de lo que uno se roba con la cámara.

-¿Qué no te gustaría que se repitiera en tu vida?

-¿En mi vida? No sé. Yo creo que estoy contenta.  Uno no tiene todo lo que a lo mejor quisiera pero  uno tiene lo que necesita para poder vivir. Lo que yo no quisiera que pasara  es que se acabara un proceso como este  y no me gustaría que el mundo siguiera siendo lo que es, pero es como más difícil. No sé si te contesté, la verdad yo creo que no. Creo que lo que no me gustaría es  que no se detuviera mi proceso de enseñanza-aprendizaje, tener que detener el hacer películas, por ejemplo, el comienzo de la trilogía que empezó con Ágora violenta, Barbarie en la Civilización y quiero hacer el Ágora asediada, que es el momento actual y el Ágora ocupada que es la guerra psicológica. Esa trilogía me parece importante y todavía no he logrado culminarla.

-¿La estás haciendo?

– No, la estoy investigando. Lo que puedo hacer gratis lo hago gratis, pero cuando tenga que contratar a alguien voy a necesitar gasolina, un apoyo oficial porque  uno no hace películas de encargo pero sí hace películas para las cuales no tiene dinero y con la situación actual es complicado. En lo que reciba apoyo del movimiento por la paz y por la vida  yo arranco y sé que lo que uno tiene en la cabeza lo va a hacer en cualquier momento. Duele que tenga que tardarse por problemas de financiamiento.  Así es la vida.

-¿En qué contexto vas a Argentina?

-Voy a la  Esma (Escuela Superior de Mecánica de la Armada, donde funcionaba un centro clandestino de reclusión durante la dictadura militar, entre los años 1976-1983). Es una escuela donde mataron a mucha gente, allí está funcionando ahora el Museo de la Memoria, en Buenos Aires,  y habrá un encuentro sobre la memoria y lucha. Voy a participar  con una conferencia. Luego me quedo unos tres días  entrevistando gente y pasando Ágora violentapara informar sobre lo ocurrido aquí el año pasado.  Hay cosas que pasan aquí que son inverosímiles, pero también es inverosímil lo que pasó en Ucrania  y es inverosímil lo que está pasando en Siria, lo que pasó en Libia, Irak.  Nosotros pasamos un documental sobre lo sucedido en Irak  con Lucía (Lamanna), en una coautoría, en el 2006.  Cotrain ha recogido lo que fue la primera  llamarada de protestas contra el Fondo Monetario, en el 97), el inicio de  una izquierda que se desarrolla en América Latina, el 4 de febrero. Luego hicimos la primera arremetida del imperio contra esta oleada progresista, en Honduras. Hicimos también la  primera guerra imperial de nuevo signo del siglo 21 que es la de Irak, a la cual  le sucedieron otras masacres y guerras y hemos estado siempre guiadas por la intuición en los momentos más importantes, iniciales, de los acontecimientos.

-¿Qué te hace judía?

-Eso es mentira. Eso es un constructo del sionismo.  Decir que uno es judío. Yo no soy judía porque no practico la religión judía.  Pero mi abuela era lo que llaman por vientre,  de religión,  mi madre  me tuvo a mí  y según ese relato yo soy judía. Uno lo dice alegremente  pero yo me enteré de eso cuando tenía  como 13 años cuando me pidieron el árbol genealógico en el colegio y me enteré de que venimos de los Capriles, una familia muy grande donde hay de todo, pasaron como sefardíes a Holanda, de Holanda a Curazao, de Curazao a Coro. Y de Coro a Caracas.  Por eso en Coro hay un cementerio judío.  Pero hay que tener mucho cuidado cuando uno dice que es judío porque puedes estar diciendo cosas falsas. Eso fue un constructo del sionismo para tomar una tierra santa  que no la tomaron especialmente judíos, porque  muchos de ellos eran ateos que venían de Europa Central que nunca habían pisado la tierra Palestina y dentro de todo esto hay un enredo histórico, filosófico. Sobre esto, Lucía hizo un documental de la flotilla de Gaza, muy poético y yo hice uno contando la historia del sionismo. El de Lucía se llamó “De  Piraeus a Gaza, Evocación I”  y el mio “Palestina, cronología de una herida”,  donde uno va poniendo  las  cosas en su lugar porque una de las maneras de oprimir es suprimir la historia, tergiversarla  y la gente empieza a creer en cosas que no son.

