El 10 de enero el presidente debe presentar un programa que resuelva las angustias y expectativas populares

Para resumirlo de manera sencilla, con todo respeto diré, que no debería ser una ratificación de «la política de precios acordados» y la transferencia de dólares de la renta petrolera al capital privado. Tampoco el sistema de transferencia beneficios al pueblo regalándole bienes. Tampoco un sistema de transferencia fundado en la colocación de precios de mercado. Debe establecerse un sistema de retribución solidaria, que he explicado en otros escritos de manera reiterada.

Por supuesto, el presidente es plenamente soberano para tomar sus decisiones. Yo sólo recojo, de manera solidaria para con el presidente y para con el pueblo, las opiniones y sentimientos que recojo en la calle y deseo, sinceramente, que las decisiones presidenciales sean aplaudidas por la gente. El presidente sabe que cuenta con mi solidaridad y afecto. Pero la crítica y las alertas también son parte de la solidaridad. Esas asambleas en las que a veces se convierte el metro, intuyen que vienen tiempos difíciles. En paz se pueden vivir de manera menos cruenta.

El significado de las decisiones de los gansters del grupo de Lima

El presidente Nicolás Maduro tomará posesión el 10 de enero bajo las condiciones establecidas en el artículo 231 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Es decir, ante el Tribunal Supremo de Justicia. Este hecho, imprescindible para consolidar nuestra soberanía e independencia, lo defenderemos bajo cualquier circunstancia.

Los gansters del grupo de Lima, títeres de Donald Trump tienen, entre otros propósitos, frustrar los procesos de profundización de la democracia que vivimos, desmoralizando al pueblo mediante las operaciones de guerra psicológica, el bloqueo económico, comercial y financiero y paralizar la necesidad, como parte de dicho proceso, de juzgar, detener, encarcelar y expropiar a la quinta columna corrupta y traidora, pues muchos de los miembros de dicha quinta columna son cómplices que terminan, milmillonarios, huyendo a EEUU para culminar la traición, cooperando con los intentos para destruir el proceso venezolano

Los gansters políticos del grupo de Lima, no tienen autoridad para juzgar, reconocer o desconocer a gobierno alguno. El desconocimiento del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, es parte de un proceso de intervención extrajera propiciada por el presidente de EEUU, Donald Trump, con la finalidad de derrocar al gobierno bolivariano.

Está planteada una agresión contra la soberanía de nuestra patria, que puede desencadenar una intervención militar que provocaría destrucción, crímenes, muertos, heridos, hambre, etc. configurando un delito de lesa humanidad. Por tanto, los venezolanos que lo apoyen, son traidores a la patria y deben ser enjuiciados como tales.

La Asamblea Nacional constituyente debe estudiar esta situación y tomar medidas legales contra los traidores y señalar acciones en el campo de la diplomacia para aislar a Donal Trump y sus lacayos del grupo de Lima.

Como parte de este proceso de defensa de la patria y particularmente de nuestra economía, es necesario que el vicepresidente correspondiente le explique al pueblo a través de la ANC la política de «precios acordados»

Consolidaremos el bloque histórico de clases explotadas que liberará la patria y construirá el socialismo.

Iremos construyendo la unidad cívico-militar en cada barrio, en cada pueblo, en cada fábrica, en cada comuna.

No nos rendiremos. Lucharemos en cada barrio, en cada pueblo, en cada esquina, en cada llano, en cada montaña, en cada playa, en cada vuelta de camino, defendiendo la patria con la luz de la paz, la justicia y el amor, que incendiará los amaneceres con libertad y democracia.

El pueblo venezolano defiende y defenderá al presidente Maduro, pues es una manera de defender la constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el proceso de construcción de opciones libertarias que el pueblo intenta cotidianamente y que la guerra puede destruir

Las campesinas y los campesinos, las obreras y los obreros, las y los intelectuales, las y los estudiantes, las valerosas e imprescindibles mujeres de todos los lugares y sectores, las pequeñas y los pequeños empresarios y medianas empresarias y medianos empresarios patriotas, las comuneras y comuneros y todos los que soñamos en una patria libre y soberana, todas y todos los que lanzamos nuestras palabras al viento convertidas en flechas de esperanza en un mundo mejor, en puños de hierro, de amor, de fuego, que enfrentan y derrotan la amenaza imperial no permitirán que unos gansters mimetizados como presidentes, consumen una evidente agresión contra nuestra patria.

