Cuando mi madre, en Cumaná, se enteró de la noticia de la muerte de Aquiles Nazoa se echó a llorar desconsolada.Lloraba por Aquiles y lloraba al imaginar el llanto de su hija, estudiante en Maracaibo. Ella sabía del infinito amor que sentía (y siento) por Aquiles. Al fin y al cabo fue ella quien lo inculcó en sus hijos. Todos los días, todos, nos decía, como un proverbio o un salmo, o un mantra lo que una vez Aquiles dijo: “Mas vale morir de hambre que de vergüenza”PUBLICIDAD
Este sábado se cumplieron 44 años de la partida física del poeta del que en mayo celebraremos los cien del natalicio.
Murió joven. Tenía 56 años al momento del terrible accidente de tránsito que nos dejó sin posibilidades de verlo seguir creando.
II
Cuando supimos del accidente y de la muerte física del poeta estaba quien escribe en Maracaibo, estudiante y militante. Tenía que llegar a Caracas, quería acompañar sus restos, quería llorar acompañándole. Pelabola entonces como hoy, la única manera que tuve para comprar el pasaje en Expresos Maracaibo fue vender mi casette con La II Declaración de La Habana, que con tanto celo cuidaba. De alguna manera Cuba me ayudó. Cuba de las querencias del poeta; Cuba que atesora la voz de Aquiles Nazoa grabada por Casa de las Américas.
III
Mi primera entrevista con Silvio Rodríguez fue en 1988 en su casa en La Habana. Le pregunté, entre mucho tópicos, por un autor venezolano que le hubiera impactado. Silvio no lo pensó dos veces: “Espérate, es que tengo uno de sus libros en mi cuarto”. Se levantó, fue a su habitación y enseguida apareció sonriente con el libro: Humor y Amor, de Aquiles Nazoa. Me puse a llorar.
IV
No sabemos cómo hizo Celina Trejo, entonces presidenta del Comité Venezolano de Amistad con Cuba para tenerla, pero fue en Maracay, en la casa de esta querida militante comunista, donde vi por primera y única vez una muñeca de trapo de las de Aquiles. Fue Celina quien me obsequió “Vida privada de las muñecas de trapo”, que conservo como tesoro de incalculable valor. Con el tiempo pude ver también una muñeca de trapo de las de Reverón en su casa de Macuto.
V
En la Biografía breve de Aquiles Nazoa, escrita por Domingo Miliani, se lee: “Su temprana conciencia de clase proletaria, su formación marxista, hicieron de Aquiles Nazoa un signo dramático de dignidad intelectual y política irreductibles. Su vida áspera y difícil le aguzó la sensibilidad de poeta. Fue un empecinado defensor de la naturaleza y un combatiente infatigable contra la destrucción de la ciudad natal por la voracidad «modernizadora» de los contratistas. Llegó a conocer tanto de urbanismo como un profesional. Enemigo declarado de la sociedad de consumo, condenaba día a día la contaminación urbana producida por los gases letales del automóvil, señor absoluto de la ciudad capital. Por ironía, en una carretera hacia el interior del país, conductor reciente, fugitivo de la ciudad inhóspita, su vida quedó diseminada entre un montón de hierros amorfos”.
Se cumplieron este sábado 44 años de ese llanto inconsolable por esos hierros amorfos donde quedó la vida física del querido poeta.
Tenemos razones para no olvidar jamás a Aquiles Nazoa. La más grande de ellas, la gratitud por lo que hizo y por lo que nos dejó de ejemplo para seguir haciendo.
“Creo en poderes creadores del pueblo” resume su paso por el mundo. Transitemos esa vía. Es la correcta.