María Machado exige a EEUU y «aliados» un rápido ataque militar «devastador» contra Venezuela

Para María Corina Machado, dirigente del micro partido «Vente Venezuela»,  la salida del gobierno de Nicolás Maduro solo es viable con el uso de la fuerza. Por ello cuestiona a quienes piden “condiciones viables” para participar en las elecciones parlamentarias y afirma que no quiere formar parte de ningún gobierno encargado. La familia de la «dirigente» vive toda en EEUU.


Para Machado, en el país está en desarrollo una catástrofe humanitaria, se violan los derechos humanos y se cometen crímenes de lesa humanidad. A su juicio, esas son condiciones suficientes para apelar a una operación internacional, mediante un ataque militar «devastador» contra nuestro país, pues según ella debe tomarse en cuenta que «el Gobierno representa una amenaza a la seguridad nacional de varios países».

Machado destaca que el gobierno «pasó la línea de no retorno con las acusaciones que hizo el gobierno de Estados Unidos y con las violaciones a los derechos humanos reseñadas en el informe Misión de Determinación de Hechos de la ONU». De allí que está convencida de que no queda otra opción que la comunidad internacional acompañe la “operación de paz” a través de un ataque militar, la instalación de bases militares de las «fuerzas del bien», el desmantelamiento de la la FANB y el apoyo de la «coalición del bien» en las tareas de persecusión y exterminio de los factores de izquierda en el país, tal como se hizo en los año 60 del siglo pasado.

Cuestiona a quienes hablan de condiciones mínimas para participar en una elección cuando para ella, una condición mínima es que “el voto elija” e insiste en que quienes apoyan esa ruta electoral colaboran en “la consolidación de un sistema criminal”. En relación con la consulta propuesta por Juan Guaidó, Machado considera que eso “demuestran desconocimiento de la dirigencia política que no sabe qué es lo que quiere la sociedad”.

—Juan Guaidó ya solicitó el mecanismo de responsabilidad de proteger (R2P) pero usted ha manifestado que no es suficiente. ¿Cuál es la diferencia entre lo que usted propone con respecto a este mecanismo con lo que propuso Guaidó ante la ONU?

—Nosotros estamos de acuerdo con invocar el principio de la responsabilidad para proteger, que es una doctrina de la ONU, pero evidentemente solo con eso no se resuelve el drama venezolano. ¿Por qué? Porque lo que se ha instalado en Venezuela es algo nunca antes visto en nuestra región e, incluso, hay gente que dice que es algo nunca visto en el mundo. La convergencia del crimen organizado internacional con el terrorismo, y amparado además con un soporte geopolítico que involucra regímenes como Irán, Rusia, Siria, Turquía y China, que han encontrado en Venezuela un enclave para expandir este proceso y desestabilizar la región socavando las bases de las democracias liberales del hemisferio occidental.

No estoy hablando solo de América Latina. Lo mismo está ocurriendo en Europa. En Venezuela no hay Estado de Derecho, no hay soberanía nacional y, por lo tanto, pretender que con fórmulas convencionales se puede enfrentar y derrotar un sistema criminal es claramente ingenuo. Peor que ingenuo, yo diría cómplice porque después de 20 años de lucha los venezolanos tenemos muy claro que estos criminales no van a salir ni con farsas electorales, ni con diálogos débiles, y ni siquiera con una insurrección militar; porque han habido ya 16 intentos del núcleo institucional que tiene nuestra Fuerza Armada pero claramente están infiltradas, fragmentadas, y en proceso de disolución. Hay que asumirlo y llamar las cosas por su nombre: este sistema criminal solamente va a salir cuando se le confronte con una fuerza superior a la que ellos le aplican al país y que va a tener un efecto disuasivo. 


Lo que nosotros hemos pedido no es una invasión, pero sí una intervención y está ocurriendo. En primer lugar, aquí nadie va a pensar que el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia y China no van a ejercer su derecho a veto. Por lo tanto, no es por la vía de la ONU que nosotros creemos que se va a construir la coalición para la liberación de Venezuela.