-Y hablando de religión ¿En qué crees?

-Yo, desgraciadamente, no tengo perspectivas religiosas, las tuve. Nací en un hogar católico. Mi abuela  era judía, pero mi mamá católica y  sé que de eso me quedó mucho cristianismo. Creo que Cristo es una imagen muy hermosa  y de alguna manera mi sensibilidad social, mi sensibilidad ante la vida  tiene mucho que ver con la cuestión cristiana. Soy cristina y marxista. Pero cristiana como recuerdo de una ética y el marxismo como vivencia de una realidad para analizar. Soy marxista, pero también soy anarquista, junguiana. Uno va  armando una ideología propia tomando  cosas  que le parecen bien. Del marxismo rescato a Rosa Luxemburgo.

-¿Eres feminista?

– Estoy de acuerdo con las luchas feministas  pero también con las indigenistas,  con todos los temas de opresión de los que hay que salir.

-¿Qué es lo que más te indigna?

-La opresión y el maltrato. La palabra maltrato aunque parece más bien muy cristiana. Ahí entra la opresión, la injusticia. El maltrato de un ser humano hacia otro, o de una clase hacia otra, o de un país, una nación hacia otra. Todo lo que es maltrato me parece inaceptable.

-¿Quién hizo de Liliane Blaser lo que es?

-Uuuuy… toda la historia, lo bueno y lo malo que a uno le ha pasado lo convierten en lo que uno es, no? Pero yo creo que los estudios: la psicología, la sociología y la antropología me abrieron muchas perspectivas distintas tanto sobre el ser humano como sobre de la sociedad. Venir de una clase más o menos acomodada, porque tampoco  es que éramos ricos,  me hizo  sentir que le debía algo al mundo. Es decir, por qué yo tengo tanto y otros no tienen. Desde pequeña siempre pensaba mucho en esas cosas  y luego  el marxismo me dio una herramienta para pensar eso y el anarquismo me dio un antídoto contra el autoritarismo. Yo soy animalera también. Me parece que el mundo animal es muy hermoso y hay que protegerlo debido al maltrato. Sencillamente  hay que convivir con él, pero como los maltratan es necesario trabajar en pro de ellos.

-¿Qué te hace feliz?

-Ah no sé, el amor, la amistad, el compartir, leer, aprender,  hacer foros. ..

-¿Te gusta la poesía?

-Me gusta, escribo  pero no me dedico a leer porque soy muy impaciente por el problema de la hiperactividad. Leo algunas poesías  y me gusta gente que no escribe poesía como Galeano, que es muy poético. Yo hago prosa poética. El poema que más me gusta es sobre Palestina, sobre Gaza y cuando escribo soy muy dionisíaca en el sentido que no ordeno apolíneamente lo que voy a escribir sino que las cosas van saliendo. Hay cuentos que he escrito y sé lo que va a pasar porque me lo va diciendo el cuento. No me preocupo por publicar.

-¿Qué significa para ti Cotrain?

-Cotrain es como un hijo díscolo, que exige mucho. Ya cumplió 42 años. Cuando yo estudiaba en la Católica trabajamos en un barrio, el Santa Ana, que está al frente, y allí ayudamos en una cooperativa funeraria. Siempre preguntábamos qué necesitan, ayudamos en una encuesta y luego nos fuimos por el ala de la comunicación y teníamos una revista que se llamaba Fisura, de corte político,  y la otra era Telón, otra de arte y cultura y de aspectos sociales, eso era en los 80. Y de allí comenzamos a hacer películas. Yo estaba empatada con Hernani Jiménez,  el ahorita está colaborando con Cotrain, los fundadores de Cotrain están todos alrededor,  Mylvia Fuentes, que fue otra fundadora de Cotrain, y Lucía Lamanna. Comenzamos Cotrain más bien como un grupo de producción y luego hicimos el Instituto fundado por Lucía, Mylvia y yo. Ya Hernani y yo no estamos juntos pero trabajamos.

