Por: Vladimir Acosta |
Las grandes crisis políticas y las guerras a que a menudo conducen, lo revuelven todo. Son sacudidas socio-económicas o político-militares que llevan las rivalidades y oposiciones usuales entre países, soportadas hasta entonces, al virulento plano de costosos y destructivos choques armados, que además suelen cuestionar conceptos político-económicos y culturales hasta entonces arraigados, o al menos aceptados, porque se los empieza a ver como dudosos o incapaces de dar respuesta a los nuevos y conflictivos cuadros de contradicciones que esas crisis revelan, sobre todo al convertirse en guerras que las llevan a niveles incontrolables y explosivos.
Pero siendo la mentira parte usual de toda guerra, su primera víctima, como se afirma a menudo con razón, para orientarse en cualquier guerra, para ubicarse en ella descubriendo los verdaderos intereses en juego y asumir una posición justa, se requiere por sobre todo contar con medios de información en los que no ocurra que la verdad sea también la primera víctima, como en la guerra; esto es, contar con verdadera libertad de prensa y opinión, accesible a todos y todas y no solo con la de medios que son parte central del poder de uno de los países que se enfrentan, de modo que, apoyados en hechos y no en mentirosa propaganda, sea posible a esos medios y sobre todo a los que se informan por ellos, disponer de la información necesaria para asumir posición, cualquiera que sea, basada en hechos reales y no en burdas falsedades.
No obstante, aun siendo cierto, lo dicho se queda corto y empobrece al compararlo con el terrible cuadro conflictivo que la crisis mundial actual y la confusa guerra de Ucrania en que esa crisis se concreta, mantienen vivo ante nuestros ojos. Y es que ese cuadro conflictivo y esa guerra llevan el usual revolverlo todo a todos los planos posibles y a alcanzar, como ha alcanzado, su máxima e inesperada plenitud. Este es el primer rasgo que explica su complejidad porque en ella y en la guerra de Ucrania se implican potencias nucleares y porque los resultados de esa guerra incidirán de modo inevitable sobre el venidero cuadro geopolítico mundial que se viene abriendo paso. Pero el otro rasgo, tan importante como el anterior, tiene que ver con la hegemonía mundial de una de las potencias implicadas en esa guerra y con el hecho de que ella, Estados Unidos (EU) controla y es dueña de todos los organismos internacionales y medios de comunicación del planeta, en los que impone su absoluta voluntad. De modo que esos medios convierten a diario su mentirosa e interesada propaganda en falsas noticias que pasan por única verdad, por única información accesible, y para prohibir y silenciar cualquier medio y opinión que intente enfrentar esas mentiras. Y como esos medios han embrutecido por décadas a la humanidad dejando a la mayoría sin memoria y sin identidad, y debilitando su capacidad de razonar, pueden imponerle sin esfuerzo su voluntad y sus mentiras. En fin, que abrir camino a la verdad no resulta ahora nada fácil.
Eso no significa que no haya espacios mediáticos para decir verdades. Los hay, pero son escasos y carecen del alcance y difusión que tienen los grandes medios con sus fakes. En algunos portales y periódicos críticos es posible publicar y leer artículos y hacer análisis serios y de calidad que informen de verdad y desmientan las mentiras diarias de los grandes medios. Pero también es cierto que en algunos de esos artículos y análisis se cuela a veces parte de las mentiras usuales de los grandes medios lo mismo que ideas propias abstractas sobre la guerra mediante una condena previa de esta que las iguala todas y daña o mutila el análisis concreto que se intenta hacer para entender las peculiaridades de la guerra de Ucrania.
No es fácil entender esta guerra. Si se inicia el análisis condenando en abstracto toda guerra, se iguala a Rusia con EU. Si se acusa a Rusia de agresora y de haber invadido a Ucrania o de querer anexarla no se ha entendido nada y el análisis que se haga será igual al que hacen EU y sus medios. Si para defender a Putin se dice que la invasión de Ucrania fue un serio error estratégico suyo porque Rusia debió esperar y no tomar la decisión de iniciar ese operativo militar con Ucrania, tampoco se ha entendido nada y se ignora tanto el contexto histórico como la situación concreta que forzó a Putin a tomar la decisión que no quería tomar y que tomó por no tener ya alternativa. Y es que la actual guerra de Rusia con Ucrania es una guerra por completo diferente y muestro en seguida por qué la califico de guerra al revés o guerra patas arriba.
–La guerra no es de Rusia contra Ucrania sino de EU contra Rusia usando como agresora a una Ucrania armada, nazi y envenenada de odio antirruso, todo obra suya.
–Rusia no es la agresora sino la agredida tanto por EU, que se niega a reconocer su seguridad y sus fronteras, como por su sierva Ucrania, que la amenaza por orden de EU.
–Rusia no anunció guerra sino un corto operativo militar para desarmar y desnazificar a Ucrania sin afectar a su población civil y garantizando el respeto a militares capturados o rendidos. Y si el operativo se ha prolongado y complicado es porque EU y Europa arman a diario a Ucrania para prolongar la guerra y empantanar a Rusia, a la que quieren destruir, y por la respuesta armada y terrorista de las brigadas nazis que dirigen y controlan la praxis diaria del ejercito ucraniano.
–Rusia no es invasora porque no quiere apoderarse de Ucrania y ha admitido que esta pueda ser miembro de la Unión europea. En toda guerra el malo es el invasor y el bueno el invadido. En este caso Rusia no es mala porque no es invasora y los buenos no son ni pueden ser los asesinos nazis ucranianos que masacran a su propio pueblo para acusar de asesinos a los rusos.
–Rusia no ha entrado a saco en Ucrania como hace EU en sus guerras genocidas, ni ha masacrando población civil. Rusia protege a esta, quiere garantizarle seguridad y darle la posibilidad de huir de la guerra abriéndole caminos protegidos por sus tropas.
–Rusia tiene con la población civil las mejores relaciones. Son los grupos nazis los que se refugian en las ciudades, convierten a su población en rehenes y asesinan a las gentes que han tratado con los rusos para acusar a estos de haberlos asesinado. Rusia ha descubierto y denunciado esos crímenes, que EU y Europa le atribuyen cínicamente a ella.
–Rusia ha liberado el Donbass, de población rusa, pero no intenta integrarlo a Rusia. No quiere territorio ucraniano. Solo que los derechos de esas repúblicas de mayoría rusa sean respetados por el gobierno de Kiev.
Y lo más interesante es que pese a las mentiras de EU y su servil Europa, Rusia ha logrado que esta increíble guerra al revés o patas arriba, que respeta los derechos humanos del otro, consiga lo contrario de lo usual en toda guerra: que los crímenes y masacres de población sean obra del adversario, de los nazis ucranianos que EU y Europa llaman patriotas; y lograr que siga siendo exitosa aun a un costo en víctimas rusas que ha aumentado mucho.
De Bucha solo diré esto. ¿Se acuerdan de My Lay y de Falujah? El montaje torpe y criminal de Bucha es una patraña ideada y montada por Occidente: EU, Ucrania, y Europa para acusar a Rusia, admitida de inmediato por Guterres, Bachelet y el papa, y luego por esos gobiernos serviles que se arrastran a los pies del amo imperial. Dentro de meses o años, cuando se aclare la verdad de esta sucia patraña y sus autores lo celebren con impunidad, quedará quizá (si es que no forjaron otra peor) como el más miserable ejemplo de cómo EU ha conducido esta guerra. Como siempre, eso ya no servirá de nada. Pero lo que cuenta ahora es que Rusia y su original guerra al revés o guerra patas arriba siguen avanzando.
Tomado del diario Últimas Noticias.