6 febrero 2020
Hay entrevistas que se dan tan planeadas y mecánicas y otras que se dan en el hervor de una ciudad convulsa y expuesta, en medio de una alborada medio indecisa. Le digo osadamente a Sandino Primera: “Sin embargo, un papagayo”, y me contesta: “Sí, pero hay que desenredarle la cabuya”, y da pie a una conversa (suena mejor) sobre cómo descansar un ratico del país, sobre una revolución cultural que no termina de ser, sobre un niño, un mono y una guacamaya, que justamente hoy estarán, por la noche, en el Eje del Buen Vivir, en Utopía Bohemia Bar, para cerrarle el ciclo a La Ruta La Alborada, con más de 50 conciertos encima, por lugares escondidos de nuestra Venezuela.
El próximo paso y la nueva razón de Sandino es la gira Pa´andar juntos:
— Se ve en tu instagram a un grupo de creadores, entre ellos al muralista Víctor Forastero recortando personajes, ¿de qué trata?
— Es un video que nos llevó 9 meses realizarlo, a punta de aprender stop motion, animación nosotros mismos. Nos pusimos, desarrollamos el guión técnico, una idea, colorear, fotografía, recortar, pegar… y esos personajes darán inicio al Colibrí del Chiquero. Llegamos al cierre del ciclo La Alborada, de todo ese trabajo discográfico que tomó mucho tiempo, en Barquisimeto, a finales de 2011, y vino a salir a finales de 2018, pero así se dieron las cosas y estamos plenamente satisfechos.
Sentimos que hemos cumplido, que hemos estirado bastante ese proyecto, él sigue ahí parado echando vaina, pero queremos concentrarnos en un tema que nos llevó de la alborada a otro tema. La aborada no es toda la luz, sino una vaina que empieza a alumbrar y nos hace ver un poco lo que nos rodea: un basurero, un mierdero, las contradicciones de esta sociedad. La alborada plantea un poco eso. Al ver las contradicciones, viene la fase del El Colibrí del Chiquero, que plantea en la canción otra fase, es más desnudo, porque desnudándose es como se ve la sociedad, lo bueno y lo malo, las contradicciones. Y consideramos que esa debe ser la actitud de todo aspirante a revolucionario. Tampoco sin caer en un tema de mea culpa, repito. Pero desnudándonos al menos nos ponemos en manos de la realidad de la transformación. No podemos transformarnos en las maduras, no podemos avanzar tan pesados. Hay que aligerar la carga.
—¿Y el proyecto Sandino Cantor? Ese tema pegajoso de Pá andar juntos?
— Hay muchos militantes al lado, detrás y al frente de este proyecto. Queremos darle fuerza a la canción, para abordar temas políticos, abordar temas sociales, temas de empoderamiento, el tema cultural, dentro del marco de la ruta de la alborada con la que mandamos un mensaje: “Yo no me paro, yo me enfrento, yo no me creo el centro de la banca”, eso no es ingenuo, es todo un concepto, queremos chocar una visión del poder a través del arte y la comunicación musical, llegar a las emociones que nos sensibilizan, nos enristecen, nos alegran, la música tiene mucho poder, mueve fibras y vibras emocionales de conciencia, del ser humano. Desde ahí estamos dando golpes al seno cultural, lo que se nos permite, por supuesto.
Pero no vamos a lograr una transformación completa de la sociedad en principio sin la mujer, si no reconocemos en la mujer la mayor capacidad de generar esa transformación. La hembra que ha sido golpeada, la que tiene mayor conciencia. La mujer tiene en sus manos la educación y el amamantamiento. No es un tema feminista ni machista. La música nos está permitiendo llegar a donde, desde la política, por las mismas tensiones políticas, nos limitan, nos impiden. La música abre otras posibilidades.
—¿Qué extrañas de Chávez?
— Su capacidad mística, de rápidamente conectarnos desde el arraigo. Para mí Chávez fue un despertar cariñoso, dócil, no fue un despertar brusco.
