XIN CHÀO | El lobo del hombre

Ángel Miguel Bastidas

En un documental de Telesur/Kandela Film (2006), sobre la lucha guerrillera de la década de los 60 del siglo pasado, Luis Correa (1943/2010), quien fuera comandante de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) en Caracas, mencionó la curiosa expresión “El hombre es el lobo del hombre”, que unos atribuyen a Thomas Hobbes, y otros a un poeta romano, de nombre Plauto, para referirse a la degradación moral del individuo en diferentes circunstancias.

Correa que trascendió como comandante Gregorio, analizaba ante las cámaras la debacle del destacamento “Livia Gouverneur” en 1964, producto de las delaciones de los exguerrilleros Federico Debois (el francesito) y el dominicano Melinton Puertola (Carmelo), quien para el momento era comandante de destacamento. Durante operativos de la Disip y el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA) fueron capturados 77 combatientes de las FALN, lo que significó la desaparición del Livia. Para el momento el grupo más activo de la guerrilla urbana.

Con voz quebrada frente a la cámara, estas fueron las palabras de Correa: ”El hombre es el lobo del hombre”. Se refería el comandante Gregorio, a la degradación del hombre cuando no tiene principios, cuando prefiere entregar al camarada, para salvar el pellejo.

Por el impacto y significado mundial que tuvo la guerra en Indochina, podría pensarse que la corrupción no impactó a la administración socialista de Vietnam, como a otros, sobre todo a los gobiernos capitalistas.

Hoy las cárceles vietnamitas albergan cientos de condenados a cadena perpetua, por malversación de fondos oficiales, como el caso de la ex jefa de la Sección de Gestión de Riesgo del Banco accionista de Industria y Comercio de Vietnam (Viettinbank), Huỳnh Thị Huyền Như.

Un caso más cercano de la degradación humana, fue la detención y posterior fusilamiento en Cuba (1989) del general más condecorado para el momento en la isla, Arnaldo Ochoa, un veterano de la campaña cubana en Angola.

Y nuestra revolución no es la excepción. Es el caso más reciente de la implicación de alcaldes y alcaldesas, diputados, y autoridades militares en el Zulia, Falcón, Anzoátegui y el estado Bolívar, en tráfico de drogas y de combustible que, sin duda alguna, llama a la reflexión y a tomar medidas a corto y largo plazo. No basta encarcelar a los implicados, porque la realidad ha demostrado que el sistema de justicia continúa contaminado.

También es urgente retomar y fortalecer el sistema de misiones, en materia de educación y formación (Ribas y Sucre), seriamente golpeadas por la burocracia, la corrupción a lo que se ha sumado, la pandemia.

¿Escuela de buen gobernante contra la corrupción?

Durante su juramentación como gobernador, Freddy Bernal consideró la necesidad de establecer un centro de formación donde puedan estudiar y prepararse los auténticos funcionarios.

Suena bien el proyecto dado a conocer por la nueva autoridad tachirense, aunque no adelantó ideas sobre el pensum de lo que sería una escuela de gobierno. En su tiempo de alcalde de Caracas, Bernal manejó esa idea desde la Asociación de alcaldes Bolivarianos de Venezuela (Abodave).

Partiendo de las reflexiones del Libertador y Simón Rodríguez, quienes insistieron en la formación de republicanos para poder hacer repúblicas: “Nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza”, una expresión premonitoria, a la luz de lo que ha pasado en los países pobres desde que los conquistadores españoles asaltaron a la Abya Yala.

Numerosas son las experiencias de países socialistas, que han puesto en marcha programas de formación política de sus militantes, para combatir desde abajo, casos de corrupción y degradación humana, como los de Rafael Ramírez y líderes de diferentes niveles.

Es el caso de la Unión Soviética, donde funcionaron academias de formación política, dirigidos a militantes de los partidos comunistas de todo el mundo, igualmente el caso de Cuba donde está vigente la Escuela Superior del Partido Comunista “Ñico López”.

En Vietnam existe una larga experiencia de 77 años, desarrollada por la Academia Política Hồ Chí Minh, que hoy posee sedes en las principales ciudades como Hanoi, Đà Nẵng y Ciudad Hồ Chí Minh. Cinco años antes del nacimiento del Partido Comunista, el propio líder vietnamita improvisaba cursos ideológicos, por aldeas y montañas norteñas cual academia itinerante, para la formación política dirigida, a los combatientes.

Hoy el pensum de estudio está orientado, a subdirectores de departamentos o presidentes del Comité del Poder Popular Municipal (alcaldías) hasta viceministros, para la formación política a nivel medio, para cuadros bajos, impartidos en las escuelas provinciales (estadales) del partido.

Creemos que la clave para enfrentar definitivamente la inmoralidad política, que en última instancia termina golpeando al pueblo llano, es la conjunción de bolivarianismo y el marxismo. En esa dirección, el Tío Ho expresó en su momento: “Existen muchas teorías y doctrinas, no obstante, la más legítima, segura y revolucionaria es el leninismo”.

Ángel Miguel Bastidas G.