†…se me murió mi muchacho camarada..
Hace unos 4 meses, quizás más, me llama a la consulta, mi viejo amigo y camarada Eduardo Sequera, ex alcalde del municipio Miranda. y con su acelerada manera de hablar me dice que anda con Garrido, camarada de Montalbán, a quien incorporé a esta lucha por un futuro socialista en el año 1989. Me dice, te lo paso para que te explique. Como estás Roger?. Bien camarada, cuéntame, que pasa?. Se trata de mi hijo, el que tiene 17 años, al que le dicen “el topo “aquí en Montalbán, tiene una “falla†renal y l estamos haciendo diálisis tres veces por semana. Pero lo ideal sería trasplantarlo. Que nos puedes decir de eso? Le respondo, déjame averiguar, y cuando lo traigas a Valencia para la diálisis, pasa por mi consultorio y hablamos. Ese jueves llegaron Eduardo, Garrido y su hijo, quien todavía se veía fuerte. Siéntense. Les dije, poco he averiguado sobre trasplantes, que no sea los privados, que los hacen en Caracas y son muy caros. Pero vallan al hospital universitario, busquen al Dr. Fernando Alvarado que está en la subdirección y él les orientará mejor que yo. Está bien respondieron.
A partir de ese momento me fueron informando por teléfono lo que diría yo fue su calvario. Alvarado les explicó que la única parte que en Venezuela se hacía trasplante renal en servicio público, es en hospital militar. Se fueron al militar, pero les explicaron que los martes era el día que recibían las solicitudes. Volvieron un martes, a fines de Noviembre y les dieron cita para el 21 de Junio. Me llaman de nuevo, y me dice Garrido: camarada Roger, creo que mi hijo no aguanta tanto tiempo. Que puede hacer Usted? Déjame ir al Ministerio de salud y consultar. Eso hice. Fui atendido amablemente en la asociación Venezolana de trasplantes. Les explique la situación y días después me llamaron que había sido adelantado para el 21 de Enero. Lo registran y le solicitan nuevos exámenes. Incluyendo la de las hermanas, que eran las posibles donantes.
Todo transcurría con una lentitud que conspiraba contra la vida del joven paciente. El pasado viernes, me llama Garrido sobre las nueve de la noche: Roger, estamos en la emergencia del Hospital de Bejuma porque a mi muchacho le subió la tensión a 210 y 180. Y dicen que aquí no le pueden hacer nada. Mandaron a buscar la ambulancia de los bomberos para enviarlo a Valencia a la Chat, aunque dicen que está llena. Le respondo, tráetelo porque una emergencia es una urgencia vital. Teléfono de nuevo, ves Roger aquí tampoco me lo pueden recibir, están diciendo que lo lleve al hospital Carabobo, pero veo muy mal a mi muchacho y no le hacen nada. Le digo aguarda que llamamos a la directora de la Chat para que te lo reciban. Pasan los minutos mientras intentábamos mi esposa y yo lograr la comunicación con la directora de la Chat, cuando llamó Garrido de nuevo….un silencio y un llanto me hicieron presumir lo peor, y me dijo: déjalo así, mi muchacho se acaba de morir y colgó. Con un llanto silencioso, Zoila y yo intentamos imaginarnos como se sentía ese padre. Noche insomne y triste.
Este domingo fuimos a Montalbán al entierro. Cuando entramos a la casa, donde, como ocurre en nuestros pueblos, velaban al joven fallecido, vi a Garrido y nos abrazamos fuerte mientras me decía, coño camarada, se me fue mi muchacho, se fue el “topoâ€. No pude hablar. El abrazo fuerte y las lágrimas, decían más que las palabras.
El problema es que ese joven pudiera estar vivo. Y un mecanismo burocrático, a pesar de tener dos donantes, sus hermanas, no permitió la cirugía. Y la noche del viernes ni en la emergencia de Bejuma ni la de Valencia, pudo recibir atención médica para controlar la crisis hipertensiva. Creo que no fue falta de medicamentos, Pareciera que el peso burocrático, y seguramente otros factores, liquidan la sensibilidad necesaria para la atención en salud.
No se trata del Ministro, NO. Se trata de tener una verdadera y auténtica política de SALUD, Bolivariana, Chavista, que no existe.
Y para que no queden dudad ni se genere suspicacia: yo estoy absolutamente resteado con nuestro Presidente Maduro, con nuestro gobierno y no pretendo ni aspiro a ser ministro de salud. Pero también aspiro a que lo ocurrido con el hijo de Garrido, no suceda más.