El exsenador se comprometió a revelar la manera como el exjefe paramilitar manejó a estos políticos para lograr plata y poder en el departamento de Córdoba
Pocos se atrevían a hacer política en el departamento de Córdoba sin la bendición de Salvatore Mancuso. Corría el año 2001 y Musa Besaile, entonces un desconocido ingeniero oriundo de Sahagún pero con buenas conexiones, quería ser representante a la Cámara. Para eso, se alió con el cacique liberal Juan Manuel López Cabrales, jefe del partido en el departamento y quien buscaba repetir curul en el Senado. López Cabrales le pidió a Musa convertirse en su alfil político y apoyar la campaña presidencial de Horacio Serpa. Sin embargo, hasta que no tuvieran el visto bueno de Mancuso, que dominó la región a finales de los años 90 y principios de los 2000, no podían hacer campaña.
Para eso Besaile buscó al jefe paramilitar, con quien se reunió en por lo menos tres ocasiones entre los últimos meses de 2001 y enero y febrero de 2003. Mancuso no tuvo problema en darle permiso de hacer política, pero se lo echó al bolsillo haciéndole prometer que no haría proselitismo en los municipios de Valencia y Tierralta, donde Mancuso tenía sus propios planes desde que en el año 200 había firmado un pacto con varios políticos de la región para escoger alcalde durante tres periodos seguidos, y convertirse en una de sus fichas dentro del Congreso para sacar adelante los proyectos de ley favorables para los paramilitares. Así cumplió. Durante las votaciones de los proyectos 782 de 2002 y 975 de 2005, que favorecían a los paras, el representante sahagunés decidió salirse a último minuto para que su voto y nombre no quedaran registrados en la minuta del Congreso.
Ya siendo representante a la Cámara, Musa Besaile comenzó a amasar poder en el departamento, y para las elecciones regionales de 2003 su respaldo era fundamental para definir cualquier votación. Ese año, hasta donde los jefes paramilitares llegaron un puñado de políticos denominados ‘El Sindicato’, un grupo que surgió de la alianza entre Julio Manzur, Eleonora Pineda, Miguel Alfonso De la Espriella, Reinaldo Montes, Zulema Jattin y Musa Besaile para hacerle frente a la candidatura de su antiguo aliado Libardo López Cabrales, quien se lanzaba a la Gobernación del departamento para convertirse en el heredero de Jesús María López Gómez y hacía parte del Clan que dominó el departamento desde los años 60.
Por una grabación obtenida del iPod de Mancuso se supo que Musa Besaile volvió a reunirse con Salvatore Mancuso, quien ya tenía para el momento por lo menos 20 alcaldías del departamento en su bolsillo: “El grupo del Sindicato viene donde mí y me pide que lo apoye políticamente para la elección del candidato que ellos estaban proponiendo (…) Entonces yo les dije a ellos, vean, yo quisiera buscar un acuerdo con sus opositores políticos y el acuerdo consiste en que nosotros les pedimos a ustedes que nos cedan a nosotros dos secretarías que históricamente son las que presentaban más corrupción en Córdoba. Ellos dijeron que bueno, que no había inconveniente, pero que no entregaban Educación y Salud, sino Hacienda y Saludâ€, declaró el exjefe paramilitar hoy preso en los Estados Unidos.
El Sindicato apoyaba en ese momento a Juan Carlos Aldana para la gobernación y hacerle competencia a Libardo López. La reunión entre el grupo de políticos y Mancuso fue confirmada por el propio Miguel De La Espriella, tan cercano a él que por orden suya hizo pública la lista de los firmantes del llamado Pacto de Ralito que tuvo consecuencias judiciales, incluida detención de la mayoría de los asistentes. Otro de los que confirmó esta versión fue Carlos Andrés Padilla González, alias ‘Visaje’, quien hoy está desmovilizado.
El mismo pacto que hicieron los del Sindicato lo acordó Mancuso con el senador Juan Manuel López —condenado en 2008 a 6 años de prisión por parapolítica— y su hermano Libardo López, quienes se reunieron personalmente con el exjefe de las AUC en los mismos términos. Al final, López ganó la gobernación y el cuñado de Mancuso, Manuel Troncoso, fue puesto en la Secretaría de Salud, uno de los fortines burocráticos y económicos más codiciados.
Aunque Musa no logró hacerse con la gobernación de Córdoba junto al sindicato, mantuvo su poderío en el departamento con varias alcaldías, incluida la de su natal Sahagún en cabeza de Pedro José Otero. En 2004, el secretario de salud Walter Emiro García Aldana habría desfalcado al municipio por $ 100 millones destinados para los planes de salud del municipio. Todo a través de las fundaciones ficticias Funpemac, Vida, Construir y Avanzar, encabezadas Filadelfo Díaz y Robert Argumedo, señalados paramilitares, lograron sacarle esa plata a Sahagún ese año.
Musa Besaile se mantuvo cerca de Mancuso desde entonces. Fue uno de los congresistas que lo acompañó el 28 de julio de 2004 cuando fue aplaudido en el Congreso y también estuvo presente en enero 18 de 2005 cuando se hicieron las primeras desmovilizaciones de los paras en Ralito.
Aunque la Corte Suprema de Justicia le abrió una indagación preliminar a Musa Besaile por parapolítica, el expediente estuvo dormido durante más de 7 años. La estrategia era sencilla: con pocos elementos en su contra, su entonces abogado suplente Alejandro Lyons —quien años más tarde se convertiría en gobernador del departamento— le propuso comprar los testimonios de los exparas José Luis Hernández Salazar, Roberto Antonio Reyes Ortega, Carlos Andrés Valencia González y Libardo Duarte para que lo favorecieran ante la Corte Suprema. Su proceso hizo paso burocrático por el escritorio de varios exmagistrados de la Sala Penal como Julio Enrique Socha Salamanca, Augusto J. Ibáñez Guzmán o Eyder Patiño Cabrera, y cuando llegó al despacho de Gustavo Malo Fernández el exsenador encontró por fin con quién hacer un arreglo definitivo que le quitara ese problema de encima.
Aunque José Luis Reyes, entonces magistrado auxiliar de Malo, quiso acelerar el proceso contra Besaile, su superior le puso un palo a la rueda. Para frenar la investigación de Reyes, que estaba ad portas de abrirle un proceso formal en 2015 y pedir una orden de captura, Malo les pidió la renuncia a todos sus magistrados auxiliares, pero solo aceptó la del investigador. De por medio en esa decisión habrían por lo menos $2.000 millones que Musa Besaile confesó haberle pagado al entonces fiscal anticorrupción, Gustavo Moreno, quien tenía gran incidencia entre los magistrados de la Corte con quienes se alió en una trinca denominada el Cartel de la Toga, para engavetar el proceso en 2017.
Musa Besaile, quien fue capturado en octubre de 2017, se comprometió ante la Justicia Especial para la Paz (JEP) a contar todos los detalles de su relación con Mancuso y echar al agua a sus viejos aliados como el exsenador liberal Juan Manuel López Cabrales y su hermano el exgobernador Libardo López, además de los consejos que le dio Alejandro Lyons para salir bien librado del proceso por parapolítica y de contar la presión paramilitar de Mancuso y sus hombres en el departamento de Córdoba sin que él hiciera una sola denuncia estando en el Congreso de manera consciente. Como bien dijo cuando compareció por primera vez ante la Corte Suprema: «La verdad nos hace libres», y Musa estaría dispuesto a confesar lo que se ha guardado todos estos años.