Mario Silva: Seguimos anclados a la vieja escuela comunicacional

Constituyentista. Moderador del programa La Hojilla. Autor del libro: Josefina se arrechó y otros cuentos de amor, revolución y esperanza.

— ¿La comunicación de la revolución seguirá siendo una “falla tectónica”, como la llamó el presidente Chávez?

— La imparcialidad es una trampa que nos impuso el sistema dominante. Por un lado, el chantaje de quienes nos acusan de radicales para descalificar los argumentos y, por el otro lado, quienes pretenden convertir la comunicación en panfleto y propaganda sin posibilidad de crítica. Chávez hablaba de ir a la raíz y no pocas veces asumió la responsabilidad de los errores que cometió. Eso lo convirtió en el mejor comunicador que ha tenido Venezuela. Aún seguimos anclados a la vieja escuela comunicacional y no hemos entendido que el secretismo ralentiza el proceso revolucionario y el panfleto lo destruye.

— Pareciera que La Hojilla ha perdido aquella fuerza que tenía por las denuncias y los videos que presentaba, ¿qué ha pasado?

— ¿A qué le llamamos fuerza? La Hojilla trascendió del concepto epidérmico a un plano más analítico; creo yo, en concordancia con el crecimiento de la conciencia popular y asumió la denuncia de manera más seria y responsable. Esto fortaleció los contenidos y la credibilidad sigue intacta. Una cosa es la autocrítica constructiva y otra darle armas al enemigo. La Hojilla no ha dejado de transformarse. Además, el humor opositor está sobrevaluado. La nueva generación de payasos es patética. Ramos Allup se auto jubiló y el interino adolece de la chispa adeca. A veces cometemos el error de hacerle propaganda a muertos políticos.

— Los opositores dicen que el gobierno “desprecia el conocimiento” ¿será porque hay mucho “bachiller marginal” en el gobierno?

— ¡Dios me libre de los letrados! Donald Trump sólo fortalece la mandíbula. ¡Vivan los choferes de autobús!

— Con la Constituyente se alcanzó la paz, después de aquellas guarimbas incendiarias, usted como constituyentista, ¿qué otra cosa se ha alcanzado?

— Unidad, debate y respeto, indudablemente. Me explico: unidad en la diversidad de criterios que se van decantando en el debate interno –muy enriquecedor, por cierto–. Y respeto por las ideas que se van desarrollando al calor del debate en unidad. La ANC se convirtió en escudo de nuestra soberanía y justa legitimidad como proceso revolucionario en permanente recordatorio y defensa del legado del Comandante Chávez. Por otro lado, nos permitió abrir una brecha importante y recuperar un espacio que habíamos perdido; que no supo aprovechar el enemigo y que, por torpes, terminó evidenciándolos. No ha sido fácil conciliar los diferentes criterios que allí se manejan, pero ha prevalecido el objetivo que llevó al Presidente Nicolás Maduro a convocarla a través de la consulta popular.

— Se está derrotando el coronavirus gracias a la buena política del presidente Maduro, sin embargo la subida de los precios es muy peligrosa, ¿qué puede hacer la comunicación contra eso?

— Más allá de lo comunicacional, el problema es económico. En mi criterio, la herramienta más poderosa de la hiperinflación inducida es el ataque a la moneda y mucho me temo que de no darle respaldo a nuestro signo monetario, seguiremos metidos en un círculo vicioso. Que lo diga yo, un simple bachiller marginal, podría sonar temerario. Pero, cuántos planes económicos no se han visto frustrados y seguimos expuestos al capricho sistemático de un marcador ajeno a cualquier ecuación econométrica que siempre termina arrastrándonos hacia una espiral inflacionaria. Nada hacemos con denunciar, por ejemplo, el plan golpista continuado de un Lorenzo Mendoza, si no eliminamos los ingresos mil millonarios en dólares que ha manejado Industrias Polar con su monopolio de alimentos; dólares que terminan utilizándose para la manipulación del dólar criminal y la depreciación de nuestro Bolívar.Tenemos los recursos estratégicos que puedan respaldar nuestra moneda a un precio internacional. Pero, seguimos aplicando los viejos esquemas de la economía que están siendo cuestionados en la nueva práctica económica que emerge actualmente en China y Rusia. Sólo nos resta seguir alertando.

Roberto Malaver

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