Despertares

La conflictividad y el descontento en la región se expresan a través de diferentes manifestaciones, protestas, revueltas, conductas políticas y electorales, dependiendo de la realidad y las crisis que viven los diferentes países.

Múltiples causas y variadas expresiones dan cuenta de norte a sur de una crisis política en combinación con otras manifestaciones críticas de carácter económico, institucional y de credibilidad, que ponen en cuestionamiento la legitimidad de la democracia. Independientemente de su propia realidad, en cada país se fue imponiendo una desconexión de los gobiernos con la sociedad en general. Suerte de brecha entre gobernantes y gobernados, que se perciben como “abandonados a su suerte”. Situación que, desde una perspectiva más amplia, convoca al cuestionamiento de las formas tradicionales e institucionales de hacer política.

Independientemente de las características específicas y la realidad política de cada país, se observa en la región un despertar de los pueblos que tira por tierra cualquier hipótesis sobre desafección política. Condición emocional que alude a sentimientos difusos tales como decepción, desconfianza, desconexión, desinterés y extrañamiento del sistema político. Sensación de falta de poder y privación de recursos políticos que influye directamente en la percepción de las capacidades para entender la política e incidir en ella.

Hay quien se sorprende con el nivel de compromiso político y el despertar de pueblos informados, impulsados por sus convicciones profundas e implicados con su propio destino. Emerge con fuerza una ciudadanía responsable y comprometida en la búsqueda de soluciones, que pide cuentas a los gobiernos y demanda participación, cambios, castigos… Suerte de juicio público que anuncia el fortalecimiento y consolidación de la democracia en la región. Democracias vivas y sometidas a un necesario debate público…que oscila entre el progresismo y el neoliberalismo, armado de recetas fondomonetaristas.

Esa aparente conformidad y pasividad va dando paso a movimientos sociales, manifestaciones, expresiones de resistencia y la construcción o fortalecimiento de una subjetividad regional desalienada.
Y de ello da cuenta el lema que legitima las demandas en Ecuador: “El movimiento indígena y el pueblo ecuatoriano somos uno solo”.