Los derechos humanos en Colombia son una farsa

La mala calidad de la salud o de la educación, además de la inmensa desigualdad, dan cuenta de esto

Por: Libardo García Gallego Septiembre 07, 2018

Colombia fue uno de los países pertenecientes a la ONU que aprobaron el 10 de diciembre de 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Dicha declaración fue incorporada y ampliada en la Constitución Política de 1991. Además, desde 1985 viene celebrándose el 9 de septiembre el Día Nacional de los Derechos Humanos, en homenaje al apóstol de los esclavos San Pedro Claver.

Sin embargo, los sucesivos gobernantes del país deberían sentirse avergonzados. Aquí vale más un saludo a la bandera que la invocación de un derecho humano. El Estado los pisotea porque la misma constitución neoliberal del 91 se inventó para ello la trampa de la privatización de los servicios. Por eso cada día observamos los pésimos servicios de salud y educación; tenemos más de 10% de desempleados en el Quindío; se mueren los niños de hambre; los líderes sociales no afines a las políticas del gobierno y los defensores de los derechos humanos son asesinados por los grupos de paramilitares y criminales, actuando en connivencia con el Estado; no hay libertad de opinión ni de libre difusión de ideas; la justicia no opera en favor del pueblo. En fin, la lista de casos es infinita.

Para colmo de desgracias se llevó a cabo un plebiscito para decir sí o no a un acuerdo de paz entre el Estado colombiano y las Farc y ganó el no, es decir que continuara la guerra y que no hubiera paz. Además, hace menos de un mes quienes estamos en contra de la corrupción perdimos un referendo porque no alcanzamos ni la tercera parte del potencial electoral del país.

Es fácil concluir que al pueblo colombiano no le interesan los derechos humanos, entre ellos la paz, y está más de acuerdo con que exista corrupción en los contratos. Por otro lado, con su apatía aprueba la abismal desigualdad entre los elevadísimos salarios de los congresistas y de altos funcionarios del Estado y el salario mínimo legal.

Una sociedad así está perdida. Si la educación continua preparando tan malos ciudadanos y si los pobres y miserables, que son la mayoría de la población, no cambian su manera de pensar va a ser imposible superar esta postración social.

La Asociación de Derechos Humanos Demetrio Prieto invita al pueblo quindiano a tomar conciencia de su propia situación, a no seguir creyendo en los promotores de la guerra ni en los enemigos de respetar los derechos humanos a todos los colombianos.

El Estado colombiano debe ser reemplazado por uno donde se garanticen los derechos humanos a toda su población y solo quienes nos consideramos excluidos o menospreciados hoy podemos construirlo a través de una eficaz participación ciudadana consciente y responsable. Viva la paz con equidad y justicia social.

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