Semilla de rebelión y libertad“Yo moriré pero volveré y seré millones!” retumbaba el grito de rebelión y a la vez profecía de Julián Apaza – más conocido por su nombre de guerra Túpac Katari – quien mantuviera en jaque a las autoridades del yugo español durante meses de una heroica lucha. Durante la insurrección, Túpac Katari lideró un ejército de más de 40.000 indígenas, que llegó a controlar Carangas, Chucuito, Sicasica, Pacajes y Yungas, y que mantuvo sitiada la ciudad de La Paz durante tres meses. Este levantamiento indígena de la región aymara formó parte de la estrategia de liberación articulada junto a los hermanos Katari del Norte de Potosí y Túpac Amaru del Perú, aunando a los pueblos del Tawantinsuyo. El 15 de noviembre de 1781 en Peñas, la barbarie española puso fin a la vida de nuestro héroe Túpac Katari, pero pese al descuartizamiento, no pudo enterrar la memoria histórica que mantuvo vivo el espíritu de nuestros ancestros. Una y otra vez las luchas indígenas se enfrentaron a los opresores en las diferentes épocas de nuestra historia, ya que aún con la naciente República, los abusos y matanzas no cesaron. Un siglo más tarde (1883), tras un intenso remate de tierras comunales (con Melgarejo y la ley de desvinculación, fueron “privatizados” 350 ayllus grandes, lo que derivó en grandes sublevaciones seguidas de brutales masacres), Pablo Zarate Willca organiza la resistencia contra la usurpación de los territorios. Pero su alianza con los liberales le cuesta la vida, pese a que el ejército aymara permite la victoria de Pando en contra los conservadores, Zarate Willka es asesinado a traición y el Partido Liberal continúa con la misma política de usurpación de los territorios indígenas. La República de Bolivia, gobernada por élites feudales y mineras, demuestra su saña también con los indígenas del Oriente boliviano. Hacia finales del siglo XIX (1892) se da la masacre de Kuruyuki – antecedida por la masacre de Morokuyati (1877) donde fueron despojados de sus tierras, hechos esclavos y exterminados miles de guaraníes por autoridades y empresarios agrícolas. Tumpa Chapiaguasu – también llamado Apiaoeki Tumpa – es el símbolo de esta resistencia y que desenmascara un Estado republicano racista, colonial y exterminador. Una generación más tarde, durante la Guerra del Chaco (1932-1935), nuevamente se revela este carácter de estado feudal, cuando los indígenas son reclutados a la fuerza como carne de cañón, buenos para morir por la Patria pero concluida la guerra, destinados otra vez al pongueaje y los abusos hasta que la resistencia desemboca en la Revolución de 1952. Como homenaje y recuerdo vivo de la memoria histórica, desde los años 70, va surgiendo el Movimiento Katarista que finalmente en 1979 da lugar a la fundación de la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia – Túpac Katari, seguido en 1980 por la Federación Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia – Bartolina Sisa. Conversando Con Tupac Katari, 232 después…
Con el espíritu de Túpac Katari más presente que nunca, procedo a una entrevista imaginaria, encontrándonos frente al Palacio Quemado. Contempla la estatua de Pedro Domingo Murillo, y por momentos se le nubla la vista: No ha olvidado que de joven, Don Pedro participó del lado de las fuerzas reales combatiendo a los indígenas sublevados. Pero luego se apacigua, porque ve flameando al lado de la bandera tricolor la gigante Wiphala y del Palacio de Gobierno como también de las Asamblea Legislativa Plurinacional, con emoción ve que entran y salen las autoridades electas: representantes que visten indistintamente traje y corbata, pollera, ponchos y ojotas, sombreros y guardatojos. Pero su júbilo llega hasta las lágrimas, cuando ve ingresar a Palacio a Evo Morales, primer Presidente Indígena que lleva su sangre y herencia. ¿Qué avances ves en esta nueva etapa de la Bolivia plurinacional?Por fin se ha superado la sociedad de castas, antes a los indígenas se nos prohibía hasta entrar a la plaza principal. La democratización de la sociedad es un logro precioso, y la nueva forma de política de servicio a los demás.En lo económico, hay una redistribución de la riqueza que con las elites coloniales, feudales y neoliberales era imposible pensar, porque se ha cambiado la lógica: antes era el saqueo y explotación, ahora se busca el Vivir Bien. Que importante la nacionalización de nuestros recursos naturales! Pero no menos importante la revalorización de nuestras culturas, el haber recuperado la dignidad y soberanía como pueblos.¿Qué peligros te parecen importantes no perder de vista?Nunca debemos olvidarnos de la amarga lección de la historia: la traición por parte de algunas personas de nuestra propia gente, que se dejan tentar por el dinero o las promesas de los enemigos de siempre.Pero también debemos pensarlo muy bien antes de hacer alianzas, no puede ser si ponemos en peligro nuestros principios y valoresLa fragmentación de la lucha y la búsqueda del interés sectorial por encima del nacional ponen en riesgo la unidad y solo nos debilitanLas demandas irracionales que pierden de vista el bien común¿Qué nos aconsejas para honrar tu lucha?Nunca perder de vista esta oportunidad histórica de haber llegado al Palacio de Gobierno, de transformar al Estado colonial en un Estado plurinacional.Por sobre todo la UNIDAD de los sectores sociales en defensa de este proceso de cambio, como única forma de frenar los intentos de resurrección de la derecha rancia que espera atacar para volver al pasado de la barbarie neoliberal y racista.Avanzar en la consolidación de esta revolución democrática y cultural, que pasa por el nuevo modelo de economía plural pero también por la construcción del nuevo hombre (mujer) con el paradigma del Vivir bien. Debemos continuar con formación de cuadros y transformación del sistema educativo.-
Dolores Arce es Directora Ejecutiva CEPRA. Periódico Visión Z, noviembre 2013.https://www.alainet.org/es/active/69265