Lucharemos en cada barrio, en cada pueblo, en cada esquina, en cada llano, en cada montaña, en cada playa, en cada vuelta de camino, con el corazón y el alma henchidos de amor, de paz, de sueños que se construyen con las manos, con el cerebro y ojalá no hagan falta el fusil y la metralla.

No queremos la guerra, pero no nos rendiremos: rezaremos, cantaremos, sembraremos, produciremos, marcharemos, declamaremos, pero si vienen con los cañones del odio, con los fusiles que quieren arrasar los campos, las bombas destructoras de vida, de sueños, de ciudades, toda la patria se convertirá en un campo de batalla, desde las grandes plazas hasta el último rincón donde tenga que refugiarse la esperanza para lograr la salvación de las niñas y niños, de las semillas que representan la simiente que reconstruirá a Venezuela, que salvará a nuestros dioses de amor, de fe, que son los que nos ayudan y ayudarán a levantar nuestras banderas de hoy y de mañana. Nuestras banderas de amor que destruyen el odio y mantienen eternamente las flores de los versos de José Martí:

«Cultivo una rosa blanca en junio como en enero, para el amigo sincero que me da su mano franca. Pero, «para el cruel que me arranca el corazón con que vivo», levantaremos la chispa que incendiará toda la pradera donde los imperialistas, sus lacayos, los quinta columnistas, los traidores se quemarán por la resistencia y avance de los soldados, milicianos y oficiales de nuestra gloriosa FANB, que no será un simple aparato militar, sino todo el pueblo (obreros, campesinos, estudiantes, amas de casa, escritoras y escritores, periodistas, artesanas y artesanos, pintoras y pintores, escultoras y escultores, arquitectas y arquitectos, poetisas y poetas, novelistas, profesionales de todas y todos los oficios y creaciones, los LGBTI) en fin, un pueblo unido que jamás será vencido.

Nunca el odio será nuestra bandera. No imitaremos a los imperialistas que sólo saben sembrar la muerte. No, nunca nos separaremos del derecho internacional humanitario, nunca dejaremos dialogar de con el que pueda haberse equivocado, con el que decida avanzar contra el enemigo imperial independientemente de las diferencias que se mantengan. Si los imperialistas se lanzan a la guerra, que no queremos, será una guerra de todo el pueblo: con los que siempre han visto la luz de la dignidad y el patriotismo, con los que en un momento dado no han sabido qué hacer, con los que por inconsciencia se han colocado contra la patria, pero decidan rectificar, con todos los que manteniendo visiones diferentes, decidan luchar contra el enemigo común, en fin, el pueblo pleno de organizaciones con la frondosidad vegetal que se extiende por todos los suelos, caminos, ríos, mares, montañas de nuestra amada patria, va uniendo a todas y todos los que puedan ser unidos, porque nosotros no somos criminales ni nuestro corazón ni nuestra alma pueden contaminarse por el odio de los imperialistas y sus lacayos. Porque la unidad no puede hacer desaparecer la diversidad, ni juntarnos significa que seamos una tabla rasa.

Pero, si se desata la guerra multifacética que se va desenvolviendo, pero sin duda criminal, llena de traiciones, simulaciones, confusiones, dobles caras, falsas noticias, etc., es necesario comprender que los debates ni la disciplina pueden desenvolverse como si estuviéramos en las circunstancias de una democracia participativa y protagónica. Una cosa es el debate y el diálogo en esas condiciones y otra en condiciones de una guerra que tiene entre sus maneras de desenvolverse sembrar la desconfianza, la duda, el descontento, el reclamo permanente, etc.

Nosotros no queremos la guerra, nosotros somos soldados de la paz, pero tenemos el legítimo derecho a la defensa. Pero el derecho a la defensa no significa que nos convirtamos en criminales llenos de odio echando espuma por la boca. Nunca podemos perder nuestra humanidad. Esto es lo que nos distingue de los criminales. El presidente Chávez fue un cristiano consecuente. El presidente Maduro le está dando prioridad a la paz y nunca nos apartaremos de ese camino, pues apartarse de él es apartarse de Dios, el Dios de los pueblos, no el de los traidores a Dios que forman la alta jerarquía eclesiástica. que en verdad creen en el dios (con minúscula) de los Bolsonaros, que principalmente se ocupan de distribuir el opio que corrompe a los pueblos y los conduce por el camino del infierno.

