Por: José Sant Roz |
- El informe, «América Latina, uno, dos, tres,… ¡cuántos Vietnam!», elaborado por una docena de THINK TANKS por orden del Departamento de Estado revela para el imperio la necesidad de reinventarse o… hundirse. Trata sobre el cuadro político y social actual de América Latina, ante una densa y volátil situación con elementos que podrían tornarse incontrolables, y desencadenar un cambio político total dentro del propio Estados Unidos. Comienza diciendo el informe: «Levantamientos violentos, golpes parlamentarios, presidentes vinculados con el narcotráfico, asesinatos políticos, un resurgimiento de la izquierda… ¿Quién podría tener una estrategia armada para todo esto?».
- El informe revela que mucho ha cambiado América Latina con relación al pasado, y que en la década de los sesenta, setenta, ochenta o noventa, por ejemplo, jamás un gobierno de izquierda (a excepción de Cuba) habría soportado ni seis meses bajo un ataque frontal por parte de Estados Unidos como lo están logrando tolerar y sortear, Venezuela por casi veinte años. El caso de Cuba es diferente porque emergió producto de una revolución y no por elecciones programadas según el formato exigido por Occidente, dice el informe: «â€¦ ahora nos están derrotando con nuestras propias armas!» Que ya todo lo que se ha probado contra Venezuela no funciona, y que lamentablemente tal como se aplicó (con cercos, bloqueos sanciones e invasiones militares) en casos similares con Cuba, Haití, Guatemala, Panamá, República Dominicana, Grenada y la propia Chile, se está demostrando que son un fiasco. Que incluso, la estrategia de utilizar mecanismos multilaterales ya fuesen para «morigerar conductas», amenazar o malear gobiernos desafectos a los intereses norteamericanos en la región, han sido muy contraproducente porque más bien enervan la región tal cual como está ocurriendo en la propia Colombia, en Ecuador, Perú, Haití, Argentina y Chile.
- Que la interferencia de China y Rusia en el hemisferio está causando un verdadero conflicto al que habría que ponerle con urgencia reparo y una contención inmediata. Que China y Rusia están creando lenta y eficientemente un corredor, una penetración que a la larga podría representar un deterioro peligroso para la seguridad nacional de Norteamérica. Todo esto en momentos en que además Washington se enfoca en un posible juicio político al presidente Donald Trump, cuando se caldea la situación en Siria, vienen las elecciones de 2020: ¡Latinoamérica y el Caribe, se estremece, y Washington queda apabullada y sin respuesta!
- Agrega el informe: «Desde Perú hasta Ecuador, y desde Haití hasta Honduras, hay señales de problemas que, o bien han sido ignorados o se han perdido en medio del singular enfoque de Washington en Venezuela y Cuba. Impulsado por la desaceleración económica, las protestas, la furia ante la corrupción y una influencia estadounidense venida a menos, de modo tal que no pasa una semana sin que surja un nuevo incendio político en la región».
- «Obviamente- completó Cynthia Arnson, directora del Programa sobre América Latina del Woodrow Wilson International Center for Scholars -, las políticas nacionales siempre quedan definidas por las realidades nacionales, pero ciertamente los índices de crecimiento realmente mediocres en toda la región son un factor importante… Simplemente hay menos [económicamente, particularmente en comparación la década del auge de los años 2000. El estancamiento económico es un trasfondo importante para entender lo que sucede en la región».
- Los paños calientes del Fondo Monetario Internacional (FMI), los FAKES NEWS, las campañas mediáticas mundiales contra el populismo, no mantienen a flote la hegemonía del poder norteamericano en el mundo como antes. Ahí está el caso –dice el informe-: de la furiosa reacción en Ecuador cuando el presidente Lenín Moreno trató anteriormente este mes de eliminar un subsidio de larga data al combustible como parte de un acuerdo para un préstamo de $4,200 millones del FMI».
- Advierte: «Para cuando se vio obligado a echarse atrás el fin de semana pasado, los enfrentamientos habían dejado al menos siete muertos y 1,507 heridos, entre ellos 435 policías. Cuando grupos de derechos humanos acusaron al gobierno de uso excesivo de la fuerza, la administración dijo que se usaron protestas legítimas como escudo para una intentona golpista respaldada por el gobernante venezolano Nicolás Maduro y el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa, aunque nunca ofreció pruebas convincentes de ello… Hubo una protesta que se combinó con un intento de desestabilizar el gobierno y atacar la democracia», dijo la ministra del Interior, María Paula Romo, la semana pasada. «Una noche vimos 600 personas en una maniobra de tipo militar y varias capitales estatales fueron atacadas en la sierra y la Amazonia».
- El informe agrega que ya nadie puede creer en Lenín Moreno. Que la eliminación de los subsidios hubiera ahorrado al gobierno unos $1,300 millones al año, y que ahora necesitará encontrar otras formas de reducir el gasto. Aunque Moreno ha pedido a los grupos indígenas que lideraron las protestas que ayuden a encontrar alternativas, no está nada claro si se puede llegar a un acuerdo. Y las manifestaciones revelaron la debilidad y falta de popularidad de Moreno, quien en cierto momento lo obligaron a mudar la sede del gobierno de Quito a un lugar a 150 millas de la capital.
