“Tú, cubano, corre…” dijo el militar al joven de 23 años de edad, uno de los que había sido sacado de la empresa Lunchetti de Santiago de Chile, durante el golpe de Estado en contra del gobierno de Salvador Allende, aquel infausto 11 de septiembre 1973.
En esa empresa, así como en el cordón industrial de la capital chilena, se había atrincherado un grupo de trabajadores y combatientes del gobierno socialista de Allende, en resistencia al golpe de Estado liderado por el general Augusto Pinochet y apoyado por los Estados Unidos (EE. UU).
“Yo no soy cubano, soy venezolano…”, dijo Maza según cuentan los testigos de aquel episodio, que ocurrió el 12 de septiembre del referido año. Quizás estas fueron las últimas palabras de Enrique Maza Carvajal, que nació en Maturín, en el Oriente venezolano, el 14 de diciembre de 1950.
Tras pronunciar su nacionalidad recibió una ráfaga de tiros y cayó al piso, luego su cuerpo desapareció. Días más tarde consiguieron el cadáver en un cementerio de la ciudad, donde fueron llevados decenas de personas sin vida, víctimas del golpe de Estado.
Enrique Maza Carvajal es quizás la única persona de nacionalidad venezolana, víctima mortal de la dictadura que se iniciaba en Chile aquel 11 de septiembre de 1973, y que dejó como saldo más de 3.000 muertos, así como más de 40.000 desaparecidos, torturados, ejecutados y presos políticos.
Enrique Maza, un estudiante universitario venezolano que huyó de su país, perseguido por el gobierno de derecha de Rafael Caldera, encontró la muerte en Santiago de Chile, durante el golpe de Pinochet, el 11 de septiembre de 1973, un acontecimiento de 45 años de historia que aun divide a la sociedad chilena.