Marx ante la burguesía revolucionaria de Castro Soteldo

El actual Ministro de Agricultura y Tierras, Wilmar Castro Soteldo, nos ha tenido acostumbrados los últimos meses a disertaciones teóricas sobre la burguesía y su papel determinante en el actual proceso de recuperación económica del país. Lamentablemente no han sido únicamente disertaciones teóricas, sino que han estado acompañadas de prácticas antipopulares de entrega de medios de producción a la burguesía, aquella que tiene en sus manos la “fórmula mágica”-como la llama- del resurgimiento económico del país.

El abandono del proyecto socialista de la revolución bolivariana, ha tenido el descaro de sustentarlo sobre la base de lecturas amañadas de revolucionarios como Orlando Araujo y el propio Karl Marx. Sobre fondo de ambos recordamos cuando en 2018 dijo en su programa “Cultivando Patria” que:

“Debemos ir a la construcción de una burguesía revolucionaria y transformadora que   alcance los estadios de liberación económica de nuestro país”

Se manifiesta como un chiste perverso y de mal gusto que justo el Ministro de Agricultura y Tierras de un proceso que se hace llamar socialista, diga que a este mismo proceso le corresponde ser el creador de una nueva burguesía, de una burguesía revolucionaria. Esto, metafóricamente, sería poco menos que pedirle a los descabezados que den vida a sus verdugos. La formación histórica de la burguesía, en el proceso originario de acumulación de capital,  se sustentó justamente sobre la base de haber despojado a los trabajadores  de sus medios de producción, ante todo y fundamentalmente, de sus tierras:

“La llamada <<acumulación originaria>>, no es, por consiguiente, más que el proceso histórico de escisión entre productores y medios de producción […] el proceso de escisión, pues, abarca en realidad toda la historia del desarrollo de la moderna sociedad burguesa […] La expropiación que despoja de la tierra al trabajador constituye el fundamento de todo el proceso” (K. Marx. El Capital.)

Entonces al Señor Castro Soteldo le parece que la revolución Bolivariana, que se supone tiene como sujeto protagónico a la clase trabajadora, debe asegurarse de crear a esa nueva burguesía, la cual se yergue justamente sobre el constante despojo de los bienes de vida del sujeto que constituye la revolución de la cual él mismo es Ministro; y no cualquier ministro, sino justamente de Agricultura y Tierras, medio fundamental del cual el pueblo fue y sigue siendo desposeído en el proceso de formación de la burguesía.

Respecto al carácter revolucionario de esa burguesía, atrocidad que Soteldo intenta legitimar con Marx cuando éste dice que “la burguesía ha desempeñado en la historia un papel altamente revolucionario” (K. Marx. Manifiesto del partido Comunista), olvida que según el mismo Marx el rol revolucionario de la burguesía terminó cuando se erigió como clase dominante. Desde entonces, su papel en la sociedad no es otro que el de la más afanada y fiera conservación de su conquista histórica. Es pues, la clase conservadora por excelencia. No podía estar más equivocado el señor Castro Soteldo respecto a Marx y su concepción de la burguesía como clase revolucionaria, pues es justamente todo lo contrario: el criterio que hoy define a una clase como revolucionaria es justamente la lucha contra la burguesía. Y en este sentido la única clase que puede serlo es la trabajadora. Por eso dice Marx que:

“De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria” (K. Marx. Manifiesto del Partido Comunista)

En definitiva, seríamos ingenuos si creyéramos que esta tergiversación de Marx responde a una mala lectura académica por parte de Castro Soteldo. Se trata más bien del intento por construir un relato de legitimación de las actuales prácticas de creciente despojo al campesino de sus tierras y la entrega forzosa a sus antiguos dueños de la burguesía terrateniente, a la que Chávez hizo un esfuerzo por combatir. Se trata de justificar teóricamente la privatización de empresas de propiedad social tomadas por comuneros y comuneras que las rescataron de la quiebra, y en su intento por evitar su entrega fueron encarcelados. Pero esto no es un acto de traición para el Ministro, pues sigue dentro del marco de la revolución, sólo que de aquella en la que participa la burguesía como protagonista fundamental y no la clase obrera y campesina.  Se trata de sentar las bases teóricas que permita a Castro Soteldo decir que “estamos construyendo nuestro socialismo, un socialismo distinto” en el que quepa un abierto pacto con la burguesía; que ya de pacto no tiene nada, es a todas luces una descarada entrega al sector privado de los bienes y recursos de pueblo y sus luchas históricas.

David Alvarado