A los gansters del cartel de Lima les decimos, no intenten incendiar a Venezuela porque ese fuego se les puede devolver. No hay cortafuego que logre detener el que puedan crear los pueblos bolivarianos unidos. No intenten agredir a un pueblo bravío. No le echen leña al fuego, porque se pueden quemar. Ya una vez este pueblo venezolano cruzó fronteras para liberar. La diferencia hoy es que hay un pueblo colombiano, ecuatoriano, peruano, latinocaribeño, que está luchando con valentía por liberarse de las cadenas y tiene los martillos para romperlas. Pueblos que pueden unirse y romper no sólo las cadenas que nos oprimen, sino también las murallas y, sobre todo, las bóvedas de los bancos que nos roban y las de los capos de la droga que nos envenenan.

La Asamblea Nacional Constituyente puede ser el gran espacio para el diálogo político, con una destacada participación de las organizaciones populares, las comunas, las y los empresarios patriotas, las organizaciones políticas de todas las tendencias, reconociendo que la CRBV le otorga facultades muy claras al presidente de la República en las decisiones políticas trascendentes

El pueblo debe volcarse a las calles pacíficamente y con una gran conciencia política y utilizando las asambleas de ciudadanas y ciudadanos para tomar decisiones que según la CRBV, artículo 70, tienen carácter vinculante y el artículo 51 de la misma constitución, que le otorga a los venezolanos el derecho de petición y a los funcionarios públicos, la obligación de responder y resolver. En fin, todos los sectores sociales deben asumir firmemente la democracia participativa y protagónica, hacerla propia y tomar las decisiones necesarias para garantizar la convivencia pacífica y la prosperidad de todos los ciudadanos, unidos y reconciliados dialogando sobre las diferencias, transformándolas en un camino liberador a partir de su reconocimiento y garantías de libertad de expresión, tal como lo establece nuestra constitución.

Esto debería conjurar la violencia o desenmascarar a los que quieren la guerra, lo que podría neutralizarlos.

Con los corruptos y la quinta columna no puede haber unidad

Ellos no sólo han roto la unidad, sino que de hecho han estado conspirando contra el pueblo de Venezuela, actuando al lado de los que nos bloquean, los que generan escasez, inflación inducida, hambre, enfermedades, lágrimas, devaluación de nuestra moneda, etc. No podemos hacer borrón y cuenta nueva. Muy probablemente nos seguirán traicionando y en momentos decisivos pueden inclinar la balanza a favor de los intereses imperiales.

Una posibilidad que podemos estudiar para aceptarlos al lado del pueblo que han traicionado, es que se arrepientan, reconozcan su error, devuelvan el capital que han sustraído y acepten una sanción, que mientras dure la guerra podría quedar suspendida, y reconsiderada, una vez que la guerra haya concluido. Tienen que demostrar que pueden seguir siendo patriotas.

En medio de la batalla hay que seguir trabajando en las actividades que puedan ser consideradas como civiles

Tenemos que producir los alimentos del espíritu y el cuerpo. Esa es una tarea de todos. Especialmente, tomando el camino de esas comunas heroicas que ya están produciendo dichos alimentos.

Debemos mantener todos los servicios civiles y particularmente la distribución democrática de los alimentos, las medicinas, etc. Mantener el cuidado a los enfermos, a los ancianos, a los niños, etc.

¡Salvaremos, construiremos y reconstruiremos la patria!

¡No más dólares para los que nos oprimen!

¡Destituyamos a los que elaboran una política económica que destruye la política salarial del presidente Maduro!

¡No a los que tratan de acordar precios con la burguesía proimperialista que quiere derrocar al gobierno bolivariano y que no es capaz de producir una mazorca de maíz!

¡Salvemos la patria y al gobierno bolivariano!

¡Construyamos la gran red nacional comunera, antiimperialista y bolivariana!

¡Chávez vive, la lucha y la patria siguen!

¡Gloria a Dios en las alturas y gloria y paz en la tierra a los hombres y mujeres que luchamos por la paz, el diálogo y la esperanza de que la patria latinocaribeña unida y en lucha jamás será vencida!