Estados Unidos, Rusia y la crisis de Ucrania (I) | Vladimir Acosta

El golpe de estado en Kiev de 2014 alentado por Estadio Unidos fue previo a la recuperación de Crimea

Vladimir Acosta

La amenaza de una inminente guerra de Estados Unidos (EU) contra Rusia, promovida a base de mentiras yankees repetidas por sus lacayos europeos; guerra que aquél venía promoviendo desde meses antes acusando sin ninguna base a Rusia de amenazar a Ucrania con una invasión y que estaba a punto de estallar porque a esas alturas bastaba un simple error o una provocación más para que estallara, se desinfló bruscamente por el momento, sólo por el momento, en días pasados.

Sabiendo cómo mienten los medios estadounidenses y mundiales (que de hecho son lo mismo porque aquellos elaboran las mentiras y estos las repiten) conviene recordar los hechos principales y los rasgos básicos de esa agresión por parte de EU, de su prensa mentirosa, de la UE y de la OTAN. La agresión contra Rusia la viene cocinando EU desde hace más de una década porque siendo dueño de la OTAN y patrón de la UE, que le son indispensables y que también vienen a ser lo mismo, ha convertido la crisis que ha provocado y dirigido en Ucrania en centro de su desesperado plan de fortalecer su control de la servil y decadente Europa y de mantener acosada a Rusia, a la que amenaza con sus patrañas, con la forma en que financia y arma a Ucrania y con sanciones económicas “nunca vistas”.

Y lo primero que conviene tener en cuenta en esto si se quiere entender lo que pasa, es que los grandes medios yankees que analizan el origen directo de ese enfrentamiento, y hasta periodistas supuestamente críticos que lo analizan y se tragan esa versión, lo ubican todos en 2014 cuando Rusia recupera la península de Crimea, olvidando no solo la larga y estrecha relación conflictiva de Ucrania con Rusia (Ucrania, que en el siglo IX fue la Rusia de Kiev, hoy su capital, está en el origen de la propia Rusia) sino también dos cosas que son claves:

  1. Que Rusia no asaltó Crimea, territorio histórico suyo, sino que la recuperó en 2014 mediante una elección incuestionable en la que la aplastante mayoría de sus habitantes apoyó su vuelta a Rusia. Igual que lo que pasa en el este de Ucrania, en el Donbass, cuya población apoya y mantiene en forma absoluta una estrecha relación política, económica y cultural con Rusia y habla ruso, mientras se siente amenazada por una invasión real del gobierno pro nazi de esa Ucrania que ha acabado por ser un protectorado servil de EU.
  2. Que el hecho inmediato del que nace la crisis actual sí es 2014, pero no cuando Rusia recupera Crimea, lo que esa prensa mentirosa califica de golpe de estado ruso y no de elección masiva y democrática, sino que empieza antes, porque en Crimea en 2014 había un gobierno amigo de Rusia, el del presidente Yanukovich, al que EU derrocó en febrero de 2014; y eso sí fue un golpe de estado violento iniciado como masiva  “revolución de colores”, que provocó una matanza de corte nazi y de lo que deriva por sucesión el actual gobierno del país.

De eso no se habla, porque la prensa mundial, es decir, norteamericana, no solo tiene el control manipulador de las noticias y difunde lo que conviene a EU, sino porque también sabe que para analizar una crisis desinformando y haciendo pasar esa manipulación por información, es clave partir de la fecha que conviene y no de la fecha real que pondría en evidencia la trampa y la mentira. Así pues, la crisis actual de Ucrania no empieza con el golpe de estado que promovió EU y en el que participó su embajadora, esa tal Victoria Nuland que habla a diario de democracia, sino que empieza con que Rusia se “apoderó” de Crimea, y no conque convocó una elección democrática en la que los habitantes de esta decidieron por mayoría aplastante volver a Rusia.

Y todavía debía añadirse algo más. Porque, repito, Crimea era rusa desde los viejos tiempos del zarismo, y fue en tiempos de la URSS, cuando Ucrania era una república soviética, que Khruschev, que era ucraniano y entonces gobernaba el país, entregó Crimea a sus conciudadanos sin imaginar lo que iba a pasar más adelante.