—Usted habla de un efecto disuasivo, pero ¿cómo lograr que este mecanismo de protección tenga factibilidad? Porque una cosa es que Juan Guaidó lo solicite como presidente encargado y otra cosa es que esto se apruebe por el Consejo de Seguridad entendiendo que Rusia y China podrían utilizar su derecho a veto. ¿Cómo diferencia usted ese efecto disuasivo de una intervención?

—Lo que nosotros hemos pedido no es una invasión, pero sí una intervención y está ocurriendo. En primer lugar, aquí nadie va a pensar que el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia y China no van a ejercer su derecho a veto. Por lo tanto, no es por la vía de la ONU que nosotros creemos que se va a construir la coalición para la liberación de Venezuela. Hemos visto cómo en otras partes del mundo han sido operaciones unilaterales o regionales, en su mayoría. En el caso concreto de Venezuela, nosotros creemos que debe ser fundamentalmente de los países del hemisferio que son los más afectados.

El tema no es si la comunidad internacional quiere o no quiere. Es que lo van a tener que hacer y ese es el mandato que se le dio al gobierno encargado hace más de año y medio. Para eso se reconoció a un gobierno interino y ese era su trabajo y no puede voltearse a decir “es que no quieren”. Hay que conseguir que sí quieran. Ese es el trabajo de una dirección política.

¿Qué es sencillo? Obviamente que no. Para la comunidad internacional sería más fácil que los venezolanos resuelvan sus problemas, pero ya quedó claro que esto no es un problema solo de los venezolanos.

—¿Su apuesta entonces es que esa intervención sea individual? ¿Que Estados Unidos o el Grupo de Lima decidan activar este mecanismo?

—Que sea una coalición regional y nosotros tenemos instrumentos muy poderosos. En la OEA existe la Carta Democrática Interamericana. Allí hay un justificativo ético y es la obligación que tienen los países miembros a restituir la democracia en los demás países del hemisferio y además está el TIAR, que ya fue activado su órgano de consulta. Ese fue un paso muy importante.

Mi gran preocupación es que aquí no hay tiempo que perder. Hay oportunidades que se presentan por la confluencia de circunstancias, en este caso a nivel geopolítico, que las podemos perder. Tener 60 países, tener toda la fuerza con la que hemos contado en los últimos meses, apoyando un gobierno interino que claramente dijo: primero el cese de la usurpación, después un gobierno de transición para entonces poder tener un proceso electoral.

¿Por qué ha habido esa dilación, esa resistencia a hacer lo que hay que hacer? Tardó nueve meses en aprobar en la Asamblea Nacional la activación del TIAR. ¿Por qué se han negado de manera insistente en la activación del artículo 187, numeral 11? Nadie está diciendo que activar un artículo resuelva un problema pero eso envía una señal a la comunidad internacional.

La dirección política tiene que transmitir claridad de objetivos, tiene que demostrar seguridad, determinación. Tu no puedes estar jugando en múltiples tableros a la vez porque al final no terminas jugando en ninguno y ese es el gran problema.


Mi gran preocupación es que aquí no hay tiempo que perder. Hay oportunidades que se presentan por la confluencia de circunstancias, en este caso a nivel geopolítico, que las podemos perder


—¿Para usted está negada la posibilidad de que el orden de los factores pueda alterar el producto, y que a través de un proceso electoral se pueda lograr un cambio de gobierno?

—Absolutamente sí, porque el cambio en el orden de los factores sí altera el producto final. Hay personas que dicen que al país se le presentan tres caminos. No son tres caminos, son tres destinos: la cohabitación, la salida de fuerza y lo que plantea el gobierno interino que no es ni lo uno ni lo otro. Donde activan el R2P, pero al día siguiente montan comando electorales y organizan una consulta. ¿Una consulta? ¿Hay algo más que consultarle a la sociedad?

—¿Rechaza de plano la consulta popular como un trámite más?

