Por: Javier Ortiz
En este nuevo mundo digital, teleSUR llega con el capital comunicativo recolectado durante 15 años de cobertura internacional. | Foto: teleSUR
Al cumplir 15 años, teleSUR produce para un mundo diferente al que existía en el momento de su fundación.
La izquierda global, y en especial la latinoamericana, no ha tenido suerte con la televisión: presencia, sí, pero no hegemonía, ni tampoco alguna vía comunicacional exclusiva para sus mensajes y su ángulo.
Es más fácil publicar libros, revistas, periódicos, o hasta sacar una pequeña estación de radio, que lidiar con el andamiaje técnico y el presupuesto que lleva una televisora. Una pequeña pantalla encendida en la sala de estar de cualquier hogar del mundo difícilmente pondría al aire más contenido “zurdo” que “derecho”, excepto por la televisión estatal -cuando hay en el poder un gobierno progresista y eso según las leyes y reglas del país donde ocurra.
Pensadores y periodistas de izquierda pueden convertirse en autores de suficientes best-sellers para atiborrar una librería, pero no es tan fácil hacer zapping y encontrarse una transmisión con reporteros y presentadores de tendencia progresista, generando contenido las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Y es mucho menos probable hacer una televisora de noticias con proyección internacional y apoyada en una red de corresponsales, repartida por todo el planeta.
El mérito fundacional de teleSUR radica precisamente en materializar lo que hasta 2005 parecía una quimera mediática. Ya no solo por la intención, sino por los resultados y las atenciones que recibe. ¿Cómo hubiese quedado registrado para la historia el golpe de Estado ocurrido en Honduras en 2009 si la periodista Adriana Sivori no hubiese estado en Tegucigalpa reportando para teleSUR lo que pasaba? ¿Por qué políticos de derecha en diferentes países se ensañan activamente contra la cadena?
Al cumplir 15 años, teleSUR produce para un mundo diferente al que existía en el momento de su fundación. Entrando en la tercera década del siglo XXI, el periodismo audiovisual está evolucionando: la televisión convencional está siendo generacional y escalonadamente superada por el streaming en plataformas específicas o vía redes sociales. Ya no se trata tanto de ser una voz alternativa con la perspectiva de un sector ideológico en desventaja entre los medios convencionales: la nueva meta es ganar y mantener un espacio y un público ante las fake news y los laboratorios anónimos (a veces no tan anónimos) que las maquinan, casi con instantaneidad.
En este nuevo mundo digital, teleSUR llega con el capital comunicativo recolectado durante 15 años de cobertura internacional. Su existencia es una garantía de que los próximos acontecimientos que sacudan al mundo tendrán, desde la izquierda, una voz que informe, analice y explique.