Memoria Histórica / RevolucionariosCamilo Torres Restrepo.

Fernando Bossi  

Promediando los años 60, en una entrevista realizada para un medio de comunicación masivo, Camilo afirmaba; “Descubrí el Cristianismo como una vida centrada totalmente en el amor al prójimo; me di cuenta que valía la pena comprometerse en este amor, en esta vida; por eso escogí el sacerdocio para convertirme en un servidor de la humanidad.

Fue después de esto cuando comprendí que en Colombia no se podía realizar este amor simplemente por la beneficencia sino que urgía un cambio de estructuras políticas, económicas y sociales que exigían una revolución a la cual dicho amor estaba íntimamente ligado”.Jorge Camilo Torres Restrepo había nacido en Bogotá, el 3 de febrero de 1929, en el seno de una familia acomodada.

Terminados sus estudios del nivel medio, Camilo entró en el Seminario Conciliar de Bogotá, donde permaneció siete años. En 1954 viajó a Bélgica a estudiar sociología en la Universidad de Lovaina y cuatro años después se graduó con el trabajo “Una aproximación estadística a la realidad socioeconómica de Bogotá”.En 1959 regresó a Bogotá y fue nombrado capellán de la Universidad Nacional. Allí, junto con Orlando Fals Borda, fundó la Facultad de Sociología en 1960.

Pero su tarea mayor en esos momentos, fue la vinculada al contacto directo con los sectores populares y obreros de Bogotá, principalmente en el barrio Tunjuelito.Apenas un año después comenzaron los problemas con el cardenal Concha Córdoba.

El alto clero veía con malos ojos la actividad desarrollada por Camilo, y más mal aún su forma de pensar y predicar. A esa alta jerarquía le molestaba que Camilo fuera auténticamente cristiano ¡tanto cristianismo lo asustaba! Presionado y hostigado por Concha Córdoba, en 1965 Camilo renunció al sacerdocio.

Aunque supo aclarar en su oportunidad: “Yo he dejado los privilegios y deberes del clero, pero no he dejado de ser sacerdote. Creo que me he entregado a la Revolución por amor al prójimo”.

Ese año, con el Frente Unido del Pueblo, protagonizó numerosas manifestaciones y actos públicos. Su compromiso con el pueblo ya era irreversible.

En 1965 se incorporó al Ejército de Liberación Nacional (ELN). EL guerrillero-sacerdote murió en combate el 15 de febrero de 1966. Dijo Camilo Torres: “…

la Revolución no solamente es permitida sino obligatoria para los cristianos que vean en ella la única manera eficaz y amplia de realizar el amor para todos”.