Trump y sus aires de guerra

9.ABR.2020

En medio de la crisis mortal en Estados Unidos por el mal manejo de la pandemia del Covid-19, el inefable Donald Trump incrementa al máximo sus amenazas de agresión militar y bloqueo naval en contra de Venezuela. Sus gritos histéricos retumban en todos los medios planetarios, como si de verdad fuésemos una amenaza para el Imperio. Pero hasta Newsweek señala, según sus fuentes en el Pentágono, que están claros que todo se trata de una chanza, que “Se suponía que esto no se pondría al público hasta mayo. Trump está utilizando la operación para intentar redirigir la atención”. Es decir, tapar el desastre por el incremento exponencial de contagios y el evidente colapso del sistema de salud, temeroso de que esta negativa situación afecte su afanosa campaña para la reelección presidencial de noviembre de este año.

La jugada del Comando Sur es bien seria. Representa un enorme riesgo para la paz de la región. Sin embargo, todavía hay grupos fascistoides de la extrema derecha criolla que se alegran y añoran una invasión militar, sin recordar la tierra arrasada que queda en cada lugar invadido por los militares norteamericanos. El Comando Sur no es la excepción, sus atrocidades están marcadas en la historia con invasiones y acciones de injerencia en Panamá, República Dominicana y toda Centroamérica durante su guerra civil. Algunas fuentes señalan que “el Comando Sur fue responsable no solo de la aplicación sino también del diseño del Plan Colombia”. Es decir, ya llevan años fracasando estrepitosamente en su misión de luchar contra los carteles colombianos del narcotráfico.

Con estos antecedentes sería bueno que los barcos y aviones de guerra del Comando Sur, prendan por fin sus radares y equipos de rastreo para que corten las conocidas rutas del contrabando de drogas colombiano, con cocaína de alta pureza que salen con total impunidad mayoritariamente por toda la costa del Pacífico y en menor medida por el Caribe. Es un descaro.

Volviendo al irascible Trump, delante de las cámaras ejecuta a la perfección su papel de Sheriff, de Tiro Loco McGraw, sacudiendo sus armas a diestra y siniestra. Totalmente exultante anunció el lanzamiento de una “Operación Antinarcóticos Ampliada”, perorata que recordó a sus humillados y derrotados antecesores que utilizaron gozosos términos como la “Operación Tormenta del Desierto” para justificar la invasión de Irak, pero todo resultó en un fiasco, pues nunca encontraron las supuestas armas de destrucción masiva del imaginario arsenal de Saddam Hussein. Puras mentirillas blancas.

Trump repite el guion de falsedades cuando hace creer que “Estados Unidos está lanzando una operación mejorada de lucha contra el narcotráfico en el hemisferio occidental para proteger a los estadounidenses del azote mortal de los narcóticos ilegales”. La verdad, es que el despliegue es para profundizar el acoso y las acciones de injerencia en contra de Venezuela.

Como si fuera un niño con juguetes nuevos, el irresponsable Trump afirmó que “Estamos desplegando barcos de guerra adicionales, aviones y helicópteros, fragatas de la Guardia Costera y aviones para vigilancia de la Fuerza Aérea, duplicando así nuestra capacidad en la región”. Como una real amenaza para la paz y la vida, Trump desplegará con pompa su maquinaria de muerte: Destructores con sus misiles Tomahawk, Buques de combate litoral, helicópteros Seahhawk, Barcos guardacostas y Aviones espía de vigilancia como los  P8 y los E-3 Awacs.

Ya imaginamos a todo ese aparato bélico acosando, agrediendo y bloqueando nuestros buques petroleros o a los barcos de carga que traen las importaciones de alimentos y medicamentos que tanto hacen falta para seguir combatiendo la pandemia del Covid-19. Los fantasiosos opositores como Guaidó aspiran un bloqueo naval total, con cañoneo incluido, muy al estilo del bombardeo sufrido en los puertos de Venezuela entre 1902 y 1903, ejecutado certeramente por la triada mortal del Imperio Británico, el Imperio alemán y el Reino de Italia. Todo con la excusa del cobro forzoso de las deudas que mantenía Venezuela con empresas de estos países.

En todo caso ya está confirmado que no podrán enviar el Portaviones USS Theodore Roosevelt, pues su tripulación anda varada por el Océano Pacífico con una gran cantidad de enfermizos marinos, víctimas todos de la pandemia del Covid-19. Hasta el destituido capitán del portaviones, Brett Crozier, salió positivo en las pruebas.

En medio del incremento de las amenazas de Trump, sus perritos falderos, gustosos de hablar pendejadas por los medios de comunicación las 24 horas del día, han hecho un impresionante mutis. Algo saben estos maliciosos criminales. Los rastreros apátridas Julio Borges, Leopoldo López, Carlos Vecchio y la propia marioneta triste de Guaidó están frente a un gran dilema. Han sacado mejor la cuenta de que en caso de una agresión militar contra Venezuela, la respuesta cívico-militar no dejará espacio para que ellos puedan cumplir sus miserables y macabros planes de tomar el poder político por la fuerza. Nadie quiere a las brujas. El pueblo se los impediría a toda costa. Se anotaron en una agenda Perder-Perder y para rematar quedaron totalmente arrodillados y sumisos ante el peligroso orate Donald Trump.

Mientras la derecha fascista criolla añora una confrontación bélica, todas las voces del mundo claman por paz. Así, el Secretario General de la ONU, António Guterres, señaló con sapiencia que “La tormenta del Covid-19 ahora está llegando a todos los escenarios de conflicto. El virus ha demostrado cuán rápido puede moverse a través de las fronteras, devastar países y cambiar vidas. Necesitamos hacer todo lo posible para encontrar la paz y la unidad”; y recalcó que “Los dirigentes religiosos -incluido el Papa Francisco- han añadido su voz moral en apoyo a un cese al fuego mundial”. En esta agenda nos anotamos.

Richard Canan

Sociólogo

@richardcanan