El país de Europa Oriental es un territorio clave para los mercados globales
del Día 9
La confrontación en proceso
ha expuesto la dependencia
de los suministros de gas y petróleo
rusos y la vulnerabilidad de muchos
países dentro y fuera de la Unión
Europea
T/ Eder Peña-Misión Verdad
F/ Cortesía
Los hechos que ocurren a raíz de la
operación militar rusa en Ucrania
han impactado al sistema agrourbano-industrial, lo usual es que se
cumple de nuevo el llamado efecto mariposa y lo nuevo es que una grieta estructural parece transformarse en quiebre
irreversible.
Nuestra moderna civilización industrial, basada en la guerra contra la naturaleza, ha vuelto a cimbrar a manos
de la agudización de ese mismo imaginario de tierra arrasada. De nuevo el
saldo de vidas perdidas y sufrimiento
a la población se vería ampliado por
la amenaza que implican los hechos al
sustento de varios millones de personas
que viven a muchos miles de kilómetros
de distancia.
Los llamados Sistemas Alimentarios,
término acuñado recientemente por el
Foro Económico Mundial para promover
el avance a gran escala de la “Agricultura 4.0”, estaban viendo surgir problemas desde antes de la pandemia por su
insostenibilidad agudizada por la crisis
climática.
El casi cantado colapso de estos sistemas basados en el agronegocio entró a
escena con la inflación y la crisis geopolítica y, lo que parecía asintomático para el
Norte Global, hoy se traduce en aumentos
de precios y problemas de escasez de suministros en las tiendas de comestibles y
las cadenas de supermercados. Expertos
dicen que es posible que estos problemas
no desaparezcan… durante años.
RUSIA Y UCRANIA
El crecimiento de las energías renovables como la solar y la eólica en Europa
no oculta el debate sobre su viabilidad
en el marco del mismo imaginario de
crecimiento infinito que se ha impuesto
desde ese mismo continente. Los combustibles fósiles aún representan el
80 por ciento del consumo mundial de
energía y las energías renovables, que
dependen de insumos de combustibles
fósiles, también se ven afectadas por la
crisis energética.
La confrontación en proceso ha expuesto la dependencia de los suministros
de gas y petróleo rusos y la vulnerabilidad de muchos países dentro y fuera de
la Unión Europea (UE). Incluso Estados
Unidos importó alrededor del 8 por ciento de los combustibles líquidos de Rusia
en el año 2021 pero el pasado 8 de marzo,
prohibió las importaciones de petróleo,
carbón y gas rusos para reducir el impacto en los suministros y consumidores
globales.
Rusia es uno de los principales productores de fertilizantes que, con la
imposición de medidas coercitivas unilaterales (MCU) por parte del eje euroatlántico (Estados Unidos, Reino Unido y
la UE), ha ordenado a sus productores
que reduzcan sus exportaciones, lo que
aumenta el miedo de estos a quedarse
sin existencias.
Por otra parte, además de ser un importante exportador de cereales y oleaginosas, como trigo, maíz o girasol, Ucrania cuenta con un volumen significativo
de gas, petróleo y uranio, también posee
las mayores reservas de litio y tierras raras de todo el continente europeo. Se trata de un territorio clave para los mercados globales, tanto para el megaproyecto
euroasiático de infraestructuras conocido como la Ruta de la Seda, como para
el tránsito de los hidrocarburos rusos a
través de los dos grandes sistemas de gasoductos que conectan Rusia con Europa
Occidental.
ESPIRAL DE ESTALLIDOS
ENCADENADOS
Eventos en serie se desarrollan y parecieran anunciar una tormenta perfecta:
- Los temores de que los agricultores
ucranianos no puedan cosechar en la
primavera de este año han agravado las
preocupaciones sobre la oferta. - Los precios del trigo en los mercados
de futuros aumentaron antes de la invasión de Rusia, ya eran altos debido a las
interrupciones en la cadena de suministro causadas por la Covid-19 y eventos
climáticos, se mantienen altos y volátiles
luego del inicio de la operación militar
rusa, cotizan de manera errática en los
límites diarios. - Varios gobiernos están restringiendo las exportaciones de granos y otros
alimentos clave en un esfuerzo por mantener los suministros internos y limitar
los aumentos de precios. - Dichos controles de exportación pudieran desencadenar una espiral de aumentos de precios y nuevas restricciones
como ocurrió en la crisis alimentaria de
2010-2011, según el Banco Mundial. - África ya está sufriendo por la pérdida de acceso al trigo de Ucrania.
