Larissa Costas
Pecados al “servicio†de la ¿verdad?
En 1184, la Iglesia católica creó la Inquisición, una institución que buscaba extirpar las libertades, especialmente las relativas al pensamiento o fe religiosa. Los frailes dominicos Heinrich Kramer y Jacobus Sprenger crearon un manual de la Inquisición que se convirtió en “un auténtico «best seller» de su época, pues fue reeditado catorce veces hasta el año 1520 convirtiéndose, sin duda, la obra más vendida de su tiempoâ€. En él, se ofrecían datos para identificar posibles brujas que- según- tenían hasta el poder de evaporar el miembro viril de los hombres.
Bartolomé Bennassar aseguró que el Estado Moderno español encontró en la Inquisición un “instrumento sin par de cohesión ideológicaâ€; garantizó un cuerpo mental-psicológico que actuaba a través de la “sutil difusión del miedoâ€: a través de la cual así imponían la religión, la política y la estructura social. [1]
En el “Simposio Internacional sobre la Inquisición†celebrado en el Vaticano, en 1998, se definieron (se consagraron, tal vez sea el término) dos tipos de inquisición: por un lado la de la iglesia, y por el otro la de los tribunales civiles, aunque estos, en el fondo juzgaban en nombre del mismo Dios.
El Vaticano reconoció que en la hoguera fallecieron 25 mil personas en Alemania; en Polonia y Lituania, 10.000; en Suiza, 4.000; en Dinamarca y Noruega, 1.350; en Reino Unido, 1.000; en Italia, 36, y en Portugal, cuatro. En España habrían sido 49. Esta cifra despierta la indignación de historiadores calculan cien mil personas procesadas, de las cuales dieciocho mil habrían terminado en la hoguera. Según Juan Antonio Llorente habrían sido 31 mil 192 los quemados vivos en España. En el año 2000, la Iglesia Católica pidió perdón por “los pecados cometidos al servicio de la verdad†una extraña manera de disculparse.
Los nazis
Olga Lengyel sobrevivió al campo de concentración de Auschwitz. Es la autora de una novela biográfica conocida como Las Cinco Chimeneas en referencia a los hornos crematorios de ese campo de concentración. Allí se consumieron en cenizas los cuerpos de sus dos hijos y su esposo.
De los crímenes nazis denunciados con mayor sensibilidad por la comunidad judía se destacan la quema de personas, templos religiosos y comercios.
En la Masacre de Santa Ana de Stazzema, Italia, El 12 de agosto de 1944, soldados nazis y milicianos fascistas asesinaron uno por uno, con metralletas y lanzallamas, a 560 civiles, entre ellos 107 niños menores de 14 años.
En la Masacre de Gardelegen, cometida el 13 de abril de 1945 fueron quemados vivos mil 16 prisioneros.
Un Hitler en Buenos Aires… O tal vez… varios
Coincidiendo con las prácticas nazis, la dictadura argentina encabezada por Jorge Videla también cremaba sus crímenes. En las instalaciones de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) funcionó un centro de detención, tortura y exterminio en el que asesinaron por lo menos a 4500 personas. Sobrevivieron a penas 500. El informe nunca más dedica un capítulo completo a la desaparición de cuerpos por incineración, proceso que recibía la vulgar denominación de “asaditosâ€.
Aquella Iglesia católica que instauró la inquisición, siglos después mantuvo alianzas con los nazis. También con la Dictadura de Videla que llegó a reconocer, incluso, la asesoría que ofrecía la jerarquía eclesiástica a su gobierno en el tema de los desaparecidos.
Entre 1882 y 1968, en Estados Unidos, se registraron 3 mil 446 afroamericanos, la mayoría de ellos quemados vivos por la acción de grupos extremistas como el Ku Klux Klan, según una investigación realizada por un grupo antiaborto de la Universidad de Tuskegee.
Prácticas inquisitoriales de hoy
En el año 2014, Alberto Federico Ravell escribió un escabroso Twitter de escasos caracteres: “En Ucrania ya se pudoâ€.
Hacía referencia a la instalación de un gobierno controlado por grupos neonazis. Cuatro días después de haber colgado el desdichado tuit, en Ucrania, un grupo de neonazis patrocinados por Washington crucificaron y quemaron vivo a un independentista.
Las grandes trasnacionales de noticias hicieron grandes esfuerzos por ocultar el crimen. Un par de semanas después, 42 personas fueron quemadas vivas. Las víctimas fueron acorraladas en un edificio que fue encendido en llamas por un grupo de ultraderecha.
Desde el año 2015, el grupo terrorista DAESH ha documentado en sus propias producciones audiovisuales la quema de personas. Tal fue el caso de un piloto jordano que fue secuestrado, encerrado en una jaula y quemado vivo ante las cámaras. Reportes de prensa documentan quemas de grupos de personas en distintas localidades de Irak y Siria. En 2016, se reportó la quema grupal de 19 mujeres que se negaron a mantener relaciones sexuales con los terroristas. El crimen de esta naturaleza más reciente ocurrió el día 3 de junio, cuando los terroristas rociaron con gasolina a una docena de personas a las que prendieron en llamas.