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Para la mayoría de la ciudadanía, esa madrugada del 4 de febrero de 1992 era otra más. Inicios de una semana de actividades rutinarias de estudios y trabajo. Pero en distintos cuarteles del Ejército las orugas de los tanques se movían fueran de sus recintos para dirigirse hacia las instalaciones que representaban el poder establecido y poner fin a décadas de injusticias sociales, pobreza y corrupción. El presidente Carlos Andrés Pérez (CAP) desechó la advertencia, sin imaginarse que la historia estaba por partirse en dos.
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“ASUMO LA RESPONSABILIDAD”. Casi nadie lo conocía, pero a partir de sus cortas palabras, su “por ahora” y el calificativo de “bolivariano” hizo que la gente empezara a admirar al comandante Hugo Chávez.
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TANQUES EN EL CENTRO DE CARACAS. Los Comacates movieron sus unidades en Caracas, Maracaibo, Valencia y otras ciudades.
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MIRAFLORES ERA EL OBJETIVO. Los líderes de la rebelión militar establecieron que buscaban desalojar del poder al presidente CAP.
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JORNADA LABORAL. Muchas personas no se enteraron de lo que pasaba en los cuarteles y salieron de sus casas a trabajar, pero la rebelión militar los sorprendió en las calles.
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JUVENTUD MILITAR. El alto mando militar no estaba comprometido, los alzados formaban parte de los bandos medios y bajos del Ejército.