Psicólogo y analista social. Ha creado el término disociación psicótica para explicar el fenómeno comunicacional que se vive en el país. Fue ministro del Poder Popular para la Salud, nombrado por el presidente Chávez.
— ¿Seguimos siendo disociados psicóticos?
— El pueblo venezolano ha sido sometido a un proceso de disociación psicótica desde el año 2000 con el primer gobierno del presidente Hugo Chávez. La disociación psicótica es un fenómeno sociológico, porque se manifiesta en colectivo, que consiste fundamentalmente en un distanciamiento de la realidad que anula la capacidad de discernir, de comprender por una propia percepción, lo que está ocurriendo. Este fenómeno lo construyó la maquinaria mediática con la intención de impedir que el proceso revolucionario bolivariano que se inicia con el gobierno del presidente Hugo Chávez pudiera implementar un modelo alternativo al puntofijista de los adecos y copeyanos. Para ello, la maquinaria mediática nacional e internacional ha desarrollado una estrategia comunicacional que consistió en la “construcción de una realidad virtual” con noticias e informaciones falsas y tergiversadas, manipulando los prejuicios y los miedos inculcados por el modelo capitalista, y que afectó a un sector de la población venezolana cuya visión de la vida respondía a la cultura del capitalismo difundida por los propios medios de comunicación.
— ¿Por qué a medida que más nos comunicamos estamos más incomunicados?
— Hoy en día los avances tecnológicos en las telecomunicaciones han desdibujado un poco ese concepto de la comunicación como un intercambio de información y/o ideas dentro de un contexto determinado, con un emisor y un receptor. Ahora, con las redes sociales, las personas más que comunicarse se conectan, y no para intercambiar ideas e información, sino más bien para exaltar el ego de lo que tengo y lo que soy dependiendo de eso que tengo. Por eso más que comunicarnos, los medios nos conectan y han creado una brecha comunicacional donde ya no sólo no nos comunicamos sino no nos comprendemos.
— Un pueblo que resiste sanciones, ¿cómo avanza?
— En primer lugar no son sanciones sino medidas coercitivas unilaterales, porque solo sanciona quien tiene poder sobre otro y nosotros somos un país independiente y soberano. Las medidas coercitivas que unilateralmente nos ha impuesto el imperio más poderoso y genocida de la historia de la humanidad, me refiero a Estados Unidos, puede hacerlo porque controla el sistema financiero mundial y por eso bloquea nuestras cuentas en los bancos internacionales, se roba nuestros activos, amenaza a los países con los que tenemos tratos comerciales, con el fin de impedir que el pueblo tenga acceso a los alimentos, medicinas, repuestos, bienes y servicios necesarios e indispensables, afectando la calidad de vida del pueblo venezolano. Crearon el escenario ya no virtual sino real para que tuviera sentido la propaganda contra Venezuela, esa que pregonaba la profecía que íbamos rumbo a convertirnos en un país como Cuba. Donde, según la propaganda, los alimentos y medicinas, de productos y servicios indispensables para la vida y a los que estábamos acostumbrados, iban a desaparecer y se instalaría la pobreza generalizada.
Avanzamos como pueblo en la medida que nos mantenemos firmes en nuestro propósito de impedir que Venezuela sea fraccionada para que cada corporación controle un pedazo del país.
— ¿Sabrá la gente de oposición que se acabó el Carnaval?
— Desde mi punto de vista, más que saber la gente de la oposición que se acabó el Carnaval, lo que sí creo es que a muchos se les ha caído “la venda” que les impedía ver las máscaras de hipócritas, traidores a la patria, corruptos y mercenarios de esos dirigentes de la oposición que se han prestado para acabar con la calidad de vida del pueblo venezolano.
Sobre todo a un gran sector de la población que fue víctima de la guerra psicológica que desde el año 2017 provocó la emigración del país de un gran número de personas y generó la separación de las familias, el abandono de muchos profesionales de trabajos estratégicos para crear una pretendida crisis y con ello un estallido social que no ocurrió ni ocurrirá.
— Si no sembramos el petróleo ahora, ¿qué tenemos que sembrar?
— “Sembrar el petróleo” es una metáfora para conceptualizar un modelo basado en el petróleo como instrumento de desarrollo del capitalismo dependiente. La Revolución Bolivariana impulsada por el presidente Hugo Chávez pretendió con la riqueza que genera el petróleo trascender a un modelo económico independiente y soberano, autosustentable, pero eso no se ha podido concretar.