-Háblame de un libro y de una película que te hayan marcado.

-Qué difícil. La película no la conoce casi  nadie, siempre la nombro: se llama Claro de Mujer, de Costa Gavras, es muy hermosa, no tan política pero sí es política, con Yves Montand y Romy Schneider. Es una película muy psicológica. Y  como película política La Hora de los Hornos, (Argentina) de Fernando “Pino” Solanas y Octavio Getino,  es un documental maravilloso que creó pautas para que uno pudiera hacer lo que hace. Son personajes que uno conoció. Yo vi esa película en la plaza Tiuna, casi en la clandestinidad. Después conocí a Jorge Solé, que organizaba  esas proyecciones.  Es muy interesante que la gente que uno no conoció en ese tiempo, pero  veía sus obras, luego las fuera conociendo en el transcurso de la vida.  Y de alguna manera yo sé que la Hora de los Hornos  ha influido, sobre todo, en la  manera de hacer el 27 de febrero  y de alguna manera uno va buscando un estilo que pueda reflejar cada realidad.  Por ejemplo, Ágora violenta está escrita con muy pocas voces, es una ametralladora de imágenes y de conceptos, la que quiero hacer ahorita, Ágora asediada, tiene como idea que va a ser un fake de History Channel porque son muchas cosas que hay que decir con entrevistas, entonces  voy a jugar un poco con esa retórica, pero de izquierda. Aparecen epígrafes y para cada tema uno trata de buscar una forma que pueda adecuarse  y pueda servir de forma para el contenido, entonces tengo esa idea de hacer esa película pero me estoy comiendo los frenos porque quisiera correr y no puedo.

-¿Y el libro?

-Y el libro. Ay Dios mío, el libro. Es tan difícil porque te puedo hablar de un libro de ficción que es La Montaña Mágica de Thomas Mann,  fue un libro que me fascinó, realmente  me hizo entrar en ese universo  y tampoco es muy político aunque al final habla sobre la guerra que viene, pero es difícil  hablar de un libro, una película  a lo mejor te digo de una que me llamó la atención pero a lo mejor no es la-película, ni el-libro.  Sí considero muy bonito que yo empecé a leer con Crimen y Castigo, de Dostoievski,  en una cosa que se llamaba Círculo de Lectores  en los años 70  y eso puso a leer a un poco de gente. Eran libros bonitos, sabrosos para  leer, bien diseñados aunque El Jugador lo leí en la Biblioteca  Salvat,  que también la vendían en los quioscos. El Jugador la leí en una sola sentada, está muy bien escrita, es muy apasionante y muy psicológico, muy profundo.  Luego viajé a estudiar en Francia en los 70, 71 era el aniversario de La Comuna y eso me llenó mucho. Era a tres años del 68, París,  y el aniversario de La Comuna y estaba todo tan revuelto que tuvimos todos los exámenes en dos semanas al final del semestre.  Eso fue en La Sorbona,  en París 5 y París 4. Allí estudié psicología, antropología y sociología. Era un ciclo básico de esas tres y parece mentira pero  eso determinó que yo luego estudiara las tres por razones diferentes. Yo me pase a sociología sin dejar la piscología  porque empecé a trabajar en un retén de menores  y  ahí me di cuenta de que puedes ayudar psicológicamente, pero hay que cambiar a la sociedad entera, Gracias a mi prima, Graciela Capriles, a quien le dije que quería estudiar Trabajo Social, me decidí más bien por sociología. Yo estaba feliz,  recuerdo que la primera clase fue con Vladimir Acosta. Allí estudié más que nunca.