—¿Y el 16 de julio de 2017 nunca pasó? ¿Y el 23 de enero de 2019 fue borrado? Nosotros no estamos empezando esta lucha y hay más de 20 años donde ciento de miles de venezolanos han sido asesinados, donde hemos estado una y otra vez enfrentando la más brutal represión, y donde hay víctimas, héroes de una gesta histórica que nos ha permitido llegar a donde estamos hoy. En este contexto, ¿qué más hay que consultar a la sociedad venezolana? Yo creo que los venezolanos se sienten confundidos e incluso, insultados. El mensaje es inequívoco. Hay tanto en juego que aquí todo lo que vayamos a hacer hay que pasarlo por una prueba de si eso contribuye o  si eso perjudica al cese de la usurpación.

—Uno percibe en la calle que una de las principales críticas hacia la oposición es que se atacan más entre ustedes que lo que pueden atacar al gobierno de Maduro, que se supone es su enemigo en común. ¿No hay ninguna posibilidad de que se unan?

—En primer lugar, creo que no hay ninguna duda de que el pueblo venezolano está claramente unido y cohesionado en una cosa: en que estos criminales se vayan. El sentido de la suma de fuerzas (políticas) tiene que ver con unirse para qué y unirse con quiénes. No es unirse para cualquier cosa. Unirse para claudicar, eso no es lo que quiere el país. El pueblo tiene claro quién es quién. Esto no es un problema de falta de unidad. Se trata de estar todos unidos por una ruta que lleve a una Venezuela libre.

Yo no quiero cargos, ni quiero cuotas de poder, ni muchísimo menos quiero dinero para distribuir en alguna actividad asociada al trabajo del interinato. De eso no quiero nada. Yo lo único que quiero es sacar a Venezuela adelante, liberarla

—¿Qué estaría dispuesta a ceder María Corina para propiciar ese acercamiento con otros factores de la oposición?

—En una oportunidad, conversando con un diputado de uno de los partidos del G4, me dijo que tenía que ceder y le pregunté en qué quería que cediera. ¿Quieres que ceda alguno de mis principios? ¿que ceda en mi confianza en la fuerza de los venezolanos? En eso, en materia de principios, de confianza en Venezuela, en mi determinación de dedicar hasta mi último aliento a liberar y reconstruir este país, en eso no voy a ceder.


—¿Estaría dispuesta a aceptar ser parte del gobierno interino?

—Esto no es un tema de cargo y déjame ponerlo muy claro: yo no quiero cargos, ni quiero cuotas de poder, ni muchísimo menos quiero dinero para distribuir en alguna actividad asociada al trabajo del interinato. De eso no quiero nada. Yo lo único que quiero es sacar a Venezuela adelante, liberarla.

Se han cometido errores muy grandes en estos 19 meses del interinato y hay que darle respuestas al país sobre esos errores, tanto los errores políticos como la opacidad en términos económicos y financieros en manejo de recursos. Eso es lo primero que el interinato debe hacer para restituir la confianza.

¿Estamos a tiempo? Yo creo que sí pero tienen que hacerlo. Aquí no se le ha explicado al país que pasó el 30 de abril de 2019; qué pasó realmente en los diálogos de Noruega, que yo no sé si todavía se mantienen o no; por qué se entregó la Asamblea (Nacional) trayendo de regreso a unos ex diputados chavistas que habían perdido su investidura; como tampoco se le ha dado respuesta al país del manejo de todo la situación de los bonos 2020 (de Pdvsa)  que es quizás, una de las traiciones más grandes.

Y creo que hay que ir cortando con algunas fuerzas que han rodeado al interinato y que han sido muy lesivas en cuanto a la confianza y la imagen. Ahora, si hay esa claridad de objetivos, si hay una definición de que es por la vía de la responsabilidad de proteger, por la vía de apoyar al TIAR, por la vía de la construcción de una amenaza real, por la vía de mantener la fuerza descartando mecanismos que, a mi modo de ver, son perjudiciales, si aquí hay un solo camino y no hay vuelta atrás, por supuesto que cuentan conmigo.
—¿Ve viable que ese cambio político se logre este año?

—No es un tema de tiempo. Faltan hitos, faltan hechos y hay hechos que extienden esos períodos, hay errores que extienden y ponen más lejos ese momento. Creo que podemos acercar ese momento si hacemos lo que tenemos que hacer.