La voladura del DC-8 de Cubana de Aviación, puso de manifiesto la entraña asesina, cruel y despiadada de los terroristas de la CIA, Luis Posada Carriles, Orlando Bosch, Hernán Ricardo y Freddy Lugo (fotógrafos venezolanos del diario El Mundo); cuando, un mediodía del miércoles 6 de octubre de 1976, optaron por hacer estallar la nave cubana CUT-1201 cerca de las costa de barbados y cegar la vida de 73 pasajeros, 57 cubanos, 11 guyaneses y 5 coreanos.
El cobarde sabotaje y abominable hecho terrorista, ocurrido hace 42 años, fue recordado el pasado sábado por todo el pueblo cubano que rindió honores a las 73 víctimas en el Panteón de las Fuerzas Armadas de Cuba con ofrendas florales.
Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, autores intelectuales de ese acto genocida, fueron deportados a Caracas. El primero se escapó de una cárcel venezolana y fue a parar a EE.UU donde trabajó para la Casa Blanca bajo las órdenes de Oliver North en actividades clandestinas en Centroamérica. El segundo fue absuelto por el juez Alberto Pérez Marcano en amañado juicio, lo que le permitió irse a Miami y seguir su carrera terrorista sin que nadie le molestara.
En el mismo juicio fueron condenados a 20 años de prisión, por el delito de homicidio calificado, Hernán Ricardo, quién puso la bomba C-4 en el DC-8 de Cubana de Aviación, y Freddy Lugo, cómplice cooperante. Hernán Ricardo, salió sin haber cumplido la condena y actualmente vive en Miami. Freddy Lugo fue liberado al cumplir 17 años de su condena.
Orlando Bosch y Luis Posada Carriles se fueron de este mundo sin cumplir castigo por ese crimen que llenó y llena de tanto dolor al pueblo cubano que solo desea continuar unido para defender las conquistas obtenidas y futuras en Revolución Socialista.
Cuba se resiste al olvido de tan reprochable crimen y reclama un esfuerzo internacional para erradicar totalmente el flagelo del terrorismo, venga de donde venga.