-¿Qué significa para ti la muerte?

-Una interrupción desgraciada de una vida que uno quisiera tener para siempre.  Para mí es una interrupción porque no tengo creencias, pero no cierro el camino de que pueda haber otra vida, así como no cierro el camino de que exista un Dios, no cierro el camino  a nada porque eso no se puede saber. Yo dejé la religión por dos religiosos: Uno que en una charla dijo que no se puede comprobar la existencia ni la inexistencia de Dios y  luego en una reunión con jesuitas  en una conversación yo dije que uno puede ser cristiano sin creer en Dios, o algo así dije, y ellos me dijeron: sí claro, esta tiene una manera muy especial de ver el mundo y dije menos mal. Luego me fui a despedir de Dios en una capilla y le dije: mire compa yo no entiendo como usted creó el mundo así, yo no entiendo como usted  pueda existir  y que haya permitido todo este desastre. Voy a suspender la creencia, pero no la manera de  ver el mundo en el sentido amoroso de la  palabra. Creo en un cristianismo muy amoroso que sustituyó al judaísmo con ese Dios llamado Jehová que se la  pasaba matando gente. Yo creo en el Dios de Spinoza que cita Einstein. Sí creo que el que hace maldad le tiene que caer algo.

-¿Cuál es tu plan inmediato?

-Volver a abrir Cotrain que está cerrado por falta de plata. Nosotros hacíamos una actividad los sábados muy importantes, fue Pasqualina Curcio y un pocotón de gente, teníamos invitados y a veces pasábamos películas, y dábamos los cursos. Estoy articulando con algunas instituciones y algo se va a dar.  También uno entiende que la institución está metida en una guerra, con el temor de una invasión. Creo es muy importante formar voces  que puedan decir cosas y tiene que quedar gente que siga haciendo lo que uno hizo, mejor que uno. De manera que hago un llamado al Estado, yo sé que no es fácil. Entiendo. Y no me voy a poner en huelga de hambre porque sé que no es fácil cuando estamos en medio de una guerra.

-¿En qué consiste el llamado al Estado?

-El llamado es a que se dé cuenta que hay cosas a largo plazo y a mediano plazo como la formación de voces, documentalistas  y la hechura de discursos que puedan servir para la lucha. Creo que hay darle importancia a Cotrain porque desde el 27 de febrero estamos contando cosas y este año es importante seguir contando cosas, no solamente para que no se nos olvide  y para contar todo lo que había detrás de todo esto  porque mucha gente no lo maneja.  Y para llevarlo a las embajadas  y decir lo que está pasando en Venezuela.  Son maravillosos los discurso en la OEA, en la ONU, maravillosas las declaraciones oficiales pero también es importante que el mundo no oficial, el mundo de comunicación alternativa,  pueda  también decir sus cosas a su manera. Necesitamos los medios para poder seguir.
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Cotrain

Era el Instituto de Formación Cinematográfica,  una comunidad de trabajo e investigación  que funcionó desde 1986. Era “docencia, producción y refle-acción”. Las y los fundadores fueron Hernani Jiménez, Mylvia Fuentes, Lucía Lamanna y Liliane Blaser.  Su eslogan: “Que la técnica sea hermana de la emoción y el rigor, de la libertad”.

Nacidos en 1986  enseñando ficción y desde el año 2005 trabajaron por un curso integral documental: seminarios, talleres de realización, análisis, práctica y teoría. Reseña el portal web que su espacio en La Florida, Caracas, dirigido a “interesados en el cine, en lo humano, en la poesía, en el arte y en los eventos de nuestros días y de la calle”. También se hizo una costumbre por algún tiempo para asistir a los cines-foros organizados los sábados con debates sobre temas políticos y de actualidad. También destacan personalidades invitadas como Pasqualina Curcio y especialistas en cinematografía.

TERESA OVALLES MÁRQUEZ
FOTOS JAVIER CAMPOS