Omito por conocidas las descomunales cifras de armas y dinero entregadas por EU y la UE para armar a Ucrania y azuzarla contra Rusia. Son 17 mil millones de euros. En diciembre Rusia envió a EU un proyecto de Tratado de paz con siete propuestas sensatas ceñidas a acuerdos y decisiones de la ONU desconocidos o violados por EU. Dice que ninguna de ambas partes emprendería acciones contra la seguridad de la otra ni sería miembro de organismos internacionales que tengan ese objetivo, ni utilizaría para ello a países que fueron parte de la URSS. Y EU le garantizaría a Rusia que la OTAN no se expandiría hacia el este. Esto sería la base de un Tratado de paz que garantice que esta y la diplomacia reemplacen en forma estable al actual clima de agresiones y de guerra. Pero EU no respondió.

La guerra era inminente y los siervos de la UE competían por figurar al lado del amo en ese regalo de más dinero, armas, municiones, barcos y aviones a los ucranianos. Francia y Alemania fueron la excepción. Esta no envió armas a Ucrania, pues pese a la docilidad de su nuevo gobierno, se opone al disparate de sacar a Rusia del Swift y necesita el gasoducto. Francia porque se muestra renuente. Para el resto fue como contribuir a una piñata y todos aportaron chatarra. Me recordó los tres barcos de Menem en la Guerra del Golfo. El caso más servil fue el de España, que envió barcos a estorbar en el Mar Negro y ofreció unos inútiles aviones que, como mostró Luis Gonzalo Segura, eran para enfrentar a Marruecos.

El resultado fue que el super armado gobierno de Ucrania planease atacar el Donbass, lo que Rusia, pese a su serenidad, pacifismo y búsqueda de una solución diplomática no podía aceptar. Apoyado en el belicismo yankee, el nazismo ucraniano se creía capaz de vencer a Rusia, olvidando que esta, cuyo poderío militar es superior al de EU, podía destruir su país en cosa de horas o de días.

Y de pronto todo se paró.

Y esta vez no fue el amo el que decidió parar, porque mientras EU seguía amenazando a Rusia con bravuconadas y sanciones aplastantes que ya no tienen el poder de antes, el gobierno ucraniano reaccionó. Y lo hizo al descubrir que mientras impulsaba la guerra en Ucrania, EU sacaba a toda prisa de esta a su personal diplomático y a sus ciudadanos. Como en Afganistán. Ante eso, viendo que la actitud de EU conducía a la destrucción de su país, el gobierno ucraniano se asustó, dijo al fin la verdad y declaró que Rusia no amenazaba a Ucrania y que no había peligro de guerra.

Y fue entonces que EU tuvo que reaccionar. Y Biden, que había despreciado las sensatas propuestas diplomáticas de Rusia para evitar la guerra volviendo a la diplomacia y a las normas de la ONU, se vio forzado a responderlas mientras seguía hablando de guerra, de amenaza rusa, y enviando más armas y espías a Ucrania. Ordenó a Blinken declarar al respecto tratando de manipular la situación, aceptando unas propuestas rusas e ignorando las principales. Y Blinken debió entonces reunirse con la UE y esta se vio obligada a matizar su servilismo. Hay confusión. Francia y Alemania cuestionan esa guerra, no son amigas de expandir la OTAN, y Alemania no ha enviado armas ni dinero. Italia sigue servil, los países bálticos, arrastrados como siempre. Pero todos, siguiendo a Ucrania, llamaron ahora la atención sobre la conveniencia de la paz. Y hasta el más servil de todos, que fue España, en la persona del reptante Borrell, se atrevió a decir algo, llamando a la calma a Blinken. Pero si no se aceptan las propuestas de paz de Rusia, esta calma es ficticia y provisoria porque Blinken reiteró la vocación expansiva de la OTAN y Biden repitió ayer que enviará más tropas a Europa oriental. De modo que intentar definir el cuadro que de esto se perfila tendría que ser tema de otro artículo.