- En Perú el cuadro es más horrible si se puede, dice el informe: «El 30 de septiembre, el presidente Martín Vizcarra echó mano a una cláusula constitucional para disolver el Congreso y convocar a nuevas elecciones legislativas. Aunque la oposición lo acusó de comportarse como un dictador, su índice de aprobación se disparó a 80%, en momentos que los peruanos se han hartado de un Congreso que consideran corrupto y obstruccionista. ¡Vaya locura! El Latin American Public Opinion Project, en una encuesta qee hizo en 20 países en todas las Américas y el Caribe, concluyó que el apoyo a la democracia (del tipo que le gusta a Estados Unidos) está bajando. Que más de 39% de los encuestados dijo que estaba insatisfecho con la forma en que la democracia funciona en sus países, el menor nivel desde que el proyecto comenzó a recopilar información en 2014. Además, casi una cuarta parte expresó apoyo a «golpes ejecutivos» si eso da a los líderes el poder de solucionar asuntos como la pobreza, la inseguridad alimentaria, la corrupción y la delincuencia.
- Añade: «Perú y Ecuador son estudios en contraste muy interesante», dijo Elizabeth Zechmeister, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Vanderbilt y directora de la encuesta, conocida como LAPOP. En Perú, la corrupción y la delincuencia son temas dominantes «e irritantes cada vez más importantes en la vida diaria de los peruanos», dijo. «Al mismo tiempo, la clase dirigente es considerada corrupta e indiferente». La frustración cada vez mayor ante la delincuencia y la corrupción se une a otro fenómeno: la gente está dispuesta a salir a la calle para forzar cambios, dijo Jason Marczak, director del Consejo del Atlántico del Centro Adrienne Arsht sobre América Latina.
- «He visto un denominador común de desencanto popular con el statu quo y la gente se siente empoderada a hacer algo al respecto», dijo Marczak. Haití, en particular, está sumido en una ola de manifestaciones violentas desde hace más de un año, pero el brote más reciente comenzó el mes pasado en medio de la escasez de alimentos y combustible, así como intentos del Senado de confirmar al presidente Jovenel Moïse a un cuarto gobierno. Los manifestantes han incendiado negocios y estaciones de policía, y colocado barricadas callejeras en toda esta nación de 11 millones de habitantes, a la vez que exigían la renuncia de Moïse. Empresario sin experiencia político que asumió el poder hace 32 meses, Moïse está acusado de corrupción y mala administración de la ya frágil economía del país. La inflación está en 22.6%, los precios se han disparado y la moneda nacional, el gourde, está perdiendo valor aceleradamente contra el dólar. En el país no hay dinero. Encontrar combustible es un problema. La economía se cae a pedazos. Si no fuera por las remesas, Haití sería un país completamente quebrado», dijo Robert Fatton, nacido en Haití y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Virginia.
- Ahora se está investigando qué hace la oposición venezolana con los dineros que se envía desde Estados Unidos para rescatar la democracia. «La corrupción en Haití es un problema endémico desde hace mucho tiempo, igual que en Honduras y muchos otros países», dijo Marczak. «Pero creo que el pueblo haitiano se da cuenta cada vez más que puede tener una voz, que está empoderado para tomar la situación en sus manos y oponerse a lo que ven como una falta de respuesta del gobierno y el desvío de recursos». Pero para los haitianos que esperan que Estados Unidos intervenga y deponga a Moïse, como hicieron administraciones estadounidenses anteriores con presidentes en Haití, como en 1986 y 2004, pudieran tener que esperar mucho tiempo. Al votar con el gobierno de Trump anteriormente este año contra Maduro y Venezuela, Moïse se congració con algunos en Washington.
- «La administración de Trump ha determinado que tiene tres intereses principales en relación con Haití: asegurar su voto en la OEA contra Maduro, evitar que Haití reconozca a China y evitar una crisis de migración masiva», dijo Daniel Erikson, ex alto asesor para las Américas en el Departamento de Estado, quien ahora es director gerente de Blue Star Strategies. «Mientras el presidente Moïse siga cumpliendo esos criterios, Estados Unidos no se va a involucrar en disputas sobre democracia y corrupción que en este momento abruman a Haití», dijo.
- Lo mismo ocurre en Honduras. El mes pasado, el gobierno de Trump y el presidente hondureño Juan Orlando Hernández firmaron un acuerdo de migración que obliga a la empobrecida nación centroamericana a a albergar a solicitantes de asilo que Estados Unidos rechaza en su frontera sur. Eso, a pesar de que, Hernández es acusado por su propio hermano en un tribunal federal de Estados Unidos de recibir al menos $1 millón del capo mexicano de las drogas Joaquín «El Chapo» Guzmán.
- «La administración de Trump le ha estado dando la espalda al multilateralismo y la cooperación internacional, que siempre ha sido la preferencia de América Latina, lo contrario al unilateralismo estadounidense», dijo Arnson, del Wilson Center. «El gobierno de Estados Unidos solo puede culparse a sí mismo por todo esto».
- Analistas dijeron que el enfoque obsesivo de Washington en sacar a Maduro del poder ha reducido su capacidad para enfrentar efectivamente otros asuntos, como la ofensiva contra la oposición en Nicaragua, acuerdos comerciales potenciales con países como Brasil, y el aumento de la violencia política en Colombia. Uno de los indicadores más claros asomó hace unos meses, cuando el Departamento de Estado suspendió la asistencia a Honduras, El Salvador y Guatemala para enviarla a Venezuela. El miércoles de esta semana, el gobierno anunció que reanudaba cierto nivel de asistencia específica a países centroamericanos, pero Washington dejó sus prioridades en claro. En momentos que Trump y el Departamento de Estado siguen luchando por su supervivencia política en medio del escándalo de Ucrania y los problemas en Siria, es probable que a América Latina, con algunas excepciones, la sigan pasando por alto, dijeron analistas.