—¿Qué crees que diría Alí en estos momentos?
— En el tema de Alí se me dificulta ser pitoniso porque él ya lo dijo todo en la canción. Si desconocemos algún aspecto de Alí es porque no hemos escuchado todas sus canciones, porque nos compuso desde la canción Humanidad, su primera canción a finales de los 60, hasta el 85 cuando murió. En todas esas canciones está planteando algo. Estoy seguro de que estaría involucrado para hacer una gran revolución cultural. Aquí se hubiera dado ya, con Alí, un congreso cultural. Estuviera animándonos a seguir la revolución. Habló de los Zapatos de la Conciencia, de Juanita la lavandera, nos mostró la rabia, pero no dejó de animarnos a hacer una revolución, pese a la rabia.
—¿Qué ha pasado con la Constituyente? ¿En lo cultural hemos avanzado?
—En nuestro caso, es identidad cultural todo lo que tiene que ver con cultura dentro de la Constitución, que nada más son cuatro artículos, entonces imagínate, queremos hacer una revolución. En un inicio la gran victoria fue, en nuestro caso, que todos estuviéramos de acuerdo con que la cultura hacía referencia más allá de la semántica. Es lo que está ahí, está sobreentendido, pero no, pareciera que es invisible (una esencia), claro, está secuestrada desde hace mucho rato por las bellas artes y entonces tiene sentido que estemos confundidos.
Ponernos de acuerdo con que lo cultural era transversal en cualquier sociedad, en cualquier comunidad del mundo fue la primera gran victoria. Toda esta cháchara es para responderte que lo que nosotros queremos hacer, desde la Asamblea Constituyente, todavía no se ha logrado, sigue siendo una olla de presión a lo interno, como cualquier otra parte de la sociedad con sus contradicciones. No se ha dado un gran debate, se han dado grandes discursos. Debates en la ANC no. Hoy tenemos el poder político para ser vinculantes; es decir, con un congreso cultural que no se quedara en chácharas, en documentos, sino que enseguida, al definirse, bueno, esto lo lleva tal y tal área. Tenemos el poder de hacerlo. Se han hecho congresos y debates culturales, pero… ¿de qué? ¿En qué han terminado? ¿Dónde están? Hagamos un congreso cultural donde estén vinculadas todas las partes, la vivienda, no solo movimientos sociales… tener posibilidad de aportes, queremos que sean vinculantes.
—Nuestra comunicación ¿cómo la ves?
—Hay radios nuestras que parece que no dan pie con bola. Creo que hay que dar una calidad, definir muchas cosas para un plan de radio y televisión, dar una vasta discusión. Hoy, Radio Nacional de Venezuela es la que tiene esa capacidad, la Radio del Sur a mí me parece que es tremendo espacio comunicacional, es coherente, lo que pasa es que sigue siendo una minoría y eso responde a que no hay un plan de comunicación que, aunque tenemos lo apto para darle fuerza a eso, coño, significa el transformar de la conciencia, es la revolución cultural, tú sabes que eso lo tenemos que hacer.
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Biografía mínima
Parece haber nacido con un apodo bajo el brazo, “Shamango”, se lo puso su padre por allá el 17 de marzo de 1979. Pero este caraqueño (con acento barquisimetano) también recibe otros motes que sin duda lo describen muy bien, “El Valiente: aquel que no oculta el miedo sino que lo enfrenta”, dice su hermano Florentino. Sandino crece entre hombres y mujeres de canto y lo cobijan ciudades musicales, quizás por eso lleva un cuatro en mano desde los cinco años, con el que despide a su papá, Alí Primera, el 15 de febrero del 85. Sigue siendo valiente y cantante, contestatario, se hace integrante del Frente de Creadores Militantes, y más tarde constituyentista, desde el 2017, donde sigue dando la lucha por una revolución cultural. La música, su energía, lo empeña en cantarle a una aletargada alborada.