- Las exportaciones de maíz y cebada a China se han visto interrumpidas.
Un mercado de semillas oleaginosas ya
ajustado ahora está amenazado por la
pérdida del aceite de semilla de girasol
ucraniano. - India ha pedido a Indonesia que suavice sus restricciones a las exportaciones
de aceite de palma. - Las reacciones en distintos puntos
del planeta no se han hecho esperar,
algunos ejemplos puntuales: - Cerca de 100 mil granjas italianas están a punto de cerrar debido a los altos
costos de producción. - Cientos de agricultores griegos, algunos con tractores, protestaron en Atenas
exigiendo más recortes de impuestos y
subsidios para combatir los altos precios
de combustibles y fertilizantes. - Manifestaciones callejeras que alguna vez estuvieron confinadas a la capital
de Sudán, Jartum, se han extendido y
echado raíces a causa del aumento significativo en los precios de los productos
básicos, especialmente el combustible,
además del deterioro del valor de la libra
sudanesa frente a otras monedas. - Decenas de pescadores protestaron
contra la subida del precio del combustible en el puente internacional del
Guadiana entre España y Portugal. - Una protesta organizada por sindicatos en Yakarta apunta al aumento del
precio del aceite de cocina, aunque Indonesia es el mayor productor mundial
de aceite de palma, este año los precios
minoristas han aumentado hasta en un
40 por ciento.
Algunas acciones en distintos polos
geopolíticos dan pistas de la gravedad
del asunto: - Varios gobiernos de Asia Central,
cuyas economías son fundamentalmente mineras y energéticas, han destacado
la necesidad de entrar en el campo de la
producción de alimentos, ya que tanto el
cierre por la Covid-19 como el actual conflicto ruso-ucraniano han demostrado
las enormes vulnerabilidades en la cadena alimentaria mundial, exacerbadas
por la privatización de la producción de
alimentos. - La Comisión Europea se habría reunido el lunes pasado para debatir sobre
ayudas directamente a nivel nacional
por parte de los diferentes gobiernos de
la UE, otras ayudas al almacenamiento privado de carne de cerdo, el uso de
la reserva de crisis o la posibilidad de
cultivo en barbecho, afirmó el ministro
francés de Agricultura y Alimentación,
Julien Denormandie. A la guerra se han
sumado problemas como la subida de los
precios de la energía o de los piensos, la
crisis del sector porcino y, en el caso de
España, la sequía.
CUANDO LA ESPIRAL SE
CONVIERTE EN ENCRUCIJADA
La dimensión climática de la crisis
global es apenas un síntoma, pero no es
menor porque mayorías excluidas se ven
afectadas por consecuencias nefastas
como la subida del nivel del mar, alteraciones en los ecosistemas, fenómenos
meteorológicos extremos, migraciones
masivas, acidificación de los océanos y
degradación de tierras agrícolas.
El país de Europa Oriental es un territorio clave para los mercados globales
ENCRUCIJADA ALIMENTARIA DESDE UCRANIA SE ACELERA LA CRISIS DE TODO
Sin embargo, otras dimensiones de
dicha crisis tienen que ver con el comportamiento errático de los precios de
energía, alimentos y materias primas a
causa del agotamiento de sus fuentes, lo
que limita la base física de actuación del
capitalismo debido a sus factores: - Coyunturales. Como los conflictos
bélicos y sanciones, especulación. - Estructurales. Mercados energéticos corporativizados, desinversiones en
energía fósil por falta de rentabilidad,
escasez de oferta (petróleo, fosfatos, minerales metálicos, tierra fértil, etc.) y la
creciente demanda.
En este último grupo de factores hay
que señalar que, aunque se habla de una
supuesta desmaterialización de la economía con la franquiciada transición
verde, el sistema agro-urbano-industrial está pasando de la dependencia de
la energía fósil a una multidependencia
que incluye los minerales metálicos porque no cuestiona a fondo su voracidad de
consumo físico.
El pasado 11 de marzo, el Programa
Mundial de Alimentos (PMA) de las
Naciones Unidas publicó un informe
sobre las “Implicaciones del conflicto
en Ucrania para la seguridad alimentaria”, afirmando que “llega en un momento de necesidades humanitarias
sin precedentes, ya que un anillo de
fuego rodea la tierra con impactos climáticos, conflictos, Covid-19 y costos
crecientes que acercan a millones de
personas a la inanición”.
Según la Organización Mundial de
Comercio (OMC), Rusia y Ucrania representan un modesto 2,2% del comercio
mundial de bienes pero el mencionado
informe de la FAO aclara que producen
y “suministran el 30 % del trigo y el 20
% del maíz a los mercados mundiales”,
representan 3/4 del suministro mundial
de girasol y 1/3 de la cebada mundial. Estas pocas especies vegetales conforman
la dieta principal de un sector amplio
de la especie humana y de la ganadería
industrial, sobre todo en muchos países
que carecen del agua, el suelo y las condiciones climáticas para producir todos
los alimentos que necesitan u otros en
los que los conocimientos agrícolas han
sido erosionados o desplazados.
Además, los puertos del mar Negro
han estado inactivos desde que Rusia bloqueó las exportaciones a través de ellos,
por lo que “[u]n estimado de 13,5 millones de toneladas de trigo y 16 millones de
toneladas de maíz” estén “congelados en
estos dos países” ya que estos granos no
pueden ser transportados fuera de la región. Asimismo las 2.745 MCU impuestas
a Rusia han reducido drásticamente el
volumen mundial disponible de trigo.
LA NORMALIDAD YA
ES LA CRISIS DE TODO
El retorno a la normalidad luego del
Covid-19 quizás nunca ocurriría, pero
hoy en día la prensa y muchas vocerías
políticas hablan de que se ha ralentizado debido a esta confrontación que parece sorprenderles. Lo cierto es que hasta
el Banco Mundial finge preocupación
mientras la ONU advierte que “En los
próximos 30 años, el suministro de alimentos y la seguridad alimentaria se verán gravemente amenazados si se toman
pocas o ninguna acción para abordar el
cambio climático y la vulnerabilidad del
sistema alimentario”.
A la vez que augura una crisis por falta de trigo ucraniano, Europa convierte
10 mil toneladas de trigo en etanol, un
biocombustible para vehículos, esto es
el equivalente a 15 millones de bollos de
pan de 750 gramos. Se suman otros rubros como el maíz, cultivos azucareros y
cereales como la cebada y el centeno que
conforman el 96 por ciento del bioetanol.
El 78 por ciento del biodiésel que se produce en Europa proviene de la soja, la
palma, la colza y el girasol.
Un sistema maltrecho quema comida
como parte del guion en el que el modelo
agroindustrial globalizado fuerza a las
mayorías a comer petróleo. Así funciona
la petrodependencia alimentaria: - Los fertilizantes se fabrican a partir
del gas natural, cuyo disparo de precios
ha hecho triplicar el precio del amoníaco
en los últimos 12 meses. Rusia y Bielorrusia son el segundo y tercer proveedor
de potasa y sufren sanciones de origen
euroatlánticas. China detuvo exportaciones de fosfato el año pasado en un
esfuerzo por garantizar un suministro
interno adecuado. - Los pesticidas y herbicidas se derivan del petróleo, el glifosato (Roundup)
es el herbicida más utilizado en el mundo aunque se ha relacionado con ciertos
tipos de cáncer de la sangre, fue inventado por Monsanto (actual propiedad de
Bayer) durante los 70s y muchos de sus
ingredientes son similares a los de los
fertilizantes. - El combustible diésel es la médula
energética de la mecanización agrícola
y del transporte, su consumo aumentó a
un nuevo máximo histórico en el cuarto
trimestre de 2021 así como la demanda
de transporte para aliviar los problemas
de la cadena de suministro. - El suministro de propano, actualmente en cifras bajas, está asociado al
secado de granos adecuado para el almacenamiento, cientos de millones de toneladas de trigo, maíz, soja, arroz y otros
cereales como sorgo, semillas de girasol,
colza/canola, cebada, avena, etc., se secan para reducir su humedad desde alrededor del 17-30 por ciento peso/peso (p/p)
hasta valores entre el 8 y el 15 por ciento
p/p, dependiendo del grano. - Los fantásticos rendimientos de los
años anteriores, base de la supuesta capacidad de la agroindustria para alimentar
a ocho mil millones de personas, parten
de la aplicación de productos sintéticos
que crean dependencia y privatización
tanto tecnológica como alimentaria. - El costo de los fertilizantes ya se estaba duplicando en todo el mundo antes
del pasado 24 de febrero, debido a la triplicación / sextuplicación de los precios,
muchos agricultores de todo el mundo no
podrían comprar suficiente fertilizante
para sus cultivos este año. - La producción de petróleo convencional (es decir, fácil de conseguir y barato)
alcanzó su punto máximo a nivel mundial en 2005, esto disparó sus precios hasta que la economía se desplomó en 2008. - Después de una década de lucha por
mantener el ritmo de la demanda, y de
añadir a la mezcla tantos recursos no
convencionales (caros y difíciles de conseguir) como fuera económicamente posible, la producción mundial de petróleo
alcanzó su máximo y empezó a descender de nuevo a finales de 2018. - En 2022 la producción de petróleo
todavía no ha alcanzado los niveles anteriores a la pandemia, la mayoría de los
países productores de petróleo de todo el
mundo han continuado su largo descenso por su curva de agotamiento, mientras
que otros han utilizado sus capacidades
de reserva para llenar el vacío.
La llamada crisis de todo ocurre en el
paradójico momento en que la sequía comienza a hacer estragos en Estados Unidos, donde el llamado “trigo de invierno” está en muy mal estado debido a la
sequía extrema, en estados acoplados al
monocultivo agroindustrial como Kansas, Oklahoma y Texas.
Un solo ejemplo de por dónde va la crisis climática: se esperan condiciones entre anormalmente secas y excepcionales
en el 60 por ciento del país norteamericano a medida que comienza la primavera, esto implica poca o ninguna lluvia
para ciertas partes del oeste hasta junio.
También para ese lapso se esperan
temperaturas superiores al promedio
desde el suroeste hasta la costa este
y el norte hasta el medio oeste, según
una nueva perspectiva publicada por
la Administración Nacional Oceánica
y Atmosférica (NOAA).
Por otra parte, la misma escasez de
chips que restringe la producción de
automóviles ha afectado a la industria
de equipos agrícolas, lo que dificulta la
obtención de nuevos equipos y repuestos.
Pero además, los agricultores estadounidenses también compiten con otros sectores por un grupo limitado de mano de
obra, esto ocasiona que la brecha entre
las ofertas de trabajo y los trabajadores
desempleados pero dispuestos en todo
el país continúa ampliándose. Los contextos varían en todo el mundo pero la
realidad se viraliza debido al control e
influencia que aún mantiene Estados
Unidos sobre la economía alimentaria
mundial.
LAS DISPUTAS QUE VIENEN
Si la guerra ya ha sido una manera de
empeorar tantos indicadores económicos
y ambientales las sanciones, que son otra
arma de guerra no menos cruel, se unen
a este espiral de colapso civilizatorio.
Si los conflictos geopolíticos se siguieran resolviendo por la vía sancionaria nada podría detener el proceso
inflacionario y del agotamiento de
energía y materiales. A ello se suma la
inacción institucional de los Estados
(en proceso de desvalijamiento permanente) frente al poder corporativo y el
posicionamiento de una “economía de
guerra globalizada” que justifica cada
descarga de shock neoliberal, autoritario, violento y lesivo para las mayorías
trabajadoras. De esta manera la espiral de estallidos no solo no se enfrenta,
sino que se recrudece.
Se avizoran disputas enconadas por la
moneda internacional de intercambio, la
gestión del sistema financiero, la garantía de mercados preferentes vía tratados
de comercio e inversión y la captura de
los principales nichos de mercado del
capitalismo verde y digital (energías
renovables, inteligencia artificial, 5G,
vehículo eléctrico, etc.).
Otra disputa medular sería por los recursos físicos necesarios para sostener
el imaginario de crecimiento, esta se
centra tanto en la energía fósil y renovable como en las fuentes de materiales
necesarios para impulsar el capitalismo
verde y digital (litio, cobalto, fosfatos, tierras raras, níquel, cobre, etc.).
La disputa, que define el conflicto rusoucraniano y la participación de Estados
Unidos vía OTAN, es por las garantías de
seguridad de cada bloque y la búsqueda
de equilibrios geopolíticos, de allí que lo
militar entre a fo