«Las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos han tenido un efecto terrible sobre la economía, porque no solamente es el efecto sobre la producción y su comercialización, sino el efecto que causa sobre todos los socios», expresó el constituyente ingeniero experto en políticas públicas energéticas.
El 28 de enero de 2019, el Departamento del Tesoro anunció medidas que consistían en el bloqueo todas las propiedades y activos de PDVSA bajo su jurisdicción y prohibió todas las transacciones de individuos y empresas estadounidenses con la estatal.
La falta de financiamiento, destacó el experto, afectó el mantenimiento y la producción de PDVSA.
En el último año, de acuerdo a los registros de la OPEP, la producción de crudo de la nación caribeña descendió cerca de 500.000 barriles diarios.
La directiva de la estatal Petróleos de Venezuela no estuvo disponible para responder a esta agencia sobre el efecto de las sanciones.
De acuerdo con las cifras de la OPEP, publicadas en base a fuentes secundarias, en enero la producción de PDVSA cerró en 714.000 barriles por día de crudo liviano, mediano y pesado, lo que se traduce en una caída del 47 por ciento de su producción en relación a 2019.
La caída de la producción de petróleo en Venezuela, se traduce en un recorte de los ingresos, pues el 90 por ciento del Producto Interno Bruto de ese país depende del sector.
A inicios de 2019, PDVSA ya venía debilitada, la caída los precios del crudo desde finales de 2014, y los numerosos casos de corrupción descubiertos en los últimos años, habían causado estragos.
Todo parecía indicar que las sanciones de enero de 2019, que incluían el bloqueo de sus activos, sumadas a la decisión de Colombia de entregar otra de sus filiales, Monómeros, a la dirigencia opositora, darían una estocada final a PDVSA.
No obstante, un año después, Paravisini aseguró que la compañía y sus trabajadores, siguen dando la pelea, a pesar de las difíciles circunstancias que afrontan.
«Además, han sido clave las sólidas relaciones que Venezuela ha sostenido con países como Rusia, China, India, porque gracias a eso ha podido, junto a los trabajadores, mantener la actividad petrolera básica funcionando y la perspectiva de poder recuperarse», agregó.
La economía de Venezuela y su industria, añadió el experto, «están viviendo un momento muy terrible», pero también una oportunidad de comprobar que puede mantener su economía sin el capital y la tecnología de Estados Unidos.
Para 2020, nuevamente el presidente Nicolás Maduro puso la meta alta a la industria petrolera y afirmó que este año lograrán reactivar la producción para aumentarla en un millón de barriles.
No obstante, en la historia petrolera venezolana, el aumento máximo de producción interanual fue en 1970, de 975.000 barriles, cuando llegó a su techo máximo de 3.780.000 b/d.