David Arráez se despidió EL 16 de abril de 2019 a las 8 de la mañana.
Lúcido y audaz, fundador con Alfredo Maneiro de aquella Causa R de los sueños inalcanzables; amigo de carne, hueso y corazón. Lúdico hasta para transformar la lucha de clases en un ajedrez mùltiple de ironía, humor político, sabiduría y paciencia de guerrero dentro del escondite de sus virtudes; ese donde experimentaba con recetas a base de hidrógeno, fresas con pimienta negra, tortillas sin huevos.
Se marchó jugando posición adelantada, como me dijo Urquía. Aunque desde hace algunos meses lo aquejaba “un malestar†que, a mí, me lo explicaba a través de una teoría económica del siglo XIX.
Se fue veloz, como esos rayos que pulverizan el dolor de las rocas: raudo y con los ojos abiertos: “rápido“, me dijo nuestro entrañable poeta César Panza.
De David, del “Gordo Davidâ€, de su nombre de guerra “Ezequielâ€, de su indómito modo de ver y ser en la vida, hay mucho que decir: no sólo contar. No. Su vida no fue una historieta de rango dominical, aunque siempre hablaremos de él un domingo cualquiera.
Fue una ráfaga de lucidez en los momentos en que el pensamiento crítico se volvió un producto envasado al vacío; fueron sus manos alzadas acciones contra las injusticias y vivas señales de la historia de la revolución venezolana y extraordinario expositor del iderario de Maneiro y Hugo Chávez. Fueron sus manos alzadas durante la lucha armada en el campo, en la subversión urbana contra las democracias llamadas representativas, forjador de los gérmenes de la Causa R de Alfredo Maneiro.
Fue su palabra un alegato constante, un reclamo -cuando debía ser incendiario- a la domesticación de la conciencia, al “papel†de los intelectuales. Repelió con angustia el conformismo, los modales burgueses-pequeños de la izquierda de conciliábulos, re-escritor y reiventor de otros y de sí mismo. Polemizaba frente al espejo. Viajero. Poeta a escondidas de nuestros ojos. Capaz de disfrazarse para desemascarar la realidad. Amigo de día y de noche.
Adios hermano. Extrañaré siempre tu risa diaria del otro lado del teléfono, tus palabras y ocurrencias.
Hasta siempre!!