Misión Verdad.
21 de marzo 2022.
Con 16 meses de retraso, The New York Times (NYT) ha confirmado que los correos que incriminan a Hunter Biden, hijo de Joe Biden, en casos de corrupción en Ucrania son auténticos. Otros medios y periodistas estadounidenses habían hecho lo propio a finales de 2020, pocas semanas antes de que dieran lugar las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
La historia es conocida debido a una publicación de The New York Post del 14 de octubre de 2020: Hunter Biden dejó una laptop en un taller de reparación electrónica en Delaware, en 2019, de donde fueron extraídos los documentos que lo muestran en un agenciamiento de tráfico de influencias durante los años en que Joe Biden era vicepresidente de Estados Unidos cuando el mandato Obama.
Los correos evidencian a un Biden hijo usando el apellido familiar para lograr ventajas políticas en relación a la empresa energética ucraniana Burisma, de la que a partir de 2014 el mismo Hunter recibiría aproximadamente 50 mil dólares en salario como supuesto miembro de la junta directiva.
Cuenta el Post:
Un correo electrónico anterior de mayo de 2014 también muestra a [Vadym] Pozharskyi, supuestamente el ejecutivo número 3 de Burisma, pidiendo a Hunter «consejos sobre cómo podrías utilizar tu influencia» en nombre de la empresa.
La correspondencia, que contradice la afirmación de Joe Biden de que «nunca he hablado con mi hijo sobre sus negocios en el extranjero», está contenida en un enorme tesoro de datos recuperados de una computadora portátil.
El reporte del medio estadounidense afirmaba que la laptop estaba en poder del FBI desde diciembre de 2019, pero antes el dueño de la tienda en cuestión le entregó una copia del disco duro al abogado del exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, quien forma parte del círculo político-financiero cercado al trumpismo.
Sin embargo, a pesar de que las pruebas emergieron, miembros y exmiembros de la «comunidad de inteligencia» de Estados Unidos y medios afines a la vocería del Partido Demócrata (NYT, The Washington Post, CNN, etc.) desacreditaron el reportaje calificándolo de «desinformación rusa» que solo estaba sirviendo al «peón del Kremlin» que supuestamente era Donald Trump, candidato republicano a la reelección presidencial.
Recordemos que la exclusiva del Post fue incluso censurada por las principales corporaciones del Big Tech como Facebook y Twitter, que no permitían compartir la noticia, dándole un espaldarazo a la candidatura de Biden de manera frontal al mismo tiempo que otras fuentes, como las del periodista Glenn Greenwald, confirmaban la autenticidad de los correos electrónicos.
El «caso Burisma» fue «cancelado» por los principales medios y plataformas digitales de Estados Unidos y Occidente en general para no manchar el nombre de Biden en la carrera por la presidencia estadounidense.
TRÁFICO DE INFLUENCIAS Y CORRUPCIÓN
Citamos el reporte del Post para tener un mayor panorama del tráfico de influencias por parte de Joe Biden como el número 2 del expresidente Barack Obama:
Menos de ocho meses después de que Pozharskyi agradeciera a Hunter Biden que le hubiera presentado a su padre [en Washington, D.C.], el entonces vicepresidente admitió haber presionado al presidente ucraniano, Petro Poroshenko, y al primer ministro, Arseniy Yatsenyuk, para que se deshicieran del fiscal general Viktor Shokin, amenazando con retener una garantía de préstamo estadounidense de 1 mil millones de dólares durante un viaje a Kiev en diciembre de 2015.
«Los miré y dije: Me voy en seis horas. Si el fiscal no es despedido, no tendran el dinero», se jactó infamemente Biden ante el Consejo de Relaciones Exteriores en 2018.
«Pues bien, hijo de puta. Lo despidieron».
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Shokin ha dicho que, en el momento de su despido, en marzo de 2016, había hecho «planes específicos» para investigar a Burisma que «incluían interrogatorios y otros procedimientos de investigación de delitos a todos los miembros de la junta ejecutiva, incluido Hunter Biden».
Joe Biden ha insistido en que Estados Unidos quería destituir a Shokin por su preocupación por la corrupción [de Shokin], que era compartida por la Unión Europea.
Mientras tanto, un correo electrónico fechado el 12 de mayo de 2014 -poco después de que Hunter Biden se incorporara a la junta de Burisma- muestra a Pozharskyi intentando que utilizase su influencia política para ayudar a la empresa.
El reporte informa que los administradores de la empresa intentaron pagarle dinero al contado a Shokin de manera infructuosa antes de que Pozharskyi le pidieran a Hunter Biden usar su influencia política, y por ende la de su padre, para detener el proceso contra Burisma y sus gestores. Todo esto se encuentra descrito en los e-mails.
Esto no detuvo el comienzo de una investigación penal en 2018 por parte del FBI para dilucidar si Hunter Biden cometió crímenes como fraude de impuestos o lavado de dinero o si ejerció lobby en Washington para una firma extranjera de un modo ilícito. No se han presentado cargos hasta el momento, y por cómo va la guerra en Ucrania, es muy probable que nada suceda. Al menos por ahora.
Volvemos a citar al medio estadounidense:
Hunter Biden respondió diciendo que estaba con Archer en Doha, Qatar, y pidió más información sobre «las acusaciones formales (si las hay) que se están haciendo contra Burisma».
«¿Quién está en última instancia detrás de estos ataques a la empresa? ¿Quién en el actual gobierno interino podría poner fin a estos ataques?», añadió.
El intercambio se produjo el mismo día en que Burisma anunció que había ampliado su consejo de administración con la incorporación de Hunter Biden, que fue puesto a cargo de su «unidad legal y proporcionará apoyo a la empresa entre las organizaciones internacionales», según un comunicado de prensa que ya ha sido borrado del sitio web de Burisma.
Hunter Biden se incorporó al consejo de administración en abril de 2014, según varios informes.
«Si se promulga, esta ley mataría de raíz a todo el sector privado de producción de gas», escribió Pozharskyi.
En el correo electrónico del 24 de septiembre de 2014, Pozharskyi también dijo que «iba a compartir esta información con la embajada de Estados Unidos aquí en Kiev, así como con la oficina del señor Amos Hochstein en Estados Unidos».
En definitiva, se intentó usar el poder estadounidense y su influencia a favor de una compañía energética ucraniana, lo que en casi cualquier país califica de corrupción en múltiples formas.
Con la operación militar especial de la Federación Rusa en Ucrania emerge de nuevo este tema, teniendo en cuenta los intereses corporativos de la familia Biden en ese país. El NYT administra un control de daños que espera no repercuta en su «prestigio» como velado portavoz de la «comunidad de inteligencia» estadounidense ante la lectoría colectiva en Occidente.
Sin embargo, los medios estadounidenses se evidencian como cómplices de lo que Greenwald denomina «un gigantesco fraude» que trajeron consecuencias políticas en torno a «las verdades fundamentales sobre la democracia estadounidense que revela este espectáculo de mal gusto». Dice el periodista brasileño-estadounidense:
Lo que esto significa es que, en los días cruciales que preceden a las elecciones presidenciales de 2020, la mayoría de los medios corporativos difundieron una mentira absoluta sobre el reportaje de The New York Post con el fin de engañar y manipular al electorado estadounidense. Significa que los monopolios del Big Tech, junto con Twitter, censuraron esta historia basándose en una mentira de «la comunidad de inteligencia». Significa que la promesa de Facebook de su agente del Comité Nacional Demócrata de que suprimiría el debate sobre la información para realizar una «comprobación de hechos» de estos documentos fue un fraude, porque si se hubiera realizado una comprobación honesta, habría demostrado que el decreto de censura de Facebook se basaba en una mentira. Significa que a millones de estadounidenses se les negó la posibilidad de informarse sobre el candidato que lidera todas las encuestas para convertirse en el próximo presidente, y en su lugar se le sometió a un aluvión de mentiras sobre la procedencia (lo hizo Rusia) y la autenticidad (¡desinformación!) de estos documentos.
Aunque desde el Sur Global no sorprende que este «gigantesco fraude» se haya consumado a los ojos de todo el mundo, literalmente, no debe dejarse de mirar al fondo del asunto: Biden Inc. sigue usando su ventaja política en Washington para involucrarse en Ucrania y usando a Rusia («Putin malo, Zelenski bueno») como objeto de criminalización en el contexto, con una trama corporativa que antes tenía de fondo una compañía energética y ahora tiene al partido de la guerra liderando su avanzada.
Fuente: Misión Verdad