Venezuela: Perspectivas económicas/sociales 2022 (II)

Por: Pasqualina Curcio 

La recuperación de las exportaciones petroleras en 2022, sea por el aumento de la producción de petróleo y/o por el incremento de los precios internacionales del crudo, podría verse reflejado en un aumento de la producción nacional, si y solo si, se cumplen por lo menos dos condiciones.

Primero, que las divisas que ingresen por la venta de hidrocarburos realmente tributen a la producción nacional y sean usadas para importar materia prima, insumos y tecnología requeridos en los procesos productivos internos, en lugar de ir a parar a paraísos fiscales, motivo por el cual es necesario establecer un estricto control de la administración de dichas divisas por parte del gobierno nacional y del Banco Central de Venezuela (BCV). Si, por el contrario, son usadas para intervenir en el mercado cambiario, es decir, para venderlas en dichos mercados con la ilusión de que con tal acción controlarán la depreciación del bolívar, el resultado final será que esas pocas divisas se fuguen.

Segundo, que ese eventual crecimiento económico en 2022, consecuencia del aumento de las exportaciones petroleras, no sea contrarrestado/ anulado por la depreciación del bolívar, la cual, desde por lo menos el 2013, ha sido inducida por un ataque contra nuestra moneda, tal como fue confesado por el senador republicano Richard Black en 2019, quien dijo: «Hemos desmonetizado su moneda y, a través del sistema bancario internacional, hicimos que la moneda venezolana careciera de valor y luego vamos y decimos: ‘Miren lo malo que es este Gobierno, su moneda no vale nada’. Bueno, no fueron ellos, fuimos nosotros quienes hicimos inútil su moneda».

El ataque al bolívar es una de las principales causas, junto con la caída de las exportaciones, del desplome de la producción nacional desde el año 2013. De hecho, por cada 100 bolívares de disminución del producto interno bruto (PIB), 60 son explicados por la depreciación inducida del bolívar que asciende a 5.466.052.934.406% desde 2013.

Recordemos la secuencia de dicho ataque: el imperialismo manipula políticamente el valor del bolívar a través de las redes sociales; este tipo de cambio, aunque ficticio, sirve de referencia para los precios de todas las mercancías (excepto la fuerza de trabajo) los cuales han aumentado 727.460.681.160% entre enero de 2013 y noviembre de 2021 que, aunado a la congelación del salario mínimo legal que solo ha sido ajustado 16.867.469.780% desde 2013, ha derivado en una pulverización de 99% del salario real y una disminución del gasto público del 33% del PIB en 2013 al 2% del PIB en 2021, ocasionando una caída del 62% de la demanda nacional (entre 2013 y 2018, no disponemos de datos a la fecha). Cuando cae la demanda en una economía, los dueños del capital no tienen incentivos para aumentar la producción, ¿para qué producir si no hay quien compre? Es así como el ataque al bolívar ha incidido en la caída de la producción.

Lo más probable, casi con certeza, es que el imperialismo no deponga su principal y más poderosa arma: el ataque al bolívar. Esos portales web y cuentas de redes sociales a través de los cuales manipula el valor del bolívar permanecerán activos, sobre todo si consideramos que le llevó por lo menos 15 años irlos posicionando en el imaginario de los venezolanos (desde el 2006 andan en eso, desde que apareció la «lechuga verde»). Quizás el imperialismo baje la intensidad del ataque, como de hecho ha ocurrido los últimos meses, pero no desaparecerán los portales web, estarán al acecho para intensificarlo en el momento que considere más oportuno. Incluso, dicha arma pudiese mantenerse vigente en un eventual escenario en el que gobierne la derecha en nuestro país. Veamos el caso de Argentina: el dólar blue se instaló con Cristina Kirchner y no desapareció durante el gobierno de Macri, a pesar de que éste levantó el cepo cambiario. Hoy, el dólar blue, con Alberto Fernández sigue determinando los precios en el país del sur.

El hecho de que haya disminuido la intensidad del ataque al bolívar los últimos meses, al punto de que se detuvo la hiperinflación, no se debe a que el imperialismo se compadeció de los venezolanos, sino principalmente a que han logrado llevarnos al límite de un deterioro del 99% del poder adquisitivo y una producción que no supera la cuarta parte de la del año 2013. Sin embargo, eso no significa que, en cualquier momento, decidan arremeter.

Recordemos el caso de la Nicaragua sandinista. En el marco de la guerra contra la revolución, el gobierno de EEUU bloqueó al pueblo nicaragüense; programó un desabastecimiento de bienes esenciales y largas colas; financió a grupos paramilitares (La Contra) y también atacó la moneda: el córdoba. De hecho, en 1988 la hiperinflación inducida por dicho ataque superó los 30.000%. Entre 1988 e inicios de 1990, el ataque al córdoba se mantuvo, aunque con menor intensidad, a pesar de que, el gobierno sandinista, en el marco del diálogo y muy ingenuamente al confiar en el imperialismo, cedió e implementó un paquete neoliberal que consistió en la congelación de los salarios y la privatización de empresas del Estado y su reducción. Mientras tanto, el imperialismo, siguió con su plan y bastó con que se adelantaran las elecciones presidenciales en 1990 para que arremetieran con un nuevo ataque a la moneda que se tradujo en una hiperinflación durante ese año y la derrota de la revolución sandinista en las urnas con la victoria de Violeta Chamorro, candidata de la derecha. Luego, mágicamente, una vez Chamorro en el poder, desapareció la publicación diaria y manipulada del supuesto tipo de cambio del córdoba con respecto al dólar.

Un posible escenario es que en el 2022 baje la intensidad del ataque al bolívar. Ya el poder adquisitivo de la clase trabajadora está al mínimo y la economía se encuentra dolarizada de facto (principales objetivos de la guerra imperial). Por lo tanto, y en ese escenario, la recuperación de las exportaciones petroleras podría reflejarse en aumentos de la producción nacional, pero con graves y grandes desigualdades si no se ajusta el salario mínimo mensual y con éste las pensiones y jubilaciones, así como el gasto público.

Otro posible escenario es la activación del referendo revocatorio por parte de la derecha opositora y, por lo tanto, la polarización política. En ese caso, no dudarán en intensificar nuevamente el ataque al bolívar, así como otras armas de la guerra no convencional, por lo que cualquier incremento de las exportaciones petroleras se verá anulado por la inflación y por el mayor deterioro de la demanda agregada.

En cualquiera de los escenarios, de mayor o menor polarización política, o con más o menos concesiones que el gobierno dé a los grandes capitales en el marco del diálogo, éstos no depondrán el ataque a la moneda, a menos que dichas concesiones sean muy pero muy grandes. Pensar lo contrario sería ingenuo, motivo por el cual es urgente neutralizar los efectos de la manipulación política del valor del bolívar al punto de hacer inefectiva dicha arma. Es allí donde se justifica la propuesta de la indexación de la economía. Así que dependerá también la recuperación económica/social en 2022 de que, en el discurso y en la práctica, el BCV reconozca que nuestro bolívar está siendo atacado, tal como lo han confesado lo gringos, y no siga enfrascado en paradigmas monetaristas/ neoliberales que en vez de resolver le hacen el trabajo al imperialismo.

Tomado del diadio Últimas Noticias.

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