Chile. Mauricio Hernández Norambuena:

“El ideario de justicia social que abracé desde joven tiene absoluta vigencia en este presente de desigualdad estructural”

Por Equipo Doble Espacio*, Resumen Latinoamericano, 2 de febrero de 2022.

Hace exactamente 20 años Mauricio Hernández Norambuena fue detenido en Brasil por el secuestro del publicista Washington Olivetto. Dos décadas en que se le ha mantenido en un régimen carcelario de incomunicación y castigo, tanto allá como en Chile. En exclusiva para Diario UChile y Doble Espacio, el Comandante Ramiro se refiere a los años que lleva en la cárcel, al tema de prisión política, al conflicto chileno-mapuche y los desafíos del futuro gobierno de Gabriel Boric.

El llamado comandante Ramiro fue integrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, organización que enfrentó por la vía armada y revolucionaria a la dictadura civil-militar de Augusto Pinochet. Sentenciado a doble cadena perpetua en Chile por la muerte del fundador de la UDI y articulador de la Constitución Política de 1980, Jaime Guzmán Errázuriz, y por el secuestro del hijo del dueño de El Mercurio, Cristián Edwards, Hernández Norambuena se escapó tras una espectacular fuga en un helicóptero.

El 2 de febrero de 2002, Mauricio Hernández Norambuena fue arrestado por la policía brasileña en el Estado de Sao Paulo, siendo remitido de la Cárcel de Taubaté a la Penitenciaría de Seguridad Máxima de Avaré, lugar donde se dio inicio a un régimen de aislamiento que aún se mantiene tras ser extraditado a Chile el 20 de agosto del 2019.  Para el frentista esta medida de castigo permanente habla de una animadversión en su contra, la que se ha traducido en malas condiciones de reclusión.

“Son 20 años en condiciones de aislamiento y también de ensañamiento por razones ideológicas. En Brasil, donde estuve 17 años preso, nos dictaminaron a cumplir condena en las peores condiciones posibles por el hecho de haber secuestrado a un miembro de la oligarquía o clase dominante. Sumado a ello, a que el embajador, un burócrata del gobierno chileno de ese entonces, Carlos Mena, corrió a llevarle a las autoridades penitenciarias brasileñas la infame fantasía de que yo era una amenaza para la Humanidad”.

Hernández Norambuena hace referencia a Carlos Mena Keymer, embajador de Chile en Brasil en el gobierno de Ricardo Lagos, entre 2000 a 2003, quien solicitó a la Administración Penitenciaria de Sao Paulo la mantención del llamado comandante Ramiro, en un presidio de máxima seguridad por sus antecedentes y porque una “eventual fuga será un desastre para Sao Paulo, para  Brasil, para Chile  hasta para la Humanidad”, como  se lee en el oficio nº SAP/GS 325/2004 de la Secretaria de Administración Penitenciaria de Sao Paulo.

El ex frentista señala que estas malas y permanentes condiciones de encierro son lo que lo ha llevado a buscar distintas maneras de resistir la cárcel.

“Estos 20 años en estas condiciones excepcionales de prisión me han obligado a buscar formas de resistencia cotidiana para no sucumbir a la demencia. La lectura, el ajedrez y el yoga han sido mi trinchera de cordura. La solidaridad recibida durante este tiempo ha sido determinante en mi sobrevivencia. En primer lugar, mi familia que en todo momento ha estado conmigo, luego los apoyos fraternos que han llegado desde distintas partes del mundo, y también desde mi regreso a este país. El reconocimiento popular a mi condición de luchador social y antidictatorial, así como de preso político, reconforta y me da fuerzas para continuar resistiendo este doble castigo del Estado chileno”.

Al ser consultado por la motivación que tendría justamente el Estado chileno para continuar con un régimen de estricto aislamiento, Hernández Norambuena afirma: “Las razones son ideológicas y políticas. Acá en Chile se ha puesto en práctica una política de aniquilamiento gradual y sostenida en mi contra por parte de la derecha pinochetista que usa las instituciones del Estado para su venganza y castigo ejemplar en contra de quién los enfrentó de forma directa en aquel tiempo de tiranía”.

“No olvidemos que los cómplices de Pinochet están en el Ministerio de Justicia y dirigiendo Gendarmería durante este mal gobierno. En mi persona se percibe el ejemplo de lucha social y combatiente popular. Se castiga la rebeldía en nuestra conducta política y dignidad de nuestra historia, y la consecuencia entre el decir y el hacer”, añade.

Consecuencias físicas y laborales

Desde su llegada a Chile, el 20 de agosto del año 2019, fue ingresado a la sección de máxima seguridad de la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago CAS, mismo recinto del cual Hernández Norambuena escapó un 30 de diciembre de 1996, en un rescate que incluyó el uso de un helicóptero. Hoy se encuentra aislado en el Módulo de Máxima Seguridad del Complejo Penitenciario de Rancagua, mientras se realizan trabajos de reparación en la CAS.

Una medida que Gendarmería justifica al ser considerado un prisionero de alto riesgo, por lo que su control debe estar bajo estrictos estándares de seguridad y aislamiento, pero que sin embargo no considerar los informes y resoluciones que señalan el grave impacto que el uso prolongado de estas medidas puede tener en la salud de los internos.

“Las consecuencias para mi salud han sido principalmente en términos psicológicos según consta en varios informes de profesionales del Colegio Médico, del programa PRAIS (Programa de Reparación y Atención Integral de Salud a los Afectados por violaciones a los Derechos Humanos). Padezco de ansiedad, irritabilidad, neurosis”, detalla.

“A pesar de estas consecuencias en mi salud, mis convicciones continúan sólidas, el ideario de justicia social que abracé desde joven tiene absoluta vigencia en este presente de desigualdad estructural. Luego de la revuelta social iniciada en octubre del 2019 se potencia ese diario popular, de una vida digna, de iguales derechos, de diversos mundos posibles. Esta nueva realidad me revitaliza, a pesar de que todavía no se ha ganado nada. La solidaridad recibida ha sido clave para vencer día a día esta batalla del encierro y aislamiento”.

Al respecto, el equipo legal que representa a Mauricio ha llevado a cabo una serie de requerimientos que se han traducido en resoluciones, las cuales, según denuncia el frentista, no se han cumplido por parte de Gendarmería.

“Mis abogados han realizado diversas acciones judiciales, algunas de las cuales han sido acogidas por los Tribunales de garantía, sin embargo, Gendarmería no cumple esas resoluciones que podrían terminar con mi aislamiento. Por otra parte, la Corte de Apelaciones de Santiago ha dado carta blanca para que Gendarmería aplique el régimen que estime, omitiendo de esa manera su deber en la protección de mis derechos humanos, que están siendo vulnerados con este régimen de aislamiento que Gendarmería mantiene durante dos años y medio”, manifiesta Hernández.

Quien agrega, que “este régimen carcelario está reglamentado como transitorio con un máximo de seis meses. Además, en este régimen se niega el derecho al trabajo, que todo preso tiene. Recientemente he firmado un contrato de trabajo con una productora para una serie que trataría de mi participación en el Frente Patriótico Manuel Rodríguez y no lo he podido hacer producto de este aislamiento. Es decir, que se niega un derecho, debido a la arbitraria e irregular decisión de Gendarmería de mantenerme en este régimen.”

Para Mauricio Hernández, su aislamiento prolongado es resultado de una decisión política y no técnica, “mis excepcionales condiciones carcelarias de aislamiento y castigo son una determinación que emana desde el Ministerio de Justicia para ser ejecutada por Gendarmería. Ambas instituciones dirigidas por la UDI, que de esta manera lleva a cabo su venganza contra quienes enfrentamos de manera directa a su dictadura pinochetista”

Revuelta Social y Prisión Política

A partir de octubre del 2019 miles de personas fueron detenidas y cientos de ellas encarceladas, de todas ellas 144 se encuentran aún en prisión preventiva, mientras que otras 67 se encuentran cumpliendo penas por diversos delitos relacionados con la Revuelta Social.

Para el Comandante Ramiro, todos quienes ejercieron violencia política en el contexto de estas manifestaciones califican como presos políticos. Calificación que para Mauricio Hernández debe incluir a todas y todos quienes luchan contra el sistema neoliberal.

Las motivaciones de nuestros actos determinan el carácter de nuestra prisión. Todos quienes fueron detenidos al calor de las manifestaciones y desórdenes callejeros, quienes ejercieron la violencia política contra toda institucionalidad, lo hicieron en repudio a una élite que durante 30 años no escuchó las demandas sociales del pueblo, una elite que se jugó por construir un país de inequidades mediante un modelo que produce desigualdad. Una élite que no sólo engañó con falsas promesas de una alegría que nunca llegó, sino que además se mofó del ciudadano común”, opina.

“La rabia desatada ese 18 de octubre fue una respuesta a ese ninguneo, a esa mentira y descaro de una élite corrupta. Ése es el contexto. Nadie fue a quemar el Metro, a saquear un supermercado, a derribar estatuas, a confrontar la represión por deporte o de ociosos. Fue un levantamiento popular masivo, no armado, pero feroz. Por lo tanto, ésas son razones políticas, razones que están por detrás de cada detenido de la revuelta, todos presos y presas políticas”.

La importancia el apoyo de la sociedad civil, colectivos y organizaciones sociales, quienes han jugado un rol activo en la demanda de la libertad para los presos políticos de ayer y hoy, ha sido vital según el frentista, y le ha permitido seguir firme en sus convicciones incluso en los momentos más complejos.

“(Las organizaciones) Juegan un papel fundamental la solución al tema de la prisión política, siempre que se movilicen. Si bien en la esfera política institucional se ejecutará dicha solución, la presión ejercida desde lo popular, en las calles y territorios será determinante. Tienen un papel relevante en el apañe de los presos políticos, el reconocimiento como luchadores populares y la fraternidad desplegada hacia ellos y ellas reconforta en los días difíciles de la prisión y esos vínculos van construyendo el sentido de comunidad.”

Soy un preso político

El futuro gobierno de Gabriel Boric dio a conocer, los temas prioritarios a partir del 11 de marzo, día del cambio de mando. Una agenda que tiene como principales focos: la seguridad, la situación del Wallmapu, la migración, la educación, y desarrollo productivo, desplazando el tema de la libertad de los presos políticos, el que para Mauricio Hernández solo se podría lograr gracias a la movilización social. Respecto a su situación en particular considera que en algo podría cambiar.

“En lo inmediato respecto a mis condiciones carcelarias, de aislamiento y castigo, espero que cese la persecución política, debido a que los organismos que deciden el régimen penitenciario, como el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y Gendarmería ya no estarán dirigidas por la derecha pinochetista en el nuevo gobierno. En cuanto a la libertad de todos quienes somos presos políticos, ella sólo sería posible con la movilización de quienes sí nos reconocen como luchadores populares encarcelados.”

Para Hernández Norambuena su condición de preso político es indudable, ya que en sus motivaciones siempre ha estado presente el componente ideológico, inclusive en el secuestro de Washington Olivetto.

Mi condición actual de preso político es inobjetable, por las motivaciones que guiaron mi conducta, además las condenas que me aplicaron en sus fundamentos lo dejan claro“.

Para el frentista, los medios de comunicación nunca se refieren ni explican esas motivaciones que lo separan de ser calificado como delincuente común, lo que resulta en su opinión una práctica frecuente en los medios chilenos.

“Los medios de comunicación al servicio de las élites siempre nos denostarán, igual como ocurría en dictadura cuando nos llamaban delincuentes subversivos, esta acción en Brasil fue una operación destinada a obtener recursos financieros para las orgánicas políticas en que participamos (MIR- EGP, ELN de Colombia, y nosotros rodriguistas). El carácter político de nuestro accionar fue reconocido por el tribunal en primera instancia de Brasil, dadas las evidencias y los antecedentes de quienes fuimos detenidos”, explica Hernández.

“Quizás la política tradicional no requiere expropiarles a los ricos, -como lo hicimos nosotros y lo ha hecho históricamente el movimiento revolucionario-, ya que le roba al Estado”, agrega.

¿La alegría ahora viene?

En marzo de este año se efectuará el cambio de mando, en el cual Sebastián Piñera entregará la banda presidencial al ex dirigente estudiantil y ex parlamentario, Gabriel Boric. Un traspaso de mando que a muchos recuerda las expectativas fijadas en la transición post dictadura, expectativas que le consultamos respecto al nuevo gobierno y que lo diferenciarían de la ex Concertación.

“Creo que el desafío mayor tiene que ver cómo cumplirá las promesas que hizo. Cómo dará cuenta de las expectativas que generó respecto a demandas sociales. Ésta es una nueva transición ¿Pero hacia dónde? Todo parece indicar que, en lo esencial, es una transición gatopardista, ya que no tiene como norte la superación del neoliberalismo. No creo que hoy existan condiciones políticas y sociales para aplicar la justicia en la medida de lo posible para las violaciones a los Derechos Humanos ocurridas desde la revuelta. Este aspecto debe ser un mínimo para hacer diferencia de lo que fue la Concertación.”

Respecto al rol que podría jugar la izquierda chilena, Hernández se muestra escéptico puesto que para él esta coalición no representa la voluntad del pueblo chileno, y que, por otra parte, las organizaciones que se encuentran fuera de la élite política, no cuentan con la cohesión necesaria.

“El problema es que hoy no existe una izquierda política organizada. Entendiendo por izquierda una fuerza que tenga como objetivo la superación del capitalismo, las reformas o maquillajes al modelo neoliberal quedan para la social democracia con su estado de bienestar. En el espectro de las fuerzas políticas autodenominadas de izquierda hoy, ese es su horizonte, humanizar el capitalismo, de por sí salvaje”.

En su opinión, no existe proyecto transformador, “no existe organización ni tampoco unidad de los diferentes grupos, sectores extraparlamentarios que se definen de izquierda. Un proyecto de esa índole sólo podrá surgir desde fuera de la política tradicional y parlamentaria, ya que en su mayoría quienes participan en la política profesional les interesa mantener el estatus quo con los privilegios que le son inherentes. Recordemos que Lagos también se denominaba de izquierda, y su gobierno terminó aplaudido por la élite empresarial debido a las exorbitantes ganancias que tuvieron con las privatizaciones de una serie de servicios.”

El conflicto chileno-mapuche

El 12 de octubre 2021 el gobierno de Sebastián Piñera, en el marco de una política de militarización de la Araucanía implementó, con apoyo del Congreso, un régimen de Estado de Excepción en la denominada macro zona Sur, que corresponde en su mayoría a territorio del Wallmapu. Una medida que, muy por el contrario de su objetivo, ha agudizado el conflicto entre el Estado de Chile y el Pueblo Nación Mapuche.

Consultado sobre la negativa de organizaciones mapuche como la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) a sentarse a conversar con el futuro gobierno, Mauricio Hernández, señala que se encuentran en todo su derecho de cerrarse al diálogo, puesto que históricamente han sido intentos fallidos que finalmente se transforman en vías para que los gobiernos de turno atomizan el movimiento de resistencia mapuche.

Es absolutamente compresible y legítimo que cualquiera de las organizaciones mapuche, hoy en día en resistencia activa, adopte esa actitud, cuando en términos históricos los acercamientos y llamados al diálogo por parte del Estado chileno siempre han tenido como objetivo desmovilizarlo, entrampándolos en conversaciones que no significan ningún avance en función de sus demandas históricas ¿Por qué hoy sería diferente? Muchos gobiernos de distinto signo político han pasado, pero la política hacia el Pueblo Nación Mapuche ha sido una política de Estado con una clara mirada colonialista. La CAM tiene la soberanía, la inteligencia y la experiencia de 24 años de lucha en resistencia, además de un fuerte apoyo del pueblo chileno para decidir sus pasos a dar. Por último, hay que recordar que los únicos avances que han tenido son producto de sus recuperaciones de facto, de una parte, de sus tierras ancestrales.”

Por otra parte, y en referencia a los presos políticos mapuche, el frentista señala: “El conflicto del Estado chileno con el Pueblo Nación Mapuche es político y de raíces históricas. Cualquier combatiente mapuche capturado por la represión del Estado chileno es un prisionero político. Pero sin embargo el espíritu colonialista de la elite chilena, con todos los recursos estatales a su disposición va tergiversando la realidad de dicho conflicto y llama a los comuneros mapuche de ladrones de madera, asesinos y terroristas.”

“La casa de todos”

El respecto de la labor de la Convención Constitucional, el Comandante Ramiro es cauteloso puesto que considera lo obtenido ha sido mérito exclusivo de los movimientos sociales, lo que se ha traducido en la búsqueda de la supresión de la Constitución política de la dictadura cívico militar de Pinochet, de la cuál Jaime Guzmán figura como su principal artífice.

Consultado sobre si la Convención Constitucional logrará construir una carta fundamental que sea “la casa de todos”, o solo es un movimiento más para justificar el modelo, Mauricio Hernández Norambuena se pregunta:

“¿Es posible una casa de todos con la desigualdad existente en nuestro país? ¿Es realmente posible esa casa de todos con una elite que vive y profita a expensas del pueblo? ¿Una elite cómplice y todavía impune de las violaciones a los Derechos Humanos en dictadura, en post dictadura y en especial vehemencia de la revuelta de octubre? ¿Podrá ser una casa que los acoja a todos, una casa donde habita la impunidad?”

Hernández recuerda que la posibilidad de escribir una nueva carta fundamental fue una conquista del pueblo en las calles a partir del 18 de octubre, “así se le arrebató a la élite su Constitución de Pinochet y Guzmán, y se lanzó a la basura”, pero sin embargo advierte y se pregunta frente a la discusión constituyente:

“¿Debemos imaginar entonces una casa de todos con armonía y autodeterminación del Pueblo Nación Mapuche, una casa de todos sin extractivismo y protegiendo la naturaleza, una casa de todos con un nuevo modelo de desarrollo, con el agua como un bien público, sin daño al medioambiente, con estricto respeto a los Derechos Humanos, con una educación sin fines de lucro con respecto a las disidencias, una pensión digna, y una salud asegurada para todos y todas? Esta es la casa de todos que fue dibujada en las multitudinarias manifestaciones de la revuelta social ¿Será esta también la casa de todos que las elites están pensando?”, concluye.